Eugenio Pordomingo (18/7/2008)eugenio
Severo Moto lleva más de tres meses en la cárcel de Navalcarnero, en Madrid. Todas las semanas recibe la visita de sus familiares y de Armengol Engonga, su hombre de confianza, su Alter Ego, en lo personal y en lo político. Una unión, que ni los años, ni las desventuras -que han sido muchas-, ni las presiones y amenazas, ha logrado romper. 

Hace poco, comenzamos en espacioseuropeos.com, a mencionar la «Operación Navalcarnero» como una opción -la única, guste o no-, para desalojar a Teodoro Obiang Nguema del poder. Si el PSOE-Gobierno dejara al lado su visceral inquina en este caso, comprendería que debe apostar por la «Operación Navalcarnero», que consiste, ni más ni menos, que en sacar a Severo Moto de la cárcel y llevarlo directamente a Malabo.

Antes, por supuesto, se debería ofrecer a Obiang Nguema la oportunidad de poder disfrutar los días que le queden de vida, de manera tranquila, en la Costa Azul o donde quiera. Soy consciente, que no aceptará, pero hay que darle esa oportunidad. Además, aunque él se avenga a algún tipo de pacto de esta jaez,  tras de si hay un conglomerado -no me atrevo a llamarlo nomenklatura-, muy nutrido, de personajes con cierta influencia, que serían los primeros en oponerse a ceder su parcela de poder. Por eso, no hay que demorarse mucho, entre otras cosas, para evitar efectos perversos.

La «Operación Navalcarnero», aunque sin nombre que sepamos -a no ser que les haya gustado éste- ha comenzado no hace mucho. Algunos de los síntomas son estos:

En primer lugar, pudo comenzar tras la detención y posterior encarcelamiento de Severo Moto. Después, yendo a los asuntos más relevantes, vinieron las declaraciones del empresario libanés Ely Calil al diario británico «The Daily Telegraph»: «Hubo un para llevar a Severo Moto a su país y protegerlo mientras estaba allí (…) lo que pensaba Severo era que, si era protegido en su casa y podía estar con vida unos días, podía producirse una tormenta política que podía barrer al actual régimen (…) Yo apoyo a Moto en su deseo de volver y llevar a cabo una campaña electoral de la manera más democrática, abierta y supervisada posible».

Segundo síntoma. Algunas agencias de prensa han recibido este comunicado de Transparencia Internacional de Francia: «Los jefes de Estado de Gabón, Congo-Brazzavile, Guinea Ecuatorial, Burkina Faso y Angola han sido acusados en Francia de blanqueo de dinero y malversación de fondos públicos». La noticia se refiere a que TIF,  «ha interpuesto una nueva denuncia concerniente a las condiciones en las que los jefes de Estado Sassou Nguesso (Congo-Brazzaville), Omar Bongo (Gabón), Teodoro Obiang (Guinea Ecuatorial), Blaise Compaore (Burkina Faso), Eduardo Dos Santos (Angola), así como su entorno, han adquirido en Francia un importante patrimonio inmobiliario e inmobiliario».

La acusación fue interpuesta hace más de un año por las asociaciones Sherpa, presidida por el abogado William Bourdon, y Survie, presidida por Odile Tobner; además de la Federación de Congoleños de la Diáspora, liderada por Benjamín Moutsila. Pero, oportunamente, cobra ahora vigencia.

De acuerdo con el comunicado de Transparencia Internacional de Francia, «Obiang se cifra en más de un billón de dólares. La oposición al régimen, desde España, lleva años denunciando las operaciones de Obiang para blanquear dinero, en muchas ocasiones, provenientes del narcotráfico, tráfico de armas, y trata de blancas. Obiang y su familia, poseen cuentas millonarias en paraísos fiscales, propiedades en Europa y Estados Unidos, y un nivel de vida propio de los césares de la antigua Roma».

Otro síntoma es la casi segura ausencia de Obiang a la Expo de Zaragoza, alegando motivos -reales o no- de salud. Sin duda, en esta decisión han tenido que ver las experiencias acaecidas en Argentina y Paraguay, por no mencionar la última visita a Madrid del dictador.

Un tercer síntoma ha sido la exclusión de Guinea Ecuatorial del Plan África de Cooperación Internacional, Programa de Ayuda Exterior.

La llamada del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, a Teodoro Obiang Nguema, pidiéndole más diputados para el CPDS, y las declaraciones a la prensa amiga de Plácido Micó, secretario general de ese partido y Vicepresidente de la Internacional Socialista, no tienen rango de síntomas. Son otra cosa…

Hay más síntomas, más evidencias, del comienzo del cambio,  pero por pura discreción no vamos a desgranarlas.

Todos estos síntomas por separado no significan nada, pero unidos, cual cadena, son una compleja evidencia de que algo se está moviendo en Guinea Ecuatorial.

Benito Pérez Galdós nos dejó escrito que «Así como de la noche nace el claro del día, de la opresión nace la libertad», esperemos que así sea…