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Manuel González Torga (1/2/2009)

Los Habsburgo optaron a veces por los mensajeros de la Casa Fúcar, a pesar del servicio regular oficialmente concedido como privilegio a los Tassis –en cuyo escudo de familia figuraba el puerco-espín (“tasso”) – y que obtuvieron la ratificación por Carlos I.

 

María Montáñez investigó aquellas comunicaciones postales (El correo en la España de los Austrias).

 

Los jinetes de las postas de los correos oficiales “trasladarían  las cartas de Bruselas a París en treinta y seis horas en verano y cuarenta en invierno… Desde Burgos a Bruselas tardarían siete y ocho [días]… Al margen de cuestiones de Estado, el emperador recurría también más que a nadie a los Fúcar cuando se trataba de misiones de índole confidencial”. Por los servicios de muy variables magnitudes  prestados al Emperador, éste les hizo condes.

 

España tuvo un peso importante en el mapa de operaciones transnacionales de la Casa Fúcar. Aparte de las rutas terrestres, utilizaban las marítimas; así transferían fondos de sus beneficios por los múltiples negocios en territorio español, a través del puerto de Lisboa, vía Amberes, a su central de Augsburgo.

 

Efectivamente Amberes constituía el vértice del itinerario establecido entre la Península Ibérica y el sur de Alemania. En cambio se ha polemizado sobre la ruta de acceso a la llegada inaugural: “contrariamente –sostiene Heringa una versión muy extendida, los Fúcar no penetraron en España desde Lisboa, sino desde Alemania y los Países Bajos, llegando con el séquito de Carlos V, a quien se habían hecho indispensables por su ayuda en la elección a emperador. Fue esta última la que abrió a Jacobo Fúcar el acceso al comercio español”.

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Ramón Carande estudió muy detenidamente el panorama económico, la Hacienda de Carlos V, el papel de sus financiadores, entre los cuales sobresalieron los Fúcar, y las contraprestaciones a éstos. Todo un complejo análisis siguiendo huellas significativas de un periplo imperial de largo alcance: “De los cuarenta y un años de su reinado Carlos V pasa dieciséis en la península; de los otros veinticinco -cuatro incompletos, anteriores a su abdicación, son los de Bruselas– los veintiuno fueron de incesante actividad itineraria: no renunció a correr tierras y  surcar mares…”.

 

Los ingresos de los Fúcar procedían de fuentes muy diversificadas. Con la mediación bancaria extendían su acción en España, desde el arriendo de los Maestrazgos hasta las minas de Almadén. Pero abarcaban, incluso, el tráfico de armas y sus agentes concurrían a ferias para captar metálico y efectuar otras operaciones. Las ferias importantes presentaban oportunidades muy abiertas: “Desde la buhonería –resume Carande- hasta las piedras preciosas ninguna mercancía desconocieron, incluidos los esclavos. En ferias se abastecen de lo imprescindible las modestas economías domésticas; de lo superfluo los poderosos magnates de la nobleza y el clero; y de los tratantes adquieren bastimentos, equipo y artillería, indispensables para armadas y ejércitos, los encargados de la recluta y aprovisionamiento. Necesidades sentidas en Túnez, Milán, Amberes o en las Indias, las satisfacen Medina, Villalón o Rioseco”.

 

A los Fúcar, pese a su buena mano para los negocios, no les faltaron fallidos y atracos. La inseguridad de las rutas terrestres y los naufragios en las navales suponían peligros con los que había que contar; incluso había que sortear los riesgos de la piratería, algo que no siempre se lograba: “en 1507 un barco que transportaba cobre y plata de los Fugger, los Welser-Vohlin, los Rehlinger y los Höchstetter, desde los Países Bajos a Lisboa, fue apresado en la costa española por un pirata llamado Doto”.

 

Presencia en la Historia del Periodismo

Las informaciones reunidas en Augsburgo incluían misivas, entre otros orígenes, de la Península Ibérica (Madrid, Valladolid, Toledo y Lisboa) así como de Flandes (Amberes y Bruselas). La actualidad de Amberes implicaba un atractivo especial dada la etapa de apogeo de la ciudad portuaria. La carta-periódico elaborada contenía material noticioso para seleccionar envíos a una lista de hasta 626 destinatarios, entre los cuales figurabanlos-fucar 165 eclesiásticos.

 

Además la Casa Fúcar hacía acopio de otros soportes. Según Hermann Kellenbenz, así consta, por ejemplo, en relación con una copia de Neue Zeitung (Nuevo Periódico), carta debida, probablemente, a un factor de la banca Welser.

 

Los Fúcar superaban en información al resto de los empresarios y competían con soberanos y otros poderosos. Para fomentar sus relaciones y lograr el favor de unos y otros proporcionaban determinadas primicias a monarcas, al Emperador y al Papa. Su correo, dispuesto para optar, si la ocasión lo requería, por un servicio urgente que empalmara relevos al galope, día y noche, podía alcanzar Roma con su correspondencia a diario.

