espacioseuropeos.com (30/12/2009)flecha-1
España afronta la presidencia de turno de la Unión Europea -compartida con la permanente- con un déficit en sus cuentas que, hasta el mes de noviembre alcanzan la cifra de 71.524 millones de euros, superando en un 6,79 por ciento el PIB (Producto Interior Bruto), datos que el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, considera como «insostenibles».

El despilfarro del Estado muestra un panorama desolador en las cuentas nacionales, con  ingresos cada vez menores y mayores gastos. En sólo un año, el Estado  ha quintuplicado el déficit público. Los números rojos alcanzan, según Ocaña, el  6,79 por ciento de nuestro  PIB.

En el último año, el déficit público español se ha incrementado en 157,7 millones de euros al día, aunque los expertos vaticinan que la situación empeorará. La sociedad Standard & Poor’s pidió, en la primera quincena de este mes, que es necesario un pacto de Estado para reducir el déficit actual, aunque no creemos que esa sea la solución.

Pero, el aumento  del déficit no se debe, como muchos pretenden hacernos creer, a la recesión económica ni al aumento del pago de las prestaciones por desempleo o las de jubilación. De los diez puntos de aumento del déficit, ocho lo son debido al llamado «déficit estructural»; o sea a las cuentas públicas, porcentaje que existiría aunque no hubiera crisis y no se hubiesen disparado las tasas de paro.

El Estado (central, autonómico y local), ha seguido gastando como -incluso más- si los ingresos fueran los mismos que en la etapa del boom económico. Despilfarro puro y duro.

El Estado español debe racionalizar sus gastos, acometiendo una importante reducción de los mismos. Para ello debe comenzar por eliminar algunos ministerios, como ya ha sido expuesto varias veces en el Congreso de los Diputados, además de evitar las duplicidades administrativas que se dan entre la Administración Central y la Autonómica. Subvenciones a partidos políticos, sindicatos y tanta ONG sin control alguno, deberían ser objeto de otro tratamiento presupuestario, sin obviar cientos y miles de estudios, sin validez alguna, que se dan por decisión política, aún en contra de las intervenciones públicas correspondientes.    

En el período que va desde el mes de enero a octubre de este año, el gasto del Estado ha aumentado en un 21 por ciento, mientras que los ingresos se han reducido. En el período que va desde el mes de enero a octubre de este año, el gasto del Estado ha aumentado en un 21.

Ahora, la presidencia europea nos va a suponer un gasto de medio millón de euros diarios durante seis meses…