Mi Columna
Eugenio Pordomingo
(20/9/2008)
En febrero de 2006, en  Ginebra, los presidentes de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, y de Gabón, Omar Bongo Ondimba, mantuvieron un encuentro oficial con el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan. La reunión tenía un solo objetivo: continuar las discusiones acerca de la soberanía del islote de Mbañé y tratar de que ambos presidentes llegaran  a un acuerdo.

Bueno, a decir verdad, eso era un puro teatro; una filfa. Detrás estaba, no ya los intereses de Estados occidentales, como EE. UU., Reino Unido, Francia y, algo más lejos, España, sino los verdaderos actores, las multinacionales de los hidrocarburos.

Mbañé es un islote de unas 30 hectáreas situado entre Gabón y Guinea Ecuatorial, al sur de la isla de Corisco. La zona es muy rica en hidrocarburos, que se disputan en aparente armonía, EE.UU. y Europa, o mejor dicho, entre las grandes empresas del gas y el petróleo.

La disputa entre Guinea Ecuatorial y Gabón por la soberanía de esa isla y los islotes adyacentes se remonta a la etapa colonial. En el año 1955, Gabón toma militarmente la isla de Mbañé, arriando la bandera tricolor francesa -todo un símbolo-, pero poco después una barcaza española, con tres o cuatro soldados coloniales y un oficial de la Marina española desaloja a los intrusos soldados gaboneses. El oficial español fue lacónico: «Tienen dos horas para desalojar, en caso contrario serán fusilados». Ni que decir cual fue el resultado de la operación llevada a cabo «al alba, con el viento…».

En lugar de la bandera tricolor se arrió de nuevo la bandera española. Eran otros tiempos…

Los dos países africanos, Gabón y Guinea Ecuatorial -detrás Francia y España-, vienen litigando por esa rica zona desde hace muchos años. Tras el incidente de 2003, en el que soldados gaboneses volvieron a tomar la isla -en este caso al mando de Alí Bongó, hijo del presidente gabonés-, el Secretario General de la ONU se tomó algo en serio este conflicto, y encargó un informe al abogado Yves Portier.

Otro tanto ha hecho EE. UU., a través de un importante gabinete de abogados de la capital federal, que se ha dedicado indirectamente a indagar en archivos, hemerotecas y bibliotecas españoleas. Pero, quien realmente puede aportar datos históricos y jurídicos, además de documentación que avalan la soberanía de esos islotes es España. Mapas, documentos y demás material, elaborado por asociaciones de Africanistas, el Ejército y otras entidades, confirman la tesis de que la soberanía de esos islotes pertenece a Guinea Ecuatorial.

Esa documentación estuvo más de una vez en manos de la entonces ministra de AA.EE., Ana de Palacio y del Presidente José María Aznar, cuando el PP gobernaba. El enfrentamiento con Francia era evidente, aunque larvado, y había que buscarse un aliado fuerte…

Cuando España descolonizó Guinea Ecuatorial, dejó sin resolver ese litigio, que ya por  entonces trajo algún que otro problema como hemos visto.

Guinea Ecuatorial y Gabón aceptaron en su momento el arbitraje de la ONU. Fue  en el año 2003. Las reuniones se celebraron en Nueva York, pero, desde entonces el litigio sigue pendiente. En el año 2004, Guinea Ecuatorial y Gabón llegaron a un principio de acuerdo, a fin de explotar de forma conjunta los yacimientos de las aguas que circunda los pequeños islotes de Mbañe, Cocoteros y Conga.

En aquella ocasión, el acuerdo logrado por la ONU, consistió más o menos en lo mismo: explotar de forma conjunta las riquezas de ese territorio. Pero no se llegó a una solución definitiva sobre la soberanía.

Las relaciones entre los dos países, a pesar de algunos altibajos, han sido excelentes. Es más, incluso de colaboración. No es la primera vez que Obiang Nguema ha solicitado los servicios del presidente  gabonés para que sus hombres capturen a opositores ecuatoguineanos y los traslade a Malabo. Algo que, al parecer, le es imposible llevar a cabo en Nigeria o Camerún, por ejemplo.

En una ocasión, el presidente Bongó -con la inestimable ayuda francesa- apoyó al opositor guineano y candidato a la presidencia de la ex colonia francesa, Manuel Rubén. Se cuenta que el dinero que manejaba este opositor era abundante, a tenor de los evidentes y visibles signos externos. La operación estaba tan avanzada que hasta se le había preparado a Rubén un avión presidencial, debidamente pintado con los colores nacionales, incluido escudo nacional…Las cosas hay que hacerlas bien. Pero, se produjo un nuevo aborto en el operativo.

Uno de los últimos casos de colaboración entre Bongó y Obiang fue el relacionado con el opositor Aquilino Nguema, que el 18 de mayo de 2000 era raptado por miembros del CEDOC  (servicio secreto gabonés) y encerrado en sus mazmorras a la espera de que el avión presidencial de Obiang Nguema lo trasladase a Malabo. Pero un avispado y valiente periodista de la agencia France Press y otros de Radio Soleil tuvieron conocimiento de la operación y lo denunciaron. Las embajadas occidentales se movilizaron, especialmente la de España, y el líder de UDDS (Unión para la Democracia y el Desarrollo Social) Aquilino Nguema volaba en Air Maroc al día siguiente con destino a Madrid.

No es la primera vez que Obiang ha pedido al presidente de Francia, Jacques Chirac, que medie ante el jefe del Estado de Gabón, Omar Bongo Ondimba, para encontrar una solución rápida al contencioso que enfrenta a ambos países africanos por el islote de Mbañe.

El Golfo de Guinea, aparentemente en calma, puede transformarse de la noche a la mañana en una zona conflictiva, como también puede suceder en el Magreb. La toma y posterior recuperación del islote de Perejil, el desplazamiento de los dos barcos de guerra españoles a Malabo, la «foto de las Azores» y hasta el 11-M, tienen mucho que ver con esa rica zona en hidrocarburos, además de territorio de excepcional importancia desde el punto de vista geoestratégico.

Durante el Gobierno de Aznar, en concreto en el año 2004, dos barcos de guerra españoles, la fragata «Canarias» y el buque de aprovisionamiento «Patiño», recibieron orden de partir de forma urgente -con tan solo 60 horas de antelación- con destino al Golfo de Guinea. Todavía no está claro si era para apoyar un golpe contra Obiang Nguema o para  evitarlo. Dejémoslo así. En cualquier caso, lo cierto es que la decisión fue firme, aunque algo arriesgada.

Son muchos los indicios que apuntan a que pudieron ser los servicios secretos franceses los que alertaron de esa operación, con ánimo de desbaratarla, haciéndola pública. En consecuencia, el plan fue abortado, y la firmeza se transformó en indecisión.

Los aliados en ese tejemaneje son conocidos, pero es pronto todavía para desenmascarar la compleja operación que, quizás, iba a tener otras consecuencias no mucho después…

Y, ahora, de nuevo, Mbañe…