 

Hering ensalza, como otros historiadores del Periodismo o cultivadores de la disciplina histórica en general, la sensibilidad demostrada por quienes regían el grupo de empresas Fúcar para servirse del conocimiento de la actualidad, especialmente en las vertientes política y económica. “Los éxitos de la sociedad -confirma Heringse debían, a menudo, a su servicio de información, que transmitía los sucesos importantes con máxima rapidez, a la casa de Augsburgo. Un resumen de las noticias más interesantes se enviaba en forma de periódico particular, a los príncipes, amigos y protectores”.

 

El carácter periodístico de las cartas informativas elaboradas por las máximas firmas de banca y comercio, está reconocido en la literatura histórica especializada. Un clásico como González Blanco, lo deja registrado con claridad meridiana: “Ricas casas comerciales, entre las que descuellan la de los Welser y la de los Fugger, hacían aparecer con regularidad números en que se daban noticias, no sólo de las varias partes de Europa, sino que también de las principales comarcas de Asia y de América. Nombrábanse tales números Ordinari-Zeittungen y aún había suplementos para las noticias de última hora intituladas Extraordinari-Zeittungen”.

 

Otros historiadores de la Prensa como José Altabella, César Aguilera o Ingrid Schultze coinciden desde España con otros autores extranjeros en apreciaciones que dan un lugar merecido a las hojas de noticias de aquellas redes financieras en la evolución secular hacia el Periodismo contemporáneo.

 

La rueda de la fortuna y los reveses

El gobierno de la firma empresarial Fúcar mantuvo una línea de éxito a base de un liderazgo atinado y singular, algo a lo que pone nombres Kellenbenz: “…así como Jacob Fugger había ejercido la dirección de la empresa durante años por ser el más capaz de la casa, tras su muerte también el más capaz tendría que mantener la dirección de una manera más o menos monárquica. Como tal, Jacob consideraba no al hijo mayor de George, Raymund, sino al más joven, Antón, nacido en 1493. Como emblema de la firma se sirvió, como hasta entonces, del tridente con un anillo en el lado derecho de la horquilla, junto a su comienzo”. Esa forca encontraba explicación en la proximidad fonética con el apellido de la estirpe (Fugger/Forke).

 

Los reveses de la fortuna acechaban, en 1523, a Jacobo Fúcar y a otros adinerados empresarios augsburgueses: Bartolomé Welser, Cristóbal Herwart, Ambrosio Hoechstetter y Andrés Rem. Resultan procesados por el delito de monopolio/oligopolio.

 

La apelación de Jacobo Fúcar al Emperador dio resultado ya que Carlos V, desde Burgos, determinó que quedara suspendido el procedimiento judicial abierto contra los mercaderes citados, refiriéndose, en particular a Jacobo Fúcar, nuestro consejero y todos sus deudos y socios”.

 

El aprecio y la confianza del Emperador hacia la estirpe de los Fúcar quedan plasmados en la carta que, en julio de 1547 recibe Antón, redactada en estolos-fuggers términos: “¡Noble y querido vasallo! Te hacemos saber graciosamente nuestra voluntad de salir de aquí dentro de pocos días con la protección del Todopoderoso para trasladarnos a Augsburgo y hospedarnos en tu casa. A tal efecto ya hemos despachado allá a nuestro imperial aposentador según sabrás de él mismo. Es, pues, nuestro gracioso deseo que nos abras tu casa y nos cedas de buen grado cuantas habitaciones dicho aposentador te pida para nuestro uso y comodidad y que le complazcan y no tomes a mal la molestia causada”. Figura dirigida “A nuestro noble consejero y querido vasallo del Imperio, Antón Fúcar”.

 

En efecto, Carlos I de España y V de Alemania, victorioso en la campaña de Sajonia, acudía a la Dieta de Augsburgo. Durante más de un año (23-7-1547 al 13-8-1548) permaneció en la ciudad, alojado en la regia Casa de los Fúcar, en el Mercado del Vino.

Era un palacio de inspiración italiana renacentista, con dimensiones y empaque principescos.

 

Antón Fúcar mostró su magnanimidad ante el César Carlos prendiendo fuego al recibo sobre un abultado préstamo firmado por el Emperador. La escena quedó inmortalizada en un cuadro debido a Carlos Becker.

 

La fortísima crisis monetaria de 1557 afectó a las gentes con un alcance prácticamente general; las grandes fortunas de los Fúcar o los Welser tampoco permanecieron indemnes. Los ciclos de crisis nunca han faltado; pero la preparación ha permitido salir mejor librados a unos que a otros.

 

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