Javier González (22/7/2009)central-nuclear-de-asco1
La semana pasada fue una chimenea de Ascó I, la misma que provocó la fuga de material radiactivo  y correspondiente sanción durante la anterior recarga, que aún no ha sido limpiada, y por tanto conserva material radiactivo en su interior. El domingo se detectó un error de calibración, común a los dos reactores. Se trata de un desajuste en las válvulas que controlan y miden la temperatura y la presión del reactor, elemento clave para evitar que el agua empiece a hervir cuando supera los 100 grados centígrados. A pesar de ello, la unidad Ascó II sigue funcionando.

El lunes, al terminar el proceso de recarga y reparaciones, Ascó I se intentó poner en marcha, pero solo había conseguido llegar a 162 de los más de mil megavatios de su potencia nominal, cuando tuvo que parar por la activación de dos de los cuatro canales de medida del flujo neutrónico en rango de potencia, lo que provocó la correspondiente parada automática del reactor. Esta activación es sólo la señal de que el flujo de neutrones – precisamente el dato más delicado de cuantos se toman en la central- no es el adecuado. Lo importante ahora es averiguar la causa, y hasta entonces la central debería estar parada.

Para Ecologistas en Acción se trata de un dato más a añadir a la necesidad de prescindir, cuanto antes, de esta forma de producción de electricidad. Las centrales nucleares españolas llevan más sucesos notificables en 2009 que en todo el año pasado. En concreto Ascó es la que encabeza la lista, con dos paradas en la unidad II, la citada en la unidad I y 20 sucesos notificables en siete meses. Ascó I lleva parada desde el 22 de mayo por recarga, actividad que normalmente dura aproximadamente un mes, y Vandellós desde el 14 de marzo. Razones de peso para poner en entredicho la supuestamente principal virtud de las nucleares, la garantía de suministro. Muy probablemente en 2009 se vuelva a batir el récord de días inactivos. Van 217 y aún deben parar por recarga Cofrentes, en este mes, y Almaraz I, en noviembre.

Según la organización ecologista, afortunadamente este año ha disminuido el consumo y, sobre todo, las renovables están funcionando mejor aún que el año pasado, tanto la eólica como la solar fotovoltaica, que ya cuenta con números propios en las estadísticas de generación de energía eléctrica. Con ello se ha sustituido con creces el descenso de la producción nuclear, una energía peligrosa, cara, que no garantiza el suministro, que entorpece la entrada de las renovables y que genera unos residuos muy peligrosos para los que no existe solución.

N. de la R.
Javier González es responsable del área de Energía y Cambio Climático en Ecologistas en Acción. Este artículo se publica con la autorización del autor.