Pobreza en EspañaInternacional
espacioseuropeos.com (13/1/2009)
El año 2008 nos ha dejado un rastro de muchas calamidades, pero la más cruel de todas ha sido el aumento de la pobreza en todos los países. Los «bonitos discursos» de los políticos, y su lenguaje de «lengua de doble filo» no han traído una mejora en la pobreza, especialmente en África.

Los expertos miden la  pobreza en tres niveles: la extrema, con menos de 1 dólar al día, que la padecen más de 1.000 millones de personas; la moderada, tramo en el cual hay unos 1.500 millones de personas que se mantienen con menos de 2 dólares al día,; y la pobreza relativa, en la que están más de 2.500 millones de personas.

Estas cifras suman en total un 16 por ciento de la población mundial, lo que nos lleva a afirmar que el actual sistema de mercado es incapaz de evitar o generar esas desigualdades. Es más, quizás el actual sistema sea el que genera esos niveles de pobreza.

Pero, sobre todo, es la corrupción, y su implantación en importantes sectores de la población, la que impide que la riqueza mundial sea repartida de forma más igualitaria.

Dicen esos mismos expertos que para terminar con la pobreza extrema sólo se precisa el 2 por ciento de los ingresos del otro 10 por ciento de la población más rico. En algunos países africanos, Nigeria, por ejemplo, casi el 90 por ciento de la población vive con menos de dos dólares diarios.

Pero no son sólo en los países tercermundistas, donde la población se encuentra en la pobreza. Casi 1.500 millones de personas se encuentran por debajo del umbral de la pobreza en países emergentes; y más de 100 millones viven en ese mismo umbral en países industrializados, de ellos 120 millones en Europa Oriental y Asia Central1. En los Estados Árabes, la cifra sobrepasa los 10 millones de personas, mientras que en el Caribe, 120 millones malviven con 2 dólares diarios.

Esta cifra no es mucho mejor en los países industrializados (Europa, Japón o Canadá), donde un sector nada pequeño de la población vive con 14.4 dólares diarios.

Otros datos terroríficos son los que se refieren a los 120 millones de personas que viven en países pobres y que carecen de agua potable; casi 900 millones de personas adultas son analfabetas, y unos 800 millones no tienen acceso a servicios sanitarios. Otros  507 millones cuentan con una limitada esperanza de vida, que tan sólo llega a los 40 años de edad. Además, aproximadamente, unos 160 millones de niños sufren desnutrición y, más o menos, el mismo número (110) en edad escolar no pueden asistir a la escuela.

La pobreza significa hambre: 850 millones de personas pasan hambre con su corolario de enfermedades, sufrimiento y muertes prematuras. Incluso en las potencias emergentes este problema se mantiene constante: el 9% de las personas en Brasil, el 11% en China y el 21% en la India siguen pasando hambre. Es bien conocido que las hambrunas no se dan por falta de alimentos, sino porque la gente no tiene dinero para comprarlos. Evidentemente, ni los ricos de los países pobres ni los turistas que los visitan padecen hambre.

Los gastos per capita en sanidad  son otro ejemplo de desigualdad entre el Norte y el Sur, y dentro de cada país. Por ejemplo, la nación que más gasta en Sanidad es Estados Unidos (5.274 dólares), por encima de la Unión Europea (Francia, 2.736; y España, 1.640 dólares). Sin embargo, estas cifras ocultan las tremendas desigualdades internas de cada país. En EE. UU, por ejemplo,  está situado, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en el puesto número 37, detrás de Marruecos (puesto 29 y con sólo 186 dólares de gasto); España (el séptimo) o Francia (la primera).

A pesar de que moleste a la Administración estadounidense, Estados Unidos se encuentra por encima de Cuba (que tiene un gasto de 236 dólares), tan sólo a dos puestos. La razón de esta diferencia, es que en EE. UU, a pesar de que las inversiones e investigaciones en Sanidad se hacen con el presupuesto público en una parte muy importante, existe una población de más de 40 millones que no tiene ningún tipo de cobertura sanitaria.

Un mundo muy desigual, al que cada día le separa un abismo más grande entre ricos y pobres.

¿Con estos datos, no es de extrañar que haya piratas, cuando no te dejan pescar en tus mares? ¿Ante estas cifras no es de extrañar que muchos se lancen por los caminos fáciles de la violencia?

N. de la R.
Estos datos han sido extraídos de varios informes de instituciones y organizaciones  sociales. Los datos están verificados y no merecen discusión. Es más, las cifras son aún peores (debido a la crisis económica actual), pero no están actualizadas.