Abaha (4/1/2008)casa-de-la-palabra1
Lo reiteramos una y mil veces. Ya no es hora ni momento de criticar al régimen-sistema de Teodoro Obiang Nguema por las enormes carencias que tiene en «sus» servicios (Ejército, Policía, Protección Civil, Sanidad, etc.). No; esas ocasiones han pasado. Tampoco hay que insistir más sobre el asunto de los Derechos Humanos, ni acerca de las elecciones, sean las que fueren. Se acerca la hora de que la Justicia, la del pueblo, actúe. Muchos, aunque no largos procesos, se deberán iniciar. Nadie debería escapar al largo brazo de la Justicia.

En esta ocasión, intuimos, no habrá «Pacto de Silencio», como lo hubo cuando ajusticiaron a Francisco Macías. El Presidente Macías fue juzgado en un juicio apresurado. España tenía prisa por dar por finalizada una etapa en la que los intereses personales del Almirante Luís Carrero Blanco y el entonces ministro de AA. EE., Ángel María de Castiella, habían llevado al desastre a Guinea Ecuatorial.

Francisco Macías fue juzgado en septiembre de 1979. Pero, en ese juicio se firmó un «pacto de silencio» entre Teodoro Obiang, Santiago Nsobeya Efuman (ex ministro de Exteriores y ex embajador en España) y el Sargento Ondó Elá, para que durante el proceso no «salieran a la luz» las muchas atrocidades que sabían de Obiang, especialmente el sargento. Mediante ese «pacto de silencio», todas las causas recayeron contra Macías.

El día 28 de septiembre de 1979, durante el juicio, Macías se dirigió a la Sala en voz alta para que todos le oyeran, sobre todo Obiang Nguema, diciendo  que él era Jefe de Estado, pero que el responsable de la cárcel de Black Beach era Obiang.

¿Cómo pueden quedar impunes crímenes como el de Pedro Motú Mamiaga? Pedro sabía que si regresaba a Guinea Ecuatorial sería su final, y así lo declaró a la emisora BBC International. Aún así, regresó a su país. Cuando fue detenido se encontraba participando en una reunión en la sede del partido Unión Popular. De allí le condujeron al Campamento Militar «Rabat» de Malabo, donde fue torturado hasta morir.

Conocemos los personajes que participaron en esas terribles sesiones. Se sabe quienes le torturaron y quien daba las sanguinarias órdenes.

Antonio Fernando Nve Ngú, entonces portavoz del régimen-sistema de Obiang fue el que con voz temblorosa anunció su muerte en televisión: suicidio, dijeron…

¿Cómo no pedir Justicia para los que engañaron a Alejandro Bama Seten y lo enterraron en vida en una putrefacta cárcel en Tailandia? Ahí sigue -creemos-, en una  multitudina­ria celda en el Módulo B-6 de la penitencia­ria de Bangkwang Central Prision, en Nonthaburi Road, cumpliendo una condena de 40 años por «tráfico de estupefacientes». Fue engañado, como muchos otros, entregándole un maletín consignado como valija diplomática…

¿Cómo olvidar a Joaquín María Alogo, que un  23 de septiembre de 1998 era asesinado a balazos en el aeropuerto de Medellín, a donde acababa de llegar?