Francisco Segura (15/9/2009)zapatero-1
Zapatero pidió en el debate sobre la crisis que se le dijera por dónde recortar el gasto «de una manera significativa para reducir el déficit. ¿Qué líneas de alta velocidad o autovías aplazamos sine die?». Pues bien, Ecologistas en Acción quiere darle unas cuantas ideas en este sentido.

El Gobierno persiste en su idea de dedicar grandes inversiones a las infraestructuras, sobre todo autovías y líneas de AVE, como forma de reactivar la economía. Si las virtudes que le asigna el Gobierno a las grandes infraestructuras de transporte fueran ciertas (enorme generación de empleo, dinamización económica…), la situación en España debería ser muy distinta a la que es. Efectivamente, puesto que somos el país europeo con más kilómetros de autovías y autopistas -y en 2012 seremos el que cuente con la mayor red de alta velocidad ferroviaria del mundo-, no deberíamos tener una tasa de paro tan alta y la crisis apenas debería notarse… salvo que las cosas no funcionen del modo que nos dicen.

Todo parece indicar que es así. Multitud de estudios concluyen que a partir de un cierto umbral en la dotación de grandes infraestructuras -que en España hemos superado de largo-, cualquier inversión en nuevas obras puede ser contraproducente para el desarrollo desde una estricta visión economicista, sin hablar de su impacto ambiental y social.

En este sentido, uno de los estudios más relevantes es el informe del grupo de asesores creado por John Major en los años 90 para evaluar un plan de construir 500 nuevas carreteras en Reino Unido. Este grupo, conocido por sus siglas en inglés, SACTRA, publicó en 1999 «Transport and the Economy», donde analizaba la relación entre el crecimiento de la economía y las grandes infraestructuras de transporte en todos los países desarrollados. ¿El resultado? Gran parte de las tópicos sobre estas obras -que generan riqueza y empleo, por ejemplo- por los suelos. El plan de 500 carreteras se quedó en sólo 37.

Ante estos análisis, los planes del Gobierno no se pueden considerar sino un brutal despilfarro y su recorte una forma clara y sencilla de reducir el déficit y los impactos ambientales y sociales que llevan aparejados. Así, la estrella de los presupuestos de 2009 son las autovías, que se están llevando una tajada de 5.636 millones € (16 por ciento más que en 2008), seguidas muy de cerca por el AVE, con 5.629 millones € (21 por ciento de aumento). En total, el presupuesto para infraestructuras de 2009 asciende a 19.271 millones €, un 7,5 por ciento más que hace un año.

Para entender de qué estamos hablando, un ejemplo entre los muchos posibles: el Gobierno de Zapatero ya ha iniciado los trámites para convertir en autovía la N-211 entre Alcolea del Pinar (Guadalajara) y Monreal del Campo (Teruel). Hablamos de una carretera que no llega ni a la quinta parte del tráfico para el que los manuales de ingeniería recomiendan un desdoblamiento, en la que puede circularse a velocidades próximas a 100 km/h en todo su recorrido. El trazado, de más de 107 kilómetros, supondrá una inversión por parte del Gobierno de más de 500 millones de euros. Un despilfarro, que provocará un gran impacto ambiental, y que no tendrá ningún beneficio para los pueblos de la zona.

Para Ecologistas en Acción resulta claro que necesitamos inversiones en transporte, pero ni muchofrancisco-segura menos las que se están planteando. Necesitamos mejores servicios de transporte, no más autovías. Nos hace falta un mejor ferrocarril, no un tren elitista que sólo tenga parada en grandes poblaciones. Necesitamos buenos servicios de cercanías ferroviarias, no más y más anillos de circunvalación. Urge poner en práctica planes de movilidad sostenible, no más listas de infraestructuras.

Ecologistas en Acción considera que a pesar de nuestra sobredotación de infraestructuras de transporte, seguimos invirtiendo en ellas una cantidad de fondos brutal. Por el contrario, todos los indicadores señalan que estamos a la cola de los países de nuestro entorno en recursos y servicios de sanidad, educación, atención social, investigación, etc. pero éstos, más allá de los discursos, no tienen prioridad presupuestaria alguna. Sin embargo, son precisamente estos sectores en los que es posible crear más empleo sin impactos ambientales y con un gran beneficio social.

Aquí tiene, pues, el presidente de Gobierno un buen catálogo de ideas para reducir el déficit y reorientar las inversiones, al tiempo que deja de maltratar al medio ambiente.

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