Kingsley Kobo  (People) (15/3/2010)kingsley-kobo
Si alguna vez has estado en algún aeropuerto internacional de África, probablemente habrás visto dos tipos de viajeros africanos: uno con su pasaporte africano en la mano y los otros con un pasaporte extranjero, probablemente americano, británico o de la Unión Europea.

Los primeros son africanos porque nacieron en África, sus padres son africanos y tienen sus raíces en el continente. Los segundos probablemente nacieron fuera, o tienen un padre que pertenece a otra nacionalidad, o adquirieron una nacionalidad extranjera por su larga estancia en el extranjero.

Los primeros tienen que solicitar una cita con la embajada, tienen que contestar una serie de preguntas que el cónsul les hará y tienen que proporcionar toneladas de documentos a la espera de obtener un visado. Los segundos sólo necesitan llamar a una agencia de viajes, reservar un vuelo desde Milán, París, Londres o Nueva York y comprar un ticket de sólo ida ya que su nacionalidad está determinada por su segundo hogar.

Mientras que los primeros africanos van vestidos con un típico traje de dos piezas y salen del aeropuerto portando una gran maleta, los segundos llevan simplemente unos vaqueros y una chaqueta de poli piel con dos revistas diferentes enrolladas en una mano y un paquete de cigarrillos en la otra.

Los primeros africanos son controlados, revisados, e inspeccionados por la policía y el departamento de inmigración de su propio país para comprobar que su visado, billete de viaje y demás documentos no son falsificados, antes de pasar por el segundo chequeo que realizan los agentes de seguridad de la propia aerolínea en la que va a embarcar.

Los segundos africanos son recibidos con la palabra «señor» por parte de la policía y los oficiales de inmigración y suben al avión libremente después de mostrar su centelleante y potente pasaporte.

A la llegada, los primeros africanos tienen que pasar nuevamente por más controles, mientras que los segundos africanos ya hace tiempo que salieron y tomaron un taxi para la ciudad.

¡Dos africanos, dos tratamientos diferentes!
Tengo dos amigos de Bamako, Mali. Son hermanos de sangre, tienen los mismos padres. El mayor es Malick, tiene 29 años. Nació en Lyon, Francia, cuando sus padres vivían allí. El pequeño se llama Adama, tiene 24 años y nació en Bamako, dos años después de que sus padres volvieran a África.

Malick tiene un pasaporte de la Unión Europea y viaja por todo el mundo. Adama tiene un pardusco pasaporte de Mali y no ha podido ni si quiera arrimarse a la orilla de África con él, ¡y no es que no lo desee!

Los dos tienen la carrera de económicas pero se encuentran sin trabajo. Por parte de Malick notarás levemente que se encuentra desempleado ya que recibe un estipendio por desempleo de la embajada francesa en Bamako o de Francia. Adama, cuyo único país es Mali, no recibe nada por el hecho de estar desempleado.

Malick habla con un digno acento extranjero que seduce a hombres y mujeres. Adama habla un francés norpasaportemal y la lengua local Bambara, que no seduce ni a un vendedor de pescado.

Cuando Malick presenta su pasaporte europeo, todo el mundo le adora y le hacen la reverencia. Las mujeres quieren ofrecerse incluso antes de que pregunte. Mujeres casadas quieren aventurarse con él sin importarles el riesgo. El pasaporte de Adama se le podría incluso caer del bolsillo sin que nadie le alertara de la perdida.

Los dos hermanos se encontraban en Abiyán, Costa de Marfil, en el año 2004 cuando sucedió el levantamiento del país. Malick fue evacuado de mi casa por soldados franceses a un lugar seguro y fue supervisado durante el periodo de tensión. Adama continuo en mi casa ya que la embajada de Mali en Abiyán dijo que no disponía de los medios ni del tiempo suficiente para garantizar su seguridad. Malick llamó mas tarde desde París y nos dijo que le habían comprado un billete de avión de vuelta a Francia ya que consideraban que Abiyán era un lugar no seguro para «gente como él».

¡Gente como él! Sí, gente como él. Él nació en ese lugar del mundo en el que se ofrecen más valores, cuidados y derechos, mientras que su hermano de sangre nació en otra esquina del mundo donde necesitas sobrevivir por ti mismo como puedas, aun cuando simplemente no puedes.

Entrevisté a los dos hermanos hace un tiempo de forma separada antes de escribir este artículo. Mi pregunta fue ¿dónde diablos les gustaría haber nacido si pudieran volver a nacer? y las respuestas fueron las siguientes:

Malick: me gustaría volver a nacer donde nací y le doy las gracias a mis padres por darme esa oportunidad. ¡Es la cosa más maravillosa de la que puedo presumir en mi vida!

Adama: me gustaría haber nacido donde nació mi hermano Malick y siempre culparé a mis padres por no haberse quedado un poquito más en el extranjero y haber podido nacer allí, antes de que volvieran a África.

¿Culparías a Adama por sentirse como se siente? No, yo no culparía a Adama y a aquellos que tienen ese sentimiento indeseable hacia África, que alimentan la ira de los jóvenes y el deseo por partir hacia el este.

Así qué ¿dónde naciste? es la indudable cuestión que te hará automáticamente un africano afortunado o desafortunado.

N. de la R.
People
 es una nueva columna satírica escrita cada jueves por Kingsley Kobo, periodista de AfricaNews en Abidjan, Costa de Marfil. La traducción es de  Marta García Cruz, para Fundación Sur.
Este artículo se publica con la autorización de AfricaNews y de FUNSUR (Fundación Sur).