espacioseuropeos.com (18/2/2010)obiang-nguema
En una nueva y vergonzosa acción, la ONU, a través del PENUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), se vuelca en ayudar a la dictadura de Guinea Ecuatorial. La explicación, el argumento justificativo, es «la necesidad de impulsar un nuevo dinamismo en el plan de trabajo y establecer prioridades», así como planificar las «modalidades del apoyo al Gobierno en el plan de desarrollo previsto hasta el 2020».

El gobierno guineano, o sea, Obiang Nguema, alude a que el descubrimiento del petróleo en cantidades importantes «ha aumentado la esperanza de que el país cuenta con recursos necesarios para trata de erradicar la pobreza y alcanzar el pleno desarrollo en el 2020″, pero la realidad nos muestra que poco ha cambiado en la ex colonia española.

La sanidad, la enseñanza, la vivienda y el trabajo son algo que está muy lejos de la mayoría de los ciudadanos de Guinea Ecuatorial. En ciudades como Malabo o Bata, incluso la electricidad es un bien escaso. ¿Qué decir de los poblados alejados de las zonas urbanas?

El PNUD colabora con Guinea Ecuatorial, al igual que con otros muchos países, en la buena gobernabilidad, la lucha contra la pobreza y en programas de seguridad alimentaria, manejar los recursos del desarrollo, educación, sanidad, integración de la mujer, apoyo a la democratización y desarrollo, capacitación en materia de derechos humanos y la gestión económica, según los objetivos de este organismo.

La noticia de esta ayuda del PNUD, informa que en agosto de 2007, Malabo reconoció que el Programa diseñado y ejecutado por el Gobierno desde el año 2002, no logró «resultados eficaces».

A la vista de los resultados obtenidos por el PNUD y toda una serie de organismos internacionales, además de las generosas ayudas de España a través de la condonación de la deuda, donaciones de Exteriores (AECI) y demás, es evidente el inmenso, el descomunal fracaso de su gestión.

En Guinea Ecuatorial no existe democracia, ni hay libertad de ningún tipo, ni se respetan los derechos humanos, ni se respeta la propiedad privada, ni se protegen las inversiones exteriores, ni nada de nada. Entonces, a ¿qué viene esta pantomima del PNUD?

Pero, claro, tras esas ayudas al régimen dictatorial de Guinea Ecuatorial, se encuentran los extraordinarios salarios y demás gabelas de funcionarios internacionales y personal contratado al efecto, que hay que mantener. Y también -por encima de todo-, están los recursos naturales del país que las potencias mundiales esquilman cual aves de rapiña. Sin olvidar las ingentes cantidades de dinero que el dictador atesora en bancos de Estados Unidos y de Europa, incluida España.

Seamos serios señores, que el PNUD salga de Guinea Ecuatorial a la mayor rapidez.