antoni-brufauespacioseuropeos.com (27/6/2009)
En un artículo editado el pasado mes de mayo, por la página web de Ecologistas en Acción, uno de los responsables de la organización, Luís González Reyes, comentaba la denuncia contra la petrolera anglo-holandesa, Shell, cuyo juicio finalizó hace pocos días en Nueva York.

El autor de ese artículo mantenía que es «imprescindible que lo que se está haciendo en Nueva York con Shell se haga en Madrid con Repsol-YPF. La petrolera española es responsable de la degradación de espacios naturales de altísimo valor, como el Parque Nacional Yasuní (Ecuador); está implicada en varios accidentes, algunos mortales, por negligencia (Bolivia); está acusada de evasión de impuestos (Ecuador); de envenenar al pueblo mapuche por la degradación de sus condiciones ambientales (Argentina); o es señalada por supuesta connivencia con los paramilitares (Colombia) y con dictaduras (Guinea Ecuatorial)».

Todas estas acusaciones deben pasar de la prensa a los juzgados -decía el autor- y «para ello el Gobierno español debe legislar para que así sea posible, exigiendo responsabilidades por sus actuaciones a las transnacionales españolas en el extranjero».

Con crudeza -constata González Reyes en Ecologistas en Acción- «una vez más, que el petróleo es una maldición. Es una maldición para los pueblos indígenas que viven sobre él, como lo saben los ogonis, los mapuches (Argentina) o los guaranís (Bolivia). Es una maldición pues acarrea violencia y muerte, como lo saben en Arauca (Colombia) o en Irak. Es una maldición, en definitiva, porque es el primer responsable del principal problema socio-ambiental de la humanidad: el cambio climático».

Algo de justicia se ha hecho, al menos en el caso de la petrolera Shell. Recordemos a Ken Saro-Wiwa miembro de la etnia  Ogoni en el Delta del Níger, que  fue ejecutado por el gobierno nigeriano el 10 de noviembre de 1995. Tras 13 años, un Tribunal Federal de Estados Unidos ha condenado a la petrolera  Shell Oil.

«El líder nigeriano encabezó las protestas contra la actuación de la petrolera. Poco después fue detenido, juzgado de forma arbitraria y colgado con otros ocho activistas Ogoni.  La familia de Ken Saro-Wiwa demando a la Shell y ahora un tribunal estadounidense, en virtud de la ley sobre Responsabilidad Civil por Hecho Ilícito Reclamada por Extranjero (Alien Torts Claim Act), que permite que extranjeros presenten cargos contra un delincuente en tribunales estadounidenses cuando las acusaciones son por crímenes de guerra, genocidio, tortura, o, como en el caso de los Nueve de Ogoni, ejecución sumaria extrajudicial», según la periodista estadounidense Amy Goodman.