Bernardo Kliksberg (27/11/2008)
ANTE LA CRISIS MUNDIAL, que generó la reunión del G-20 en Washington, circulan en América Latina una serie de falacias sobre sus causas. Estas falacias pueden llevar a políticas que hagan «más de lo mismo» que pueden agravar sus impactos.

Entre las falacias:

LA CRISIS ES COYUNTURAL
Algunos economistas ortodoxos dicen que se trata de una crisis más. Las cifras los desmienten. El desempleo en Estados Unidos ya saltó al record del 6,5 por ciento (10 millones de desocupados). El 20 por ciento de ese 6,5 por ciento lo es desde hace mas de 6 meses, el más alto nivel de desocupación de largo plazo desde el final de la segunda guerra mundial. Por algo afirma el último Nobel de Economía, Paul Krugman: «es una crisis económica que será cruel, brutal, y larga». Ocultar la importancia del problema no ayuda mucho.

LA CULPA FUE DE LOS MODESTOS COMPRADORES DE CASAS
Los culpables serían los esforzados trabajadores estadounidenses que se endeudaron para comprar la casa propia, el gran sueño americano. En muchos casos no sabían de la letra chica de las hipotecas que los iba a colocar en situación imposible.

Alan Greenspan afirmó: «Estoy en estado estupor». Pero además, explica el Premio Pulitzer, Thomas Friedman, el banco que daba la hipoteca eludía el problema porque se la pasaba a un agrupador, y el banco de inversión que agrupaba esas hipotecas lo eludía porque se podía ganar mucho dinero dándoles buenas calificaciones, así que por qué pararse demasiado… partes de Wall Street empezaron simplemente a sacar dinero del dinero mediante ingeniería financiera.

EL PROBLEMA FUE CAUSADO POR ERRORES TÉCNICOS FÁCILES DE CORREGIR
No «La sociedad exige intervención fuerte de las políticas públicas para detener la debacle», es lo que piensa Allan Greenspan, icono de la ortodoxia económica, y durante 19 años presidente de la Reserva Federal (Banco Central). Al ser interpelado por el Congreso de Estados Unidos declaró: El paradigma moderno del manejo de riesgos estuvo en pies durante décadas. Sin embargo todo ese edificio intelectual integro colapso este verano.

Autocriticándose, al revés de lo que hacen los economistas ortodoxos de América Latina que son incapaces de hacerlo, afirmó: Estoy en estado estupor.

HAY QUE ESCUCHAR A LAS CALIFICADORES DE RIESGOS PARA QUE ELLO NO SUCEDA EN AMÉRICA LATINA
Tienen graves problemas de credibilidad en sus países sede, los países del G20 las criticaron duramente. En Estados Unidos, en la interpelación que les hizo el Congreso, Jerome Fons, ex Moody’s, declaró: El modelo empresarial prevenía a los analistas de poner los intereses de los inversores primero, y Frank Reiteró ex Standard&Poor, afirmó sobre sus graves errores «las ganancias presidían todo el show.

LOS ALTOS EJECUTIVOS TAMBIÉN PERDIERON, PORQUE SUS ACCIONES BAJARON
Hoy se sabe que cómo sus ingresos estaban ligados a las ganancias de sus empresas, llevándolas al más alto riesgo para ganar más personalmente en el corto plazo. Ganaban 2000 a 1, lo que millones de laboriosos estadounidenses perciben como salario mínimo. Pero además ganaban siempre. Si la empresa ganaba subían sus paquetes. Si perdía, y los despedían tenía que pagarles por despido los paracaídas de oro.

CON CAMBIOS MENORES EN EL MODELO TODO SE ARREGLA
Según las encuestas, «Los ciudadanos esperan que la economía vuelva a estar al servicio del main street», los ciudadanos piensan diferente. La sociedad exige intervención fuerte de las políticas públicas para detener la debacle, regulación severa, y pide control de los reguladores por la sociedad, responsabilidad social empresarial, topes a los altos ejecutivos, protección a los deudores hipotecarios, y a las multitudes de desocupados, así como progresividad fiscal, respeto al medio ambiente, fortalecimiento de las redes sociales, y reformulación del sistema económico mundial.

Los ciudadanos esperan que la economía vuelva a estar al servicio del main street, de la gente de la calle, como lo planteó el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama.

N. de la R.
Bernardo Kliksberg es uno de los mayores expertos mundiales en lucha contra la pobreza y asesor principal del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de América Latina y el Caribe. Es autor de 40 libros, el más reciente el best seller «Más ética, más desarrollo» (publicado en España por el INAP), además de centenares de artículos técnicos activamente utilizados internacionalmente. Ha asesorado a más de 30 países en alta gestión, incluyendo a diversos presidentes y a numerosas organizaciones públicas de la sociedad civil y empresarial.
Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de Safe Democracy.