Mi Columna
Eugenio Pordomingo (30/7/2008)
La crisis, desaceleración, ralentización de la economía, o como quieran llamar a la actual situación socioeconómica española, ha llegado a las puertas de los hogares -o pisos compartidos- españoles menos favorecidos por la Diosa Fortuna. Ahora, hay que abrocharse más aún el cinturón, pues el ministro de Industria, Miguel Sebastián ha anunciado -antes dijo lo contrario- que habrá que  ayudar a las constructoras a salir de la crisis.

La realidad, que trata de ocultar nuestro presidente Zapatero, ha emergido cual submarino en busca de are. La causa, el motivo o el pretexto, ha sido el «concurso de acreedores» -antes se llamaba «suspensión de pagos» o, simplemente, «quiebra»- de la empresa inmobiliaria  «Martinsa-Fadesa», que, en principio, anunció «suspensión de pagos», para, posteriormente, presentar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE); o sea, despidos de personal.

Otro susto para el gobierno ha sido el anuncio de la empresa de aviación «Spanair», de provocar el mayor ERE desde que emergió la crisis. Más de 1.000 empleados de esta compañía serán despedidos; o sea, que se quedarán sin trabajo; o sea, a depender del INEM durante unos meses; y después, con la escudilla, los niños y las letras del piso y el coche, a casa de los «papás»,  o de los familiares en mejor situación económica…

Los analistas económicos mencionan a más sociedades en esta situación: Roca, Tau Cerámica, Imperial Tobacco, Bridgestone-Firestone, Avon, etc., además de miles de autónomos y pequeñas empresas.

Sin embargo, ahí tenemos a Emilio Botín -¡que apellido para un banquero!- comprando bancos extranjeros por doquier, y amasando día a día una ingente montaña de euros. Pero no es el único que tanto en época de «vacas gordas» como de «vacas flacas» hace su agosto. El primer semestre de este año nos ha vuelto a mostrar como Banesto, Unión Fenosa,  Caja Madrid, La Caixa, Repsol-YPF, aumentan sus beneficios de forma, diríamos, escandalosa y hasta provocadora.

Con la crisis ya encima de nuestras cabezas, se avecina un nuevo lenguaje. Dentro de poco, en lugar de ERE (Expediente de Regulación de Empleo), que ya camufla bastante la situación de ir al paro, se denominará algo así como «descanso laboral motivado por los efectos colaterales del capitalismo implementado por  Bush» (DLMECIB); y el hambre, «ansiedad convulsiva de engullir proteínas» (ACEP)…

Pero la clase dirigente actual está dispuesta a hacer lo que sea -menos bajarse el sueldo o abandonar alguno de sus muchos privilegios- por sacarnos de este atolladero. Una de las soluciones propuestas, más bien recetas a la «cubana», ha sido la del ministro Miguel Sebastián, que para paliar la crisis económica nos va a regalar a todos los españoles (inmigrantes incluidos) una «bombilla de bajo consumo».  Después vendrá la bicicleta de fabricación china, para no usar el automóvil,  y poco más tarde  una olla (en este caso una por cada barrio), para eso de la «olla común»…

Ya se sabe, la pobreza y la mierda se socializa, la riqueza no.

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