E. G. (26/3/2008)

La OTAN, o sea Estados Unidos,  pretende que todos sus miembros  participen más activamente y que se comprometan más en todos los frentes que la organización tiene abiertos. Con ese objetivo, ha pedido que todos los socios incrementen su participación en Afganistán, una de las mayores operaciones  en toda la historia de la Alianza Atlántica. A pesar de los casi 50.000 efectivos que la OTAN ha desplegado en ese país, los resultados no parecen ser muy halagüeños.

La petición de la OTAN a España consiste, al parecer, en el envío de más equipos e instructores para agilizar la puesta en funcionamiento de las Fuerzas de Seguridad y el Nuevo Ejército Afgano (ANA). Todo ello será tratado en la próxima cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Atlántica que tendrá lugar en Bucarest (Rumania), entre los días 2 y 4 del mes de  abril.

En Bucarest, José Luis Rodríguez Zapatero tendrá ocasión, por fin,  de estrechar la mano del presidente de EE UU, George W. Bush. No obstante, no va a se nada fácil para nuestro presidente poder evadirse de contribuir con más esplendor a la «campaña de Afganistán», sobre todo porque en la cumbre de Bucarest, la OTAN tiene previsto aprobar el llamado «Plan para Afganistán 2008-2012», en el que se definen una serie de objetivos estratégicos.

El «Plan para Afganistán 2008-2012», pretende luchar contra la corrupción y el narcotráfico, pero para ello se exige a todos los miembros de la OTAN que mantengan las tropas que actualmente tienen en Afganistán, al menos durante cinco años más. La cumbre de Bucarest va a servir para que algunos países se comprometan a aumentar su contribución. Ese va a ser el caso de la Francia de Nicolas Sarkozy, que con toda probabilidad enviará otros 1.000 soldados más. Estos efectivos podrían  relevar a otros tantos soldados estadounidenses, que se encuentran en la zona  este de Afganistán, que es frontera con Pakistán, y una de las más conflictivas.

Para dar mayor cobertura mediática, asistirán el presidente afgano,  Hamid Karzai, y Ban Ki-moon, secretario general de la ONU. El Consejo de Seguridad aprobó el pasado día 20 de este mes una resolución en la que se insta «a un apoyo más coherente de la comunidad internacional al Gobierno afgano».

Este mismo mes, el Consejo de Ministros aprobó el envió, dentro de la misión ISAF-Afganistán, de 4 aviones espía, No Tripulados. Modelo Searcher MKIIJ, comprados recientemente, con una dotación de 36 militares, para «reforzar la seguridad de las tropas españolas destacadas en Afganistán. Es posible que España se comprometa ahora a enviar más unidades de estos «aviones espía».

La misión de estos aviones, de fabricación israelí, es realizar misiones de reconocimiento, tratando de evitar ataques por sorpresa, similar al que se produjo el pasado día 18 de este mes, cuando una patrulla del Ejército español sufrió una emboscada al norte, en  Qal-i-Naw.

El Gobierno español buscando obtener más protagonismo e influencia trató  de que el nuevo representante especial para Afganistán del secretario general de la ONU,  Ban Ki-moon, fuese un español. En concreto, se propuso la candidatura de Narcís Serra y Julián García Vargas, los dos han sido ministros de Defensa, pero la propuesta fracasó. El nominado fue el diplomático noruego Kai Eide.

Afganistán, Kosovo, Haití, República Democrática del Congo, Irak, El Líbano… El Ejército de España se extiende por el mundo siguiendo el modelo que marca el Imperio.