J.M.G.T. (1/10/2009)toxo-secretario-general-de-ccoo1
En el maratón de desayunos informativos programado para esta semana,  en Madrid, por Nueva Economía Fórum, ha ocupado la tribuna el Secretario General de Comisiones Obreras (CC. OO.), Ignacio Fernández Toxo.

Aunque ya era su segunda comparecencia en los ciclos de este foro, hizo una brevísima presentación la periodista Elisa García, para quien es «un gallego entrañable».  Recordó que el sindicalista  pasó por la cárcel, tras una huelga en El Ferrol (por entonces, recordamos, El Ferrol del Caudillo, por ser la ciudad natal del general que dio nombre a un Régimen).

Ignacio Fernández Toxo, que empezó hablando del G-20 (más los empotrados, en terminología del cronista) y anunció que se plantea una cumbre  internacional de ministros de Trabajo, con presencia sindical.

De momento, considera que no estamos en la salida de la crisis sino en medio de la recesión. Y subrayó que los problemas de empleo afectan, sobre todo, a la juventud. Recurrió a la etiqueta literaria de la  «generación perdida» para definir un riesgo existente, que es mayor en España que en otros países.

Aceptó que el mercado laboral en España tiene que cambiar, si bien no quiere salir de esta crisis con menos derechos para los trabajadores. ¿No será esto algo así -piensa uno al escucharle- como la cuadratura del círculo?

Toxo fía mucho en los convenios colectivos para tres años, acompasados al ciclo económico. A la vez echa en falta un papel más dinámico por parta del ICO (sin pensar, dijo muy explícitamente, en un retorno a  una banca nacionalizada) y que los bancos y la cajas de ahorro jueguen el papel que les corresponde en su actividad crediticia.

El discurso producía la impresión de alargarse, tal vez por un cierto  tono monocorde.

La fase final se animaría con el turno de preguntas y eso que el supuesto moderador, periodista económico, cuyo nombre no quedaba al alcance  de la vista para este fedatario informativo tuvo una actuación poco afortunada. El apellido escuchado sonaba a catalán y tal vez por ello otorgó  micrófono y hasta dos preguntas a la representante del diario del conde de Godó, mientras se guardó un taco de tarjetas con cuestiones a plantear por otros periodistas. Para colmo, dio u ofreció la palabra a cuantos no la habían pedido. En fin, que en este tipo de convocatorias de Fórum Europa, signadas por el «savoir faire», supuso la excepción y consiguió traer a la memoria a Cagancho en Almagro.

El coloquio aporta morbo
El morbo estuvo en la  natural crítica -ejercida, por cierto con mayor contundencia y garbo en la columna de Eugenio Pordomingo– ante la prejubilación ubérrima del número 2 del BBVA, Goirigolzarri,  quien también entraba en la deducción de los modestos 400 euros que Zapatero nos dio y ahora Zapatero nos quitó. ¡Loado sea su excelso nombre!

Pues sí, ZP nos hace una subida de impuestos de amigo, porque, a juicio de Toxo, la intensidad del alza resulta escasa.

En cuanto a las SICAV, opinó que deberían ser tratadas como  cualquier otro tipo de sociedades. Desde luego no parece proporcional. Y algo que intriga: ¿Quiénes forman parte de ese millón de empresarios que declaran al Fisco como mileuristas?

Para terminar el resumen de contenidos, una paradoja que supera a cualquier otra de Unamuno. Toxo asevera que un solo parado podría justificar una huelga general. En cambio, no resulta oportuna para él con  cuatro millones y pico de desempleados. Lo argumenta señalando que  una huelga no aportaría más empleo. ¡Hombre!, directamente claro que no. Pero un pulso al Gobierno que le hiciera variar su política anti-crisis, sí que podría. Claro, que si en realidad fuera para pedir más pedrisco de impuestos sobre clases medias y trabajadores, mejor no, señor Fernández Toxo. De todos modos, la sangría abusiva de impuestos ¿no daría pié para alguna movilización? Cualquiera puede pensar, paroademás,  que si no nos subieran los impuestos y no generaran millones de parados, nos resultaría más fácil ser solidarios con el único parado de su parábola y evitar la hipotética huelga general por un solitario desempleado, imagen que enternece a cualquiera, por dura que tenga la entraña. En las colas del INEM la compañía  al menos, no falta.

Entre la amplia asistencia a la sesión, estuvo la vicepresidenta II, Elena Salgado, así como el líder de UGT, Cándido Méndez, a quien algún malévolo colega ha equiparado en influencia real con otro vicepresidente supernumerario del Gabinete. No se dejó  ver, por los salones del Ritz, el predecesor Fidalgo. En cambio si concurrieron Antonio Gutiérrez, aunque pertenezca a otra familia política; y Nico  Sartorius (en el siglo, don Nicolás Sartorius y Álvarez de las Asturias Bohórquez), dedicado ha tiempo a la abogacía y a su Fundación Alternativas.