Severo-Matías Moto Nsa (3/11/2009)severo-moto
La aparición en el escenario público de Guinea Ecuatorial del joven Francisco Mba Mandama, fue tan espectacular y sorprendente como mezclada de claroscuros.

Casi nunca se supo de su nombre y apellidos normales; porque de inmediato se metió en el fulgurante halo de jóvenes que tanto por sus andares (un tris, afeminados) como por su forma de hablar (difícilmente en castellano, siempre en un perfecto fang-ntumu); y por comportamiento atractivo y conquistador, inmediatamente fue a irrumpir en el mundo de los llamados, por aquel entonces, «cuerpo de las chicas». Un auténtico furor social en el mundo de las jóvenes que se disputaban aquella fuente de amores de un joven, francamente hermoso y bien hecho. Toda una carrera en el campo de los amores, y víctima de los celos femeninos.

«Efe Pulé». Nadie acababa de descifrar ese apodo que tanto furor causaba entre las jóvenes, si bien la «F» de Francisco podía justificar, sí, lo de «Efe»; pero lo de «Pulé» nadie, supo descifrarlo. Todo el fulgor social de «Efe Pulé» se desarrolló y alcanzó su cenit durante los últimos años de Colonia, Provincia y Autonomía de Guinea Ecuatorial, especialmente. Lo mismo que este halo de dandy y gancho de mujeres se disipó de pronto, al entrar Guinea Ecuatorial en la independencia; cuando Efe Pulé nos sorprendió, ¡muy desagradablemente! con uniforme militar, gorro, botas, porra y cetme de guardia colonial. Uniforme que, por su eminente figura gallarda y atractiva, incluso le caía bien. Especialmente la gorra, que dejaba caer a un lado de la cabeza con todo resabio de afectación.

¡Ambólan, Don Severo! -me saludó, visiblemente afectado, el Cabo de guardia de la «Cárcel Modelo de Bata», Efe Pulé, aquel 6 de octubre de l.976, cuando me vio entrar por la «prevención» de la cárcel, en medio de la oleada de jóvenes que Teodoro Obiang Nguema y Feliciano Obama Nsue, habían ordenado detener y encarcelar, bajo la acusación de pertenecer a «Infor-Tur». Era una faceta de las batallas de la sórdida guerra de sucesión a Macías, en la que se debatían Teodoro Obiang Nguema y Daniel Mba Oyono.

Efe Pulé continuó:

– Ya sabía que ibais a venir. Solo te adelanto que no voy a estar. No puedo aguantar y ver lo que os va a pasar esta noche. El Teniente Coronel (por Obiang Nguema Mbasogo) ha ordenado al alférez Ndong Mifumu que os maltraten. Incluso puede haber muertes; Yo no lo puedo ver. No voy a estar. Lo siento mucho.

Desde aquella noche infernal, en la que, por la cruel tortura, frisé el umbral de la muerte, seguido de tres truculentos años de prisión, no he vuelto a ver a Efe Pulé.

De pronto, ya en el exilio, me empezaron a llegar noticias truculentas del servicio que Efe Pulé estaba ofreciendo al Presiente Obiang Nguema; inmerso en la «brujería», ofreciendo víctimas humanas al «dios» Obiang Nguema; hasta el asesinato y sacrificio del llorado Embajador, Don Julián Esono Abaga, por orden expresa, directa e inapelable del cruel Presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.

Todo ese infernal servicio a Obiang Nguema, para acabar hundido en las cárceles del terrible asesino y aparecer hoy envuelto en las sábanas ensangrentadas de la muerte, en Black Beach.

Traicionar al pueblo guineano y servir a Obiang Nguema, acaba siempre con otra traición del tirano. Ni la «Roma» de Obiang Nguema paga a traidores. Lo terrible y triste es que aún hay una larga fila de ellos, a la espera de la misma paga: la muerte despiadada.