Mi Columna
eugenioEugenio Pordomingo (3/3/2010)
No sé dónde, pero he leído que España va a tratar de encauzar su nuevo modelo económico en la Construcción y en la Banca Pública. Nada más leer esto, casi me da un pasmo. ¡Si es lo de siempre!, me dije. Lo de la construcción es el sempiterno modelo: construir en zonas rústicas y, si se puede, en parques naturales o nacionales, que para eso siempre hay un apaño entre constructor, intermediario y concejal de urbanismo (a ser posible, independiente). Eso, sin contar las obras publicas, que aquí, en España, salen por un pico muy largo.

Lo de la construcción tiene más enjundia todavía, pues resulta que como lo del ladrillo está harto difícil, pues ahora se tira por la remodelación, la reparación, la rehabilitación, la chapuza ornamental, que ahí sí que se puede aportar mucho valor (euros) con eso del valor añadido.

El otro aspecto productivo (usura) es el de la Banca. En el fondo, a pesar de las apariencias, la banca siempre es pública. Los banqueros no ponen más que la cara y el apellido. Los ciudadanos ponemos siempre el resto, o sea el dinero y la sumisión.

Cuando la economía va más o menos bien, nos obligan a