José Manuel G. Torga (18/9/2009)torga1
Continúa el texto rescatado, con la solera de los ocho lustros, en lo que constituye su segunda parte. Sin literatura. Preguntas y respuestas, como en una partida de ping-pong, en la cual las contestaciones se demoraran a cámara lenta.

– En principio ¿cree que la política es un tema de interés común para las mujeres? Y más en concreto ¿qué ocurre al respecto,  en España?
La política no es el tema de principal interés para la mujer. No lo es, porque también, desde San Pablo, se le dijo que callara en el templo y que se tapase la cabeza. Ha aprendido que para poder sobrevivir debe obedecer, aunque sólo aparentemente. Debe fingir que sus únicos intereses los tiene fijados en la supervivencia animal de los seres de su familia; que su futuro, su proyección personal son el apéndice de los del hombre que la ampare y le dé nombre y figura. Entonces ¿cómo puede este ser preocuparse por la política, la ciencia del gobierno de los demás hombres, la tarea de máxima proyección personal?
Por otro lado -sigue- no hay que olvidar que para que la política entre en el círculo de interés del hombre hace falta que se den unos condicionamientos previos de que carece nuestro país en estos momentos.  Por eso, tampoco el hombre español se siente  atraído por esa lucha. Fundamentalmente porque está convencido de que tiene poco de lucha, de ejercicio mental, de riesgo, y de imaginación. Es difícil  conseguir que un cocinero se interese por su trabajo cuando se le pone a condimentar patatas todos los días. Esa falta de variedad es la que ha llevado al pueblo español a una total apatía respecto a las cuestiones políticas, y que en un sector muy importante ha derivado hacia escapes permitidos como el deporte, absurdamente elevado a la categoría de ídolo nacional, pero sin que siquiera sea de oro. Y si no, basta con ver los pobres resultados obtenidos en competiciones nacionales.

La Sección Femenina
– ¿Podría darnos su impresión de conjunto sobre el papel de las mujeres que actúan en la vida política oficial de España?
Realmente pobre es el papel de nuestro hombre en política; pero evidentemente mucho mlidia-falconás desairado resulta el de la mujer. No recuerdo más que dos o tres nombres que han sido los últimos en sonar, sobre todo con referencia al absurdo proyecto de pagar el salario mínimo al ama de casa; pero no creo que la figura de esas mujeres impresione  mucho al humilde espectador. Unos afirman que solo brillan entre los nombres conocidos por su título, apellido y ascendencia; otros, por su habilidad en aprobar cualquier sugerencia oficial: pero, en fin, nadie supone que sea por méritos propios, y si es equivocado tal juicio, las obras de tales féminas corroboran la primera impresión.

– ¿Qué opina sobre la Sección Femenina como concepción y como organización?
La creación de la Sección Femenina, como concepción y organización política es un misterio para mí. Cuando intenté comprenderlo al elaborar mi último libro, «Mujer y Sociedad. Análisis de un fenómeno reaccionario» me acompañó un total fracaso. Me dirigí a la delegación de Barcelona y nadie de las jerarcas que la dirigen me supo decir para qué estaban allí  y cuáles eran los propósitos ni el programa que habían llevado a la fundadora a su creación. Desconozco también la estratificación jerárquica de esa organización y tengo la idea de que, en la actualidad, funciona como cuerpo mentor de labores domésticas y hogar en las enseñanzas de Bachillerato que se dispensan a las muchachas. También se ha hablado de los Coros y Danzas que llevan a otros países, una rara idea de las actividades de la mujer en el nuestro.

– Tendrá su opinión personal sobre  el Servicio Social…
Por lo que he podido comprobar, no constituye para la mujer más que un obstáculo para lograr el carnet de conducir, el pasaporte o el título de Licenciada sin que resuelva ningún problema humano ni social a pesar de su nombre.

Difusión de ideas
– Cambiemos de tercio. Su actividad relacionada con la difusión de sus ideas ¿le ha acarreado problemas?
De momento mi actividad con relación a la exposición o el mantenimiento de mis ideas no me ha acarreado graves problemas. No dejo por ello de constatar que a algunas declaraciones mías, han seguido protestas y cartas que no solo discrepan de esas ideas, sino que, dada una costumbre muy española, se entrometen en mis asuntos privados. Pero, hasta ahora, parece que el tema femenino, que es el que, fundamentalmente, ha ocupado mi actividad, no conmociona demasiado a nuestro país y, por ello no me ha acarreado más disgustos.

