Eugenio Pordomingo (17/2/2008)
Un artículo de John Carlin en el diario “El País”, titulado “Perros de guerra y elefantes vengadores”, trata de mostrarnos la realidad de lo que acontece en Guinea Ecuatorial, como una “merienda” de brujos y de quienes creen en ellos. Por otro lado, homologa, en parte, esa situación a la de Arabia Saudí.

Los argumentos según el periodista son: “Posee –Guinea Ecuatorial- una gran riqueza petrolera (más por habitante que los saudíes), lo cual ha creado un cierto grado de dependencia de parte de Estados Unidos, cuyas empresas petrolíferas abundan en Malabo. La otra mitad de la fórmula saudí consiste en mantener una actitud de respetuoso silencio (a diferencia de Venezuela y el Irak de Sadam Husein) hacia las grandes potencias occidentales”.

Eso es cierto en parte. Pero sólo en parte. ¿Nadie se acuerda ya cuando Teodoro Obiang Nguema acusó a España (Cooperación y Partidos Políticos entre otros) de quedarse con el dinero que iba destinado a Guinea Ecuatorial? ¿Es qué se olvidan que Teodoro Obiang Nguema ha pedido públicamente que el Tribunal de Cuentas del Reino de España investigue las “contabilidad” en relación con la cooperación con su país?

Obiang no ha mantenido ese “silencio” que el autor presupone, similar al protagonizado por Arabia Saudí. Ni mucho menos. Obiang se “chulea” de España y de los españoles. Expolios, muertes y torturas (hay varios casos sin que el Congreso de los Diputados, Senado, Defensor del Pueblo y los Tribunales se hayan movilizado), jalonan la trayectoria de las relaciones entre los dos países. Eso, sin obviar cuando a punto de fusil, en Malabo, la Seguridad de Obiang Nguema obligó al entonces Presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, a regresar a sus aposentos, mientras tranquilamente paseaba por la bella bahía de la isla. Al día siguiente, con cierta dignidad, el presidente del Gobierno español decidió regresar a La Moncloa. O ¿cómo olvidar cuando los “gorilas” (marroquíes y guineanos) de Teodoro Obiang Nguema, también a punta de pistola –en este caso en el Palacio de La Moncloa- , trataron de seguirle hasta el despacho del presidente Felipe González, donde ambos mandatarios iban a mantener una entrevista?

El periodista John Carlin, razona así la tranquilidad con la que Obiang se pasea por el mundo: “Por eso, el hecho de que Obiang utiliza el terror como principal instrumento de gobierno en un país en el que el 90% de la población vive en la extrema pobreza, mientras él y su familia disfrutan de un permanente despilfarro faraónico (Obiang es el octavo jefe de Estado más rico del mundo), sencillamente no se considera motivo de denuncia ni en el Gobierno de Estados Unidos, ni en el de España, ni (entre otros muchos) en el de Argentina, donde Obiang acaba de estar: el primer jefe de Estado extranjero que la flamante presidenta Cristina Kirchner ha recibido en la Casa Rosada”.

Tras rebozarnos una y otra vez la condición de “golpista” de Simon Mann, no menciona ni por asomo que Teodoro Obiang Nguema llegó al poder a través de un cruento Golpe de Estado, con la ayuda de España, en 1979, tras haber ejercido de “mano de hierro” de su tío Francisco Macías.

El periodista compara la situación de Simon Mann –mejor para éste- con la de Sami al Hajj, camarógrafo de Al Yazira Televisión, “que lleva más de seis años en Guantánamo, y que, según sus abogados estadounidenses, le han golpeado, congelado, sometido a exámenes anales en público para humillarle y se le han denegado alimentos».

No dudamos de las penurias por las que está atravesando Sami al Hajj. No es la primera vez que en espacioseuropeos.com, hemos publicado (muchos) artículos y reportajes sobre este y otros casos, algunos de ellos salidos de la pluma de la conocida periodista Amy Goodman.

No estaría de más que Carlin se informase de las torturas que han padecido –los que pueden aún contarlo- muchos opositores guineanos.

Nadie con dos dedos de frente y un mínimo de conocimiento sobre el devenir de la ex colonia española, puede albergar duda alguna sobre el “filo de la navaja” en el que se mueve la vida de Simon Mann, sea presunto golpista o no.

Nos extraña el silencio del diario “El País” sobre la postura de los distintos gobiernos españoles para con Teodoro Obiang Nguema. Con más o menos ganas, todos los gobiernos españoles han tolerado, cuando no apoyado, todas y cada una de las tropelías del dictador de Guinea Ecuatorial.

En relación con todo ello, ¿cuándo el diario “El País” se ha preocupado por investigar las ayudas de España (especialmente del actual ministro Miguel Ángel Moratinos), condonaciones de deuda, asesinatos, torturas, expolios, acusaciones contra instituciones, y un largo etcétera? Aunque, a decir verdad, ese mismo comportamiento lo han tenido casi todos los demás medios de comunicación.

Personalmente, he acudido en más de una ocasión al diario “El País” y a la Cadena SER, entre otros medios, a informar sobre el particular, pero ninguno de ellos se interesó por el dossier que puse o intenté poner en sus manos. Otro tanto me sucedió en el Congreso de los Diputados, Senado, Defensor del Pueblo, Tribunal de Cuentas y Fiscalía…por no ir más arriba.

Materia reservada, apagón informativo…

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