J.M.G.T. (21/12/2008)
«…Guadalupe [el Monasterio de la Patrona de Extremadura, aún bajo la jurisdicción eclesiástica de la archidiócesis de Toledo] continúa siendo una afrenta a la autonomía del pueblo extremeño». Así ha rematado un artículo, en el diario «Hoy» de Extremadura, la firma colectiva Alconétar, formada por José Julián Barriga Bravo, Vicente Sánchez Cano y Rafael García-Plata.

Recuerdan como, hace más de un siglo, en 1907, «varios miles de extremeños se concentraron en La Puebla para festejar la declaración de la Virgen de Guadalupe como patrona de Extremadura. Un año antes lo habían hecho reivindicando la extremeñidad del monasterio y su rehabilitación. Dicen las crónicas de aquellos años que fueron las concentraciones más multitudinarias de las acontecidas en la región y que allí nació el espíritu regionalista de Extremadura. No fueron, pues, manifestaciones provocadas ni de trámite. Se oficializaba de este modo lo que el pueblo extremeño venía ejerciendo durante siglos.  Pero los concentrados pudieron constatar ya entonces el contrasentido, la incongruencia de que aquella Virgen de tanta raigambre extremeña perteneciera a la jurisdicción de Toledo y que, durante las conmemoraciones, fueran precisamente las autoridades toledanas las que presidieran la ceremonia».

El articulista colectivo indica ahora cómo los concordatos y el Concilio Vaticano II han propugnado la adecuación de los límites eclesiales a los civiles. En otras zonas españolas aún perviven también contradicciones entre unos y otros límites; sin embargo no existe «una situación de agravio tan clamoroso como el de que la Patrona de la Comunidad Autónoma, la referencia principal de la identidad regional, pertenezca a un territorio diferente».

Reconocen por otra parte  que «con todas las excepciones que se quieran, para muchos, para la inmensa mayoría, Guadalupe se limita a lugar de boda y banquete. Así, La Puebla y el recinto del Monasterio se han convertido en un inmenso salón de banquetes, que oscurece cualquier otra actividad diferente a las escasas que se realizan en un emplazamiento tan espléndido».

Echan de menos los componentes de Alconétar la significación de Monasterios comparables en otros territorios, en los que se potencia valores sociales y culturales, compatibles con la acción religiosa.

Al margen del artículo al que venimos haciendo referencia desde espacioseuropeos.com, y cuya reivindicación nos parece de sentido común, cabría apuntar la coyuntura del momento presente para incidir sobre el tema, cuando el cardenal Cañizares ha sido promocionado desde la archidiócesis primada de Toledo al dicasterio que se le encomienda en el Vaticano. La visión universal desde Roma y un nuevo pastor en Toledo, al tiempo que la opinión pública extremeña logre hacerse oír, con tonos claros y vibrantes, podrían presentar un escenario nuevo y más propicio. Alconétar marca el rumbo correcto en un tema sensible.