Guinea
P. O. (Corresponsal en Guinea Ecuatorial)
(6/1/2007)teodoro-obiang-nguema
Tras los sucesos del 5 del mes pasado (asalto a varias entidades bancarias en Bata), varios militares y mandos policiales fueron «suspendidos» y encarcelados por Teodoro Obiang Nguema, algunos de ellos bajo la acusación, no formal, de «saquear» los comercios de extranjeros. Pues bien, de acuerdo con los datos que hemos podido recopilar, la situación en la que se encuentran esos funcionarios es muy dura, ya que no se les permite recibir visitas, ni asistencia letrada. Todos ellos se encuentran recluidos en un mismo módulo carcelario (hombres y mujeres).

Para hablar con sus familiares y recibir comida, han de subir una escalera de varios metros que se encuentra en el interior de la prisión, y desde ahí a través de una ventanilla, les permiten hablar y recibir alimentos.  La comida les llega mediante una cuerda y la suben por una polea artesanal. Por otro lado, la mayoría han recibido malos tratos en los interrogatorios, además de no haber sido acusados formalmente. Su situación es similar a la que pudieran padecer en la Edad Media.

Mientras tanto, en Bata, las calles continúan fuertemente vigiladas por efectivos militares; en cada esquina o cruce hay patrullas de soldados  armados. Lo que desconocemos es si portan munición o no.

Sobre los jóvenes desaparecidos en día primero de enero de este año en las playas de Bata, el gobierno no ha hecho absolutamente nada por buscar sus cadáveres. Han tenido que ser los familiares y amigos, los que se movilicen, tratando de buscarlos con la ayuda (pagada) de varios cayucos de pescadores. Desde ese día, varios familiares  permanecen en las playas esperando que el mar devuelva sus cadáveres.

Todo ello contribuye a que el descontento entre la población sea cada vez mayor. Ya no es un murmullo, sino un clamor que en el tercer país productor de petróleo de África, con un PIB altísimo, el Gobierno  sea incapaz de asegurar la convivencia ciudadana y ofrecer un mínimo de servicios públicos. Sin contar, por supuesto, la falta de las mínimas libertades democráticas.