Sebero MotoAbaha (11/7/2008)
El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, no participará, en la toma de posesión del presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, que tendrá lugar el próximo 15 de agosto, según han difundido fuentes oficiales.

A Obiang no le sienta bien Iberoamérica. Su reciente viaje a Argentina le dejó mal sabor. Ahora ha sido Paraguay quien, de alguna forma, le reprende por su política dictatorial. Obiang figuraba entre los diez mandatarios que habían confirmado su presencia en ese acto, pero las reiteradas protestas de activistas paraguayos de derechos humanos han tenido su efecto.

Oficialmente se ha dicho que las autoridades de Guinea Ecuatorial informaron acerca de la suspensión de la visita de Obiang Nguema, sin que se alegaran motivos, y que en su lugar acudirá una delegación encabezada por el ministro de Exteriores, Pastor Micha Ondo Bilé. Pero, nuestras fuentes nos informan que ha habido una «sugerencia» desde el equipo de Fernando Lugo.

Alfonso Resck, activista paraguayo de derechos humanos, calificó de «opresor» a Obiang. Este hombre, según ha declarado, ha desestimado ofertas de trabajo de la Unesco en Guinea Ecuatorial «porque iba a depender directamente de ese dictador sanguinario».

Menuda lección nos dan algunos países que consideramos «en vías de desarrollo». Primero, no quieren que vaya el dictador a Paraguay; segundo, la prensa se hace eco de las manifestaciones de un activista de los derechos humanos; tercer, hay gentes que rechazan un puesto de trabajo bien remunerado por no colaborar con semejante dictadura. En España, ¡que pena señor!, se matan por un puesto similar…

Por otro lado, hemos sabido que Guinea Ecuatorial, ha pedido colaboración a Argentina, en asuntos de Derechos Humanos. Pues es bien sencillo, nosotros les asesoramos gratuitamente: Que dejen de torturar, meter en la cárcel sin motivo y que respeten a la población. Pero, bueno, que apuren lo que les queda, pues su tiempo se agota.

En un confidencial cercano al PP, más bien al Opus Dei, leemos la siguiente noticia acerca de Plácido Micó. «Micó estima que la actual política española consiste en «no irritar» a Obiang y cree que «no va a cambiar». Y sigue: «El secretario general del CPDS «considera que la actual política del Gobierno español respecto a su país consiste, sobre todo, en «no hacer nada que pueda irritar» al presidente TeodZapatero y Obiangoro Obiang Nguema, una política «que no va a cambiar» porque el objetivo de Madrid es «defender sus intereses» frente a otras potencias occidentales, como Estados Unidos y Francia, que ya tienen fuerte presencia en el país africano».

¡No fastidies, Micó!  ¿Ahora te enteras? ¿No sabías nada de eso? Después de tanta reunión con Miguel Ángel Moratinos y Bernardino León, además de con gerifaltes del PSOE, resulta que ahora te acabas de enterar de lo que quiere España… Entonces, las «ayuditas» que recibías para que eran, sino para apoyar la política de Obiang y esperar la ocasión propicia. Venga, hombre, a otro perro con ese hueso…  

¡Cuidado Micó!, que puedes caer en desgracia. Has dicho que las elecciones del pasado 4 de mayo fueron un «claro retroceso en las esperanzas de avanzar hacia la democracia», desoyendo lo que pregonaron los diputados españoles pertenecientes a la «Comisión de la Constatción», que afirmaron «constatar» mejoras democráticas. De hecho, el Gobierno de España no ha emitido ni una sola crítica.

El resto de las opiniones de Micó  no nos interesan, estás más muerto políticamente que carracuca… La entrevista que le hace el diario «El País» va en esa misma línea de «mostrarle»  a Obiang las «uñitas». Vamos, como se dice en el argot ciclista, «estar en el pelotón» por lo que pueda pasar…

Bueno, bueno, lo de Ely Calil es de película, pero de película de Quentin Tarantino. En una entrevista en el diario «The Daily Telegraph», que ha recogido El Confidencial de la página web del Gobierno en el Exilio, que dirige un tal NómadasEly Calil niega su participación en el supuesto golpe de Estado contra el dictador Teodoro Obiang Nguema, liderado, al parecer, por Simon Mann. El libanés ha dicho que «apoyaría el derrocamiento democrático de Obiang…»

Con estas declaraciones, solo con estas, nos sentimos del lado del libanés Ely Calil.

Calil declara al periodista del «The Daily Telegraph», que hubo un «plan para llevar a Severo Moto -líder de la oposición de Guinea Ecuatorial exiliado en España- a su país y protegerlo mientras estaba allí (…) lo que pensaba Severo era que, si era protegido en su casa y podía estar con vida unos días, podía producirse una tormenta política que podía barrer al actual régimen».

A Obiang le debe haber gustado esta frase de Calil en respuesta a una pregunta del reportero: «Yo apoyo a Moto en su deseo de volver y llevar a cabo una campaña electoral de la manera más democrática, abierta y supervisada posible».

Ni el agua, es más clara…

Del que no se oye nada es de José Pablo Nvo Owono, ex militante del Partido del  Progreso de Severo Moto, ahora convertido en defensor, impuesto por Obiang, de Simon Mann. Al parecer, este individuo habló en varias ocasiones, en Madrid, con el entonces embajador guineano, Milan Tang, sobre todo lo que sabía, supuestamente, acerca de Moto y los «chicos» que se encuentran en el Delta del Niger. Y Obiang le pagó con la defensa de Mann y alguna cosa más, nos imaginamos.

De cara a las eleccioMoratinosnes presidenciales de 2009, Obiang necesita a personas con Milan Tang, que le ayuden a intentar mostrar un rostro distinto -cosa harto complicada-, pero después se cargará a todos, como ha hecho, por ejemplo, con el ex Primer Ministro, Ricardo Mangue. A Mangue le aupó a Primer Ministro, para tratar de hacer ver a España, que quería «abrirse» políticamente; y después, para pagarle sus desvelos como abogado y gestor, por haber defendido a su hijo «Teodorín», cuando tuvo problemas con la Justicia en Estados Unidos por asuntos de droga. 

En definitiva, el cambio se está comenzando a producir. El hombre elegido es Severo Moto. Por eso el PSOE y el Gobierno de España tratan ahora de mostrar sus «críticas» a Malabo. Y su hombre es Micó. Pero ni las urnas le han elegido, a pesar de todos los  apoyos recibidos desde España, ni los «poderes fácticos» confían en él. El hombre elegido es, repetimos, guste o no, Severo Moto. Así que,  cuídenlo…