eugenioMi Columna
Eugenio Pordomingo (29-4-2005)
Hoy, último sábado de abril, nuestro presidente del Gobierno, ha comparecido ante las cámaras de la televisión y los micrófonos de las emisoras de radio para pedirnos disculpas por los «atascos» que ha habido en las carreteras con motivo de este largo «puente» vacacional. La culpa ha sido del alto nivel de vida -y del clima primaveral- que permite que muchos españoles se vayan de vacaciones. Cuando aconteció lo mismo en invierno, la culpa de que miles de coches  y familias se «estancaran» entre el frío y la nieve, fue del duro clima invernal.

 Estos «atascos» de ahora han sido más duros en la Comunidad de Madrid, donde el 2 de mayo es festivo y, por lo tanto, el «puente» es más largo. Se celebra, celebramos, el levantamiento del pueblo de la Villa y Corte de Madrid contra los franceses. Aquellos gabachos que, con la ayuda de Godoy y el pretexto de secuestrar a Fernando VII -por mí se podían haber quedado con él- entraron a saco en España. Mataron y robaron a mansalva. La respuesta de los españoles fue, excepto algunas minorías, generalizada y valerosa. Algo parecido a lo de Vietnam, Irak, etc. Y es que a un toro le puedes torear, banderillear, picar y hasta matar, pero tocarle las pelotas -con perdón-, no. Eso, sí que no.

Claro, que por entonces los españoles no estábamos embobados con tanta televisión, tanto jueguecito de ordenador, ni ese furor desmedido por consumir, sea lo que fuese.

Pero a lo que vamos. Zapatero, nuestro presidente, ha salido a dar explicaciones del por qué de los «atascos» en nuestras carreteras. Eso sucede en la opulencia. Se imaginan ustedes a cualquier sátrapa africano dando explicaciones al pueblo del por qué del hambre, de la corrupción, del bajo nivel de vida, de la carencia de hospitales y de escuelas. 

Pues nada, que son incapaces de explicar por qué se llega a una situación así. Seguro que si lo hacen, como aquí Zapatero, seguro que senegaleses, marroquíes, nigerianos, cameruneses y un largo etcétera, entenderían la causa de tener que emigrar, abandonar su hogar y a su familia, vender sus escasos bienes, prostituirse en algunos casos, y jugarse la vida, casi siempre, cruzando el estrecho de Gibraltar para llegar a las costas de Canarias o Andalucía. Eso, los que llegan…

Claro, que también a nuestro Presidente se le ha olvidado mencionar que el paro ha subido, lo que pasa es que él ha cambiado los parámetros de evaluación y análisis de la EPA (Encuesta de Población Activa), para que no nos preocupemos por ese aumento. Con la nueva fórmula, no ha habido paro, ha habido creación de empleo. De esta forma trata de evitarnos preocupaciones inútiles. Tampoco nos ha dicho con claridad el lío que se está creando en el País Vasco, con esos nueve diputados del Partido Comunista de las Tierras Vascas, que ya sabemos qué es lo que son y a quién representan. Tampoco nos dice a las claras los nubarrones que se ciernen en torno a la reforma de los Estatutos de las Comunidades Autónomas, en concreto a la de Cataluña, donde una tremenda insolidaridad fiscal está a punto de emerger. La cuestión es que el llamado gobierno «tripartito» quiere cobrar todos los impuestos y ceder al Estado el 50 por ciento. Quieren cobrar el «impuesto de sociedades» de las empresas radicadas en Cataluña, pero resulta que el negoci de esas empresas lo hacen, también, en el resto de España. ¿Dónde, entonces, llena la bolsa La Caixa y sus empresas Repsol, Gas Natural, por no hacer la lista muy extensa?

Zapatero debería decirle a sus socios políticos que el resto de los españoles podríamos no comprar cava catalán -en Madrid se elabora uno extraordinario-, llenar el depósito de gasolina de nuestro vehículo en otra empresa que no fuese Repsol y calentarnos y cocinar con gas que no fuera de Gas Natural, cuando se termine el monopolio, claro.

También debería explicarnos nuestro Presidente, por qué Los Alberto (Alberto Cortina y Alberto Alcocer) no entran de una vez en la cárcel, por robar, como así lo ha sentenciado más de un tribunal. Y que nos diga nuestro Presidente, sin ningún rubor, por qué no apoyamos al pueblo saharaui, al que seguimos teniendo tirado entre las dunas del desierto en campamentos de hambre; que nos diga, también, las razones de por qué no ha presentado un amplio informe en la 61ª Asamblea de la ONU, reunida en Ginebra hace pocas semanas, acerca de la situación de los Derechos Humanos en Marruecos y Guinea Ecuatorial, por ejemplo.

Que nos diga los enormes beneficios de las grandes empresas multinacionales  y bancos españoles, y  por qué nuestros salarios se «congelan», se racionalizan las plantillas laborales y el número de «contratos basura» sigue en aumento.

Que se nos diga que la torre Windsor se ha quemado por una simple colilla de cigarro, que allí no hubo nadie «hurgando» entre papeles en medio del fuego; que se nos diga que fue un mero accidente.

Que nos diga la verdad de todo esto.  Pues los españoles estamos comenzando a estar un poco hartos de unos y de otros…