J.M.G.T. (21/10/2009)rafael-villaseca
Rafael Villaseca, consejero-delegado de Gas Natural, ha sido el ponente del último desayuno informativo, hasta la fecha, organizado por Nueva Economía Fórum, en Madrid.

José Luis Rodríguez, presidente de la entidad convocante, anunció que ésta era la sesión inaugural del Foro de la Nueva Energía.

Ofició de presentador del invitado a la tribuna, Javier Gómez-Navarro, presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. En su retrato al minuto aparece como ingeniero industrial, con máster añadido, para quedar como «un fantástico ejecutivo», que pasó por Pan Rico, entre otras firmas de importancia. Lo mismo vende bollos y pan de molde que gas natural, cosa que no es vender humo. Cuando Gómez Navarro, en su tono coloquial, bordeó zonas pantanosas para los tiempos que corren, es cuando le atribuyó «excesiva honradez», poniendo, además, como carencia, que «le falta un poco de picaresca». Y, para remate, equiparó, picaresca a glamour. Eso sí, en tono  más serio, le  avaló como persona adecuada exponer cómo está el sector energético.

La exposición de Rafael Villaseca fue rica en datos, cifras y apuntes de infografía, con apoyo de pantallas.

Calificó de éxito la evolución del sistema eléctrico nacional en los últimos años, con fuertes inversiones. Además parece que está capeando la crisis con un impacto menor que otros sectores; incluso va templándose hacia la terminación del año.

El año pasado, el precio medio diario del consumo eléctrico del hogar español suponía 1,16 euros.

La factura de los desequilibrios
Lo malo son lo que denominó desequilibrios: que ni los hogares ni las industrias están pagando los costes. Quedan pendientes nada menos que 17.000 millones de euros, que habrá que terminar pagando. No mencionó Lemóniz, pero al escribidor le vino a la cabeza sobre la marcha. Y uno siguió elucubrando: después de las subidas que padecemos, vendrán otras; y el españolito que llega al mundo cargará con algún resto de tal deuda, más la de Gallardón y tantas partidas más.

Sigamos. Dejó claro Villaseca que las energías renovables, no por limpias son competitivas frente a las convencionales. Aquellas resultan caras y hay que subvencionarlas. Un peligro de rendirles culto es que terminemos convirtiéndonos en el laboratorio mundial de las renovables.

El coloquio  no añadió mucho más hasta su parte final, cuando alguien preguntó qué había de cierto tras el tiberio que ha armado el embajador ruso en Madrid, Kutnetsov, al resucitar la vieja historia del interés de Lukoil por Repsol, con el añadido, en la nueva versión, del otro gigante de aquella nacionalidad: Gazprom. Villaseca dijo que no tenía ni idea. La cuestión fue pasada a Brufau, que también desayunaba en el salón. Pero él remitió al embajador ruso. Entonces, una especie de improperio, surgió de la mesa presidencial, sembrando dudas sobre su atribución y destinatario.

Menos mal que Villaseca se mostró muy contento de la fusión de su compañía con Unión Fenosa y, así, el desayuno acabó tan ricamente. No era para menos entre tantas figuras de las finanzas.

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