España
espacioseuropeos.com (24/gibraltar5/2005)
Durante el desarrollo del seminario que, sobre «Fiscalización» se celebró en la Universidad de Comillas la semana pasada, Jiménez Villarejo, ex fiscal anticorrupción, se mostró muy crítico con los «paraísos fiscales», ya que  existe nula -según él-
«tributación y nula información». Pero, el ex fiscal lo fue aún más crítico con los bancos que facilitan «esa operativa». Para él, los paraísos fiscales son «territorios utilizados para ocultar todo tipo de rentas, incluidas las provenientes de actividades delictivas como el terrorismo, el tráfico de armas y drogas».

Otro de los participantes, José María Peláez, Presidente de la Organización Profesional de los Inspectores de Hacienda de España, argumentó que «un puñado de pequeños países tiene en jaque al resto del mundo». Estos países, denominados off shore, por desgracia, están a la orden del día en el sistema bancario, empresarial y personal español. Las islas Cayman, por ejemplo, tienen casi 600 bancos instalados de todo el mundo. En Gibraltar acontece otro tanto.

En su intervención, Peláez citó, algunos ejemplos, como el de la empresa IBM que tiene 18.000 millones de dólares en paraísos de este tipo; Merck, otra multinacional, dispone de otros 15.000. Y así…

En el transcurso del seminario se oyeron cosas como esta: «el uso, a veces abusivo, que se hace para ocultar rentas parece tener poco o escaso control por parte de las autoridades monetarias españolas».

Existe una directiva de la Unión Europea que trata sobre el intercambio de información entre los Estados miembros acerca del «blanqueo de dinero»; pero,  la mayor parte de esos «paraísos fiscales» no están dentro del espacio fiscal de la UE, con lo cual es difícil, con la legislación actual, poder actuar.

A pesar de la aprobación, en febrero de este año, del Plan de Prevención Contra el Fraude Fiscal, los expertos consultados estiman que no será muy efectivo. Eso sí, los Estados europeos podrían prohibir a las entidades bancarias crear sucursales en dichos «paraísos» y no conceder permiso para poder abrirlas en Europa a las que ya las tengan en esos países.

El rol que estos países desempeñan en su contribución a erradicar el crimen internacional es importante. Para Jiménez Villarejo  «el delincuente puede medir perfectamente el coste penal de operar en un país u otro». Para él, países como Andorra, Liechtenstein o Mónaco «no merecen ningún respeto como Estados».

Los datos que se tienen confirman que a Suiza llegan capitales procedentes de todo el mundo. Los países que más capital aportan en este tipo de operaciones son Argentina, Brasil, Líbano, Pakistán, Arabia Saudí… En todos los casos, es la  UBS (Unión de Bancos Suizos) la que realiza estas operaciones.

Lo que si parece claro es que no hay voluntad de terminar con esta situación. ¿Acaso alguien puede dudar que EE. UU., o la Unión Europea no disponen de legislación para ello? Sin lugar a dudas que si. Y, caso de que fuera insuficiente la actual, que se cree. Pero la realidad nos muestra que la intención es escasa.

En EE.UU., tras el 11-S, se han percatado que ese control de movimientos de capitales es importante, sobre todo, para contribuir a erradicar el terrorismo. Tras la fusión del banco First Boston con la UBS, las autoridades norteamericanas tienen acceso a cualquier cuenta corriente aperturada en la Unión Europea.

Recientemente, en EE. UU., se ha aprobado una ley que establece algunas medidas para «atraer» capitales ocultos. Una de ellas es la de ofrecer facilidades para esa repatriación. La fórmula ha sido la de aplicar un dividendo extraordinario, pero con la condición de que esos capitales sean para invertir en I+D o crear empleo. En ningún caso para remunerar a ejecutivos.

Este marco legal parece «una auténtica vergüenza» para un experto fiscal al que espacioseuropeos.com consultó; aunque ve con buenos ojos el que «se suprima el secreto bancario y la ampliación de plazo de prescripción de los delitos fiscales». Por desgracia, esto ha acontecido tras el 11-S. No obstante, parece vergonzoso que sean los mismos Gobiernos los que acepten esa «imposibilidad» de luchar contra el «blanqueo de dinero».

En Europa, el llamado Comité Ruding, ha elaborado previo encargo de la Comisión de la Unión Europea, un amplio informe sobre los «paraísos fiscales», distinguiendo tres zonas de baja fiscalidad: Los paraísos fiscales «clásicos», los territorios de elevada fiscalidad que ofrecen ventajas fiscales a personas o entidades que ejerzan sus actividades en el extranjero y, territorios que disponen de centros de servicios muy desarrollados.

En cualquier caso, todo parece, lamentablemente, continuar igual…

Un dato para los que dudan: El BBV-A y  el BSHC consiguieron en el año 2004 ganancias que ascendían casi a los 150 millones de Euros en esos «paraísos fiscales».

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