espacioseuropeos.com (24/7/2009)
Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, declaró que su país jamás reconocerá la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, según recoge la agencia de noticias RIA Novosti. Estas declaraciones las hizo Biden ayer, durante su intervención en el Parlamento de Georgia.
El vicepresidente estadounidense fue tajante: «Mi visita a Georgia se realiza después de la de Barack Obama a Moscú como respuesta a las numerosas suposiciones de que EE. UU. y Rusia reiniciarán sus relaciones a expensas de la integridad territorial de Georgia. Pero no es así». Unas declaraciones similares las hizo Biden el pasado martes en Kíev.
Ante el Parlamento georgiano el vicepresidente estadounidense no tuvo rubor en afirmar que «la época en que algunos podían dictar sus condiciones a otros Estados quedó en el pasado. No estamos en el siglo XIX. En el siglo XXI no hay lugar para la teoría de la división del mundo. Puedo afirmar con seguridad que nunca reconoceremos la independencia de Osetia del Sur y Abjasia».
RIA Novosti recuerda aquellos aciagos días: «En la noche del 8 de agosto de 2008, las tropas georgianas atacaron Osetia del Sur, convirtiendo en ruinas su capital Tsjinvali. Para defender a los habitantes de la república, muchos de los cuales tienen ciudadanía rusa, Rusia introdujo sus tropas en Osetia del Sur y tras cinco días de operaciones bélicas expulsó las tropas georgianas del territorio suroseta».
En la misma línea, la agencia resume lo acaecido: «A finales de agosto de 2008, Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia otra región autonomía georgiana. En respuesta, Tbilisi rompió relaciones diplomáticas con Rusia y declaró dichas repúblicas territorios ocupados».
Nos parecen muy acertadas las palabras del vicepresidente de Estados Unidos respecto a que los Estados no deben inmiscuirse en la política de otros Estados, pero lo cierto es que EE. UU., no la aplica en el resto del mundo ni aún con sus aliados, como lo demuestra el dato de su obstinación en «meter» con calzador a Turquía en la Unión Europea o haber apoyado a Marruecos en la «marcha verde» en 1975. Los ejemplos dan para varios volúmenes.