Abaha (4/5/2008)

Con las máximas  dosis de descaro, ya sin preocuparse tan siquiera de guardar las formas, han finalizado las elecciones legislativas y municipales en la ex colonia española de Guinea Ecuatorial. Esta vez, que sepamos, no ha sido necesario ni enviar «Observadores Internacionales», de esos que con el dinero de los españoles «paga» Miguel Ángel Moratinos.

Sabemos, porque lo hemos padecido en nuestras carnes, que las líneas telefónicas están más que fastidiadas entre la Madre Patria y Guinea Ecuatorial. Tan sólo desde la embajada de España se ha estado transmitiendo información acerca de las «posibles incidencias» que pudieran detectarse.

Tras la agitada y cansina campaña electoral, donde los líderes políticos han terminado roncos de tanto discurso, y tras patearse cada rincón del país, hoy los colegios electorales se han visto gratamente repletos de la consabida presencia militar, el presidente-forzado de la mesa y poco más. Las largas «colas» de votantes se han debido producir por la noche o de madrugada, a la luz del candil de carburo, pues nuestros informadores nos han trasladado la escasa presencia de la población a esta farsa.

El preludio de lo que iba a acontecer lo mostraron los multitudinarios mítines -una media de 30-40 personas, incluido familia y amantes del orador- que en días anteriores se pudieron realizar.

Un hedor a muerte, terror, miedo, cárcel y desolación, inundaban el ambiente que rodeaba las mesas electorales. La mayoría de ellas han sido recogidas sobre las quince horas de hoy, tras ser llenadas con abundantes papeletas por las autoridades pertinentes. No obstante, según experiencia de comicios anteriores, es de esperar que sufran alguna que otra alteración antes del recuento. Ya se sabe que el mejor destino de las urnas en Guinea Ecuatorial es ser alteradas…

Un dato importante: se desconocen hasta ahora las personas que han figurado en las distintas listas de los paridos políticos que Obiang ha permitido que concurran a estos comicios. Asimismo, una peculiaridad muy novedosa y que puede que a partir de ahora se implante en muchos países, y es que cada votante ha tenido que decir en voz alta el partido por el que votaba. Y luego, el escribano de turno lo anotaba…

Ahora, vamos a ver cuanto tiempo tardan las autoridades dictatoriales en ofrecer a la comunidad internacional datos de participación y resultados, poblado a poblado, urna a urna.

Por parte de España, ya están preparados los «negociadores de escaños», aunque en esta ocasión parece ser que el senador Juan José Laborda no va a viajar a Malabo, y que Bernardino León, con su nuevo cargo monclovita, no creemos que se prodigue en estos menesteres…

Por si acaso, y desde algún centro de poder, Armengol Engonga, actual responsable del Partido del Progreso y del Gobierno en el Exilio, en sustitución de Severo Moto, está recibiendo llamadas muy sugerentes de cara a un futuro que promete ser algo menos aciago. Y que no se entienda esto como una traición a su jefe Moto, sino más bien todo lo contrario.

Nos cuentan que Severo Moto se encuentra bien de ánimo, a pesar del rancho carcelario; que ha leído el artículo de «El País», acerca de los supuestos cinco golpes contra Obiang Nguema, y que está eufórico, ya que espera que ese mismo diario escriba otro con los intentos desde fuentes muy poderosas de España, en las antípodas ideológicas de él, que se han intentado o se siguen intentando dar. ¡O jugamos todos o se rompe la baraja…!

También nos informan que el equipo de Moto y su letrado, con la aprobación del interno de Navalcarnero, han decidido cambiar de Procurador -Procuradora en este caso-, pues ¿qué casualidad?, su despacho «está puerta con puerta con el de los abogados de Obiang en Madrid».

Moto ha vuelto al módulo 10 del centro penitenciario de Navalcarnero, donde también estaban dos de los condenados por intentar matar al hermano de Pedro Germán Tomo Mangue, una vez que los «sicarios» han sido alojados en otro.

En fin, pobre España, como siga por estos derroteros… De continuar así no la salva ni el Cid Campeador, ni otro «2 de Mayo».