Simon Ngono (10/1/2010)teodoro-obiang-nguema-1
Obiang Nguema, el presidente de Guinea Ecuatorial había predicho un resultado a su favor del 97% de los sufragios en la elección del pasado 29 de noviembre. El pueblo ecuatoguineano prefirió darle el 96,7%. Podría decirse en consecuencia que se trata de un hold up que emanaba de la real voluntad del pueblo.

En Gabón, el pueblo ha depositado su confianza en el hijo del presidente difunto Omar Bongo, otorgándole el 40% de los sufragios. Ali Bongo, al prestar juramento en octubre como cuarto presidente de Gabón, declaró urbi et orbi: «Sólo seré feliz si lo es el pueblo gabonés; no me mostraré orgulloso de mi política más que si ella aporta a cada uno y a todos un bienestar en su vida cotidiana; sólo estaré en paz si sé que el país vive en paz y en seguridad».

En Guinea Conakry, el pueblo había aplaudido cuando Moussa Dadis Camara tomó el poder. Para los guineanos significó un ¡uf! de alivio tras tantos años bajo el reinado de Lansana Conté. Todas las esperanzas descansaban por lo tanto en ese joven capitán llevado a la cabeza de Guinea sin efusión de sangre. Pero muy pronto, Moussa Dadis Camara se distanció de ese mismo pueblo que le había otorgado su confianza mientras la comunidad internacional le pedía que devolviera el poder a los civiles. Las desgracias no vienen nunca solas y el famoso acontecimiento del 28 de septiembre en el estadio de Conakry con sus supuestas matanzas llegó para complicar la situación de Dadis Camara. Pero este último siguió clamando en las ondas de RFI que «es el hombre del cambio» y que «el pueblo le apoya». El joven capitán de 44 años argumentaba que «no soy un sediento de poder (…) el poder es muy agónico». El mismo Dadis, hospitalizado en Marruecos tras escapar de la muerte como consecuencia de una bala disparada por su ayudante a primeros de diciembre, dice querer regresar a Guinea y unirse a su pueblo. El mismo pueblo que a pesar de los desgraciados acontecimientos ha mantenido la calma. ¿Una prueba de confianza, no?

En Níger, Mamadou Tandja ha enmendado la constitución el 4 de agosto pasado. Tandja, expresándose en las columnas del periódico francés «Libération» había señalado claramente su intención de organizar un referéndum para «responder a la llamada del pueblo». El mismo Tandga, de visita en Paris para hablar con el presidente Sarkozy había declarado en marzo: «Para mí, ser grande es marcharse con la cabeza alta. Cuando la mesa está levantada, hay que marcharse. No buscar un nuevo mandato (…) Yo no lo haré jamás». Meses después, este discurso pronunciado en el Eliseo cambió de tono. Es en nombre «de su pueblo» en el que Tandja, cuyo mandato terminó el 22 de diciembre, sigue dirigiendo Níger. Ha logrado gracias a un referéndum, un alargamiento de unos pocos tres años para culminar sus grades obras emprendidas. ¿En favor del pueblo?

El presidente de Camerún, Paul Biya, se había apoyado igualmente en su pueblo, dedicándose al mismo ejercicio de hacer saltar el cerrojo constitucional que limita los mandatos presidenciales. En su discurso a la nación del 31 de diciembre de 2007, Paul Niya ya había dado la señal de la modificación de la constitución. «Me llegan numerosos llamamientos de nuestras provincias favorables a una revisión y evidentemente no soy insensible a ellas (…) Las disposiciones de nuestra Constitución merecerían ser armonizadas con los avances recientes de nuestro sistema democrático a fin de responder a las expectativas de la gran mayoría de nuestra población». En 2008 fue enmendada la constitución «a fin de responder a las expectativas de la mayoría y ¿el cerrojo saltó según las expectativas de la población? No cabe la menor duda de que el presidente Biya entrará en el juego de las elecciones. Por otra parte, la ley enmendada se lo permite, pero para que ello no moleste a los jefes de Estado occidentales, celosos de los países africanos en los que los pueblos aman a sus presidentes, el poder de Etomoussa-dadis-de-guinea-cronakyudi ha optado por la continuidad de la «estrategia del pueblo». Una estrategia en vigor en todas partes en África. Reunidos el 21 de diciembre en torno al primer ministro Philémon Yang, todos los miembros del gobierno vinieron a participar en la ceremonia de presentación del libro «Paul Biya, la llamada del pueblo». Un libro constituido por 169 mociones de apoyo y declaraciones reunidas en 336 páginas por el diario nacional Cameroon-tribune. Con la idea faro del pueblo camerunés que llama incesantemente a que el jefe de Estado Paul Biya vuelva a presentarse. Será el gran anuncia de su tradicional discurso de fin de año el próximo 31 de diciembre. ¿No hay nada malo en ello, no?

El presidente libio Muammar Kadhafi, que rendía visita al Mamadou Tandga en el momento en que el debate sobre la enmienda constitucional estaba en ebullición, había declarado que «es preciso que el pueblo elija al que debe gobernar, incluso para la eternidad». ¿Con qué contrapartida?

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Camer.be y de FUNSUR (Fundación Sur). La traducción es de Ramón Arozarena
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