eugenio-pordomingoEugenio Pordomingo (3/4/2008)
Unos meses antes de las elecciones generales del 9-M era asiduo leer, ver y escuchar en los medios de comunicación, noticias, artículos, editoriales y reportajes acerca de la corrupción. Pero ninguno de los dos partidos políticos más importantes, PSOE y PP, aludieron a asuntos relacionados con la corrupción, sea ésta urbanística o no.

Meses antes, como digo, los medios afines a cada partido o ideología -aunque esto último brilla por su ausencia- sacaban a relucir, con pelos y señales, variopintos casos que deberían haber alarmado a la ciudadanía. Pero, por lo que se ve, la corrupción no hace mella en nuestro dolorido país…

Los casos de corrupción fueron y son muchos, llamativos y escandalosos. La «ola» informativa subía, para después ir descendiendo hasta casi pasar al olvido, incluso de los juzgados. Da la impresión que entremedias se producían llamadas telefónicas, almuerzos costosos, amenazas veladas o no de dossiers y otras mezquindades. El caso, es que en nuestras cárceles hay escasos moradores acusados de blanqueo de dinero, corrupción urbanística, prevaricación y similares. O sea, sujetos, actores y beneficiarios de los llamados delitos de «cuello blanco».

La mayor parte de esos acusados -por no decir todos-,  gozan de libertad. Y, como es lógico, pues es lo único que saben hacer, habrán vuelto a sus menesteres profesionales. Por ejemplo, de los detenidos en la «Operación Ballena Blanca», no queda nadie entre rejas. Y eso a pesar de que nuestro Fiscal General Cándido, Cándido Conde-Punpido, afirmó ante los medios de comunicación que eso era sólo «la punta del iceberg».  En la «ballena» estaban, supuestamente involucrados, notarios, directores de bancos, mafiosos rusos y de otras latitudes, despachos de abogados… Pero, ya digo, todos gozan del frescor del aire que ofrece poder pasear en libertad.

De las innumerables «tramas de facturas falsas» para qué hablar. Como el mayor volumen de esas facturas va a parar a manos de importantes empresas, ¿quién es el guapo que se mete con ellas…?

Otra operación, la «Malaya», que para si la hubiera querido Emilio Salgari, con su intrépido Sandokán, ha ocupado una gran parte de la atención de lectores, radioescuchas y televidentes, con sus dosis de morbo entre amores entre una alcaldesa y su guardaespaldas, o entre una tonadillera y un ex camarero venido a alcalde con el apoyo de Jesús Gil.  El asunto Monserrat Corulla, testaferra de Juan Antonio Roca en Madrid, que «esgrimía su amistad con Gallardón para hacerse con las licencias», como tituló un confidencial, merece una Columna.

Pues bien, la «Operación Malaya», plagada de palurdos, incultos y horteras venidos a más, que defecaban delante de un Miro para mayor placer de sus posaderas, nos deja tras de sí a más de 40 cargos municipales imputados en diferentes causas de corrupción urbanística. Pero, sobre todos ellos destaca el llamado «cerebro», Juan Antonio Roca, aunque yo más bien creo que él era el ejecutor y coordinador, pero que los verdaderos cerebros son otros.

Roca, el «cerebro»  de la «Operación Malaya», va a salir, si es que no lo ha hecho ya, de la cárcel, gracias a la benevolencia del juez. Y lo hace por la módica cantidad, a tenor de los delitos que le acusan, de un millón de euros que su abogado pretende que se le rebaje. Pero aquí hay más trasfondo. En el verano del año pasado, dos policías nacionales, expertos investigadores de la «Operación Malaya», dejaron su puesto en el Grupo III de Blanqueo de Capitales de la UDYCO-Costa del Sol, después de denunciar falta de apoyo de la cúpula policial para poder seguir con sus investigaciones. A pesar de ello, el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, manifestó que esas dimisiones «no van a afectar de ninguna manera en el desarrollo de las investigaciones».

Los dos policías elaboraron un escrito en el que denunciaban falta de apoyo por parte de la cúpula policial.  Una reunión con Joan Mesquida, director general de la Policía y la Guardia Civil, del que -según algunos medios-, los dos funcionarios salieron satisfechos. Pero pocos días más tarde, los dos agentes del CNP eran apartados de la investigación y destinados a la comisaría de El Palo. Los dos agentes también habían participado en la «operación ballena blanca». Ellos eran los únicos que trataban a diario con el juez Miguel Ángel Torres, que curiosamente también ha abandonado su puesto, al obtener la plaza que había solicitado en Granada.

Como digo, antes de la campaña electoral del 9-M, casi todos los medios de comunicación se despachaban a diario con noticias sobre la corrupción. Que si José Blanco, secretario general del PSOE había autorizado el cobro de comisiones al PSOE de Ibiza por pactar con la promotora Brues la adjudicación del mayor proyecto urbanístico de la isla, «Eivissa Centre»,  según denunció Roque López, ex dirigente socialista local…

Que si Rodrigo de Santos, ahora ex concejal del PP de Palma,  gastó 45.000 euros en prostíbulos a cargo de las arcas municipales; que si Carlos Fabra y sus líos financiero; que si gentes del BNG empiezan a «poner el cazo»; que si el asunto del popular Eugenio Hidalgo, alcalde de Andratx;  que si en Seseña se investiga la recalificación de los terrenos sobre los que construye Francisco Hernando («el Pocero»)…

Muy pocas son las localidades que se han librado de escándalos urbanísticos, de corrupción,  de prevaricación. Un caso llamativo, por la ausencia de la Justicia, ha sido el de la localidad madrileña de Ciempozuelos, donde la Fiscalía Anticorrupción abrió diligencias informativas por el caso de una supuesta corrupción, donde presuntamente pudo darse un posible delito de «blanqueo de dinero» a cargo de  los dos últimos alcaldes socialistas del municipio, Pedro Torrejón y  Joaquín Tejeiro, por comisiones por recalificaciones de terrenos. Pedro Torrejón, fue obligado a dimitir al conocerse que había ingresado 800.000 euros en un banco de Andorra, además de que había planeado una gran recalificación de terrenos.

Y así, noticias y noticias. Los fiscales amenazan; los jueces instructores comienzan su labor… Pero el paso del tiempo hace caer en el olvido casi todos los casos…

Uno, iluso que es, esperaba que en los debates entre Mariano Rajoy y José Luís Rodríguez Zapatero,  fueran a salir a reducir algunos de estos asuntos de corrupción; que allí, frente a los espectadores, saltarían chispas. Una especie de pelea a lo Alonso y Hamilton, pero en versión política. Pero al final, los dos, Zapatero y Rajoy, estuvieron mudos, sordos y ciegos ante la corrupción…

Un autor anónimo afirmó que «la política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los  pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros», quizás ahí esté la respuesta a ese silencio…