– El ejercicio de la abogacía por una mujer en España ¿con qué peculiaridades se encuentra?
El ejercicio de la abogacía en España para una mujer es una forma de actividad, podríamos decir que, todavía insólita. Las estudiantes de Derecho son, en porcentajes, uno de los grupos menos numerosos de las universitarias de España, y de ese mínimo caudal de juristas, un porcentaje todavía más disminuido son las que deciden arrostrar las dificultades del ejercicio de la profesión. No quiero decir con ello, que a una abogado en ejercicio se le impida su trabajo con obstáculos  y trabas excesivamente pesadas – por mi parte he encontrado siempre amabilidad y cortesía- pero debajo de esa amabilidad se noseccion-femeninata siempre la curiosidad burlona del interlocutor que no comprende qué absurda vocación ha llevado a esa mujer a dedicarse al estudio de pesados tomos de leyes dejando  otros trabajos más femeninos. Estos matices vienen a ensombrecer, aún más, el negro panorama del abogado español, que sea hombre o mujer, se encuentra con una terrible competencia en su campo por la superabundancia y, en algún momento, el desprestigio de la profesión.

– Personalmente ¿tiene vocación política?  En última instancia ¿estaría dispuesta a aceptar algún cargo público?
Siempre he tenido vocación política, pero decir eso en España es hacer una pirueta verbal. Todavía no sé en qué forma se puede realizar una tal vocación que no está encaminada por ninguna de las vías tradicionales españolas. Y realizar tal vocación aceptando un cargo público, sería aceptar al mismo tiempo compromisos que no me parecen suficientemente honestos.

Sexo y política
– Usted, que ha estudiado, sociológicamente, comportamientos sexuales del hombre español ¿qué repercusión estima que tienen en lo político, y viceversa?
Estoy convencida de que la realidad política española condiciona todos los campos de su vida y que, por lo tanto, incide en todos los aspectos en la vida diaria del hombre y la mujer. Mi marido y yo estamos llevando a cabo un ambicioso proyecto de encuestar a unos miles de hombres, a fin de conocer su comportamiento sexual y, sabemos ya, que la conducta y las relaciones sexuales del ciudadano español, están influenciadas, en todos sus aspectos, por la realidad política del país. En los últimos decenios se ha intentado, con gran éxito, volver a los cauces tradicionales de nuestra organización familiar y sentimental, y los resultados se han dejado ver palpablemente.
Frente a  esos moldes tradicionales y ese retroceso contra una evolución inevitable se han demostrado las últimas protestas juveniles, que tienen de positivo el que un sector importante de la población, el que dentro de unos años será rector de los destinos del país, ofrezca esa variedad política y social de que tan necesitados estamos. Es imposible volver atrás en el camino evolutivo del hombre, que es un animal histórico y que, por lo tanto, se forma a si mismo, día a día, hacia nuevos cauces, sin miedo a lo desconocido, sin miedo a la variedad, a la novedad, a la invención. Los hombres que han sido lo suficientemente valientes para abrazar idLidia Falconeas nuevas, han sido los verdaderos motores de ese progreso y esa evolución. Los que quieren frenar ese movimiento ascendente se engañan a sí mismos antes de pretender engañar a los demás.

Monarquía y fraseología
– Las previsiones políticas de continuidad que ha ido estableciendo el Régimen  ¿piensa que responden a la evolución real de la sociedad española?
Esa evolución no la veo coincidente con las previsiones políticas establecidas por el Régimen actual. En realidad es un juego de palabras únicamente, el que ha caracterizado los textos ideológicos del Régimen. La Monarquía constitucional es un sistema suficientemente antiguo y experimentado en el mundo para que no se  pueda disfrazarlo con fraseologías, por más originales que éstas sean.
Y, en todo caso, falta en estas previsiones la suposición de que en el país latan o se respiren otras ideas. La situación de minoría de edad en que se ha tenido hasta ahora al ciudadano español ha permitido suponer a los gobernantes que sigue manteniéndose en ese estado de inferioridad en todos los aspectos políticos y que no va a salir de él, por el tiempo preciso para sus proyectos; pero esta idea, que puede ser parcialmente cierta en épocas anteriores, en la actualidad empieza a variar y la evidencia demuestra que el pueblo español piensa por su cuenta y quiere exponer sus opiniones sin dirigismos ni tutelas.

Una apostilla final del entrevistador: el tiempo dirá.

Nota del autor:
Franco
nombraba por entonces Príncipe de España y heredero en la Jefatura del Estado a título de Rey a Juan Carlos de Borbón; pero el futuro era tan inescrutable como  siempre.
Este periodista, redactor-jefe en un periódico, se planteó hacer una serie de entrevistas, destinadas a un libro que cabría denominar de domingo, como se suele calificar a ciertos pintores que sólo disponen para el arte de los días no laborables.
Aplazada la publicación por circunstancias particulares del momento, se perdieron luego las carpetas con los originales. 40 años después, haciendo limpia en dos casas y un garaje, he dado con varias de aquellas entrevistas. Algunos personajes siguen en candelero, otros viven más retirados y no faltan los que pasaron a mejor vida. Pero, con unos trazos introductorios nuevos, los diálogos mantienen un interés, leídos con la perspectiva del tiempo transcurrido. Así fuimos y así dialogamos.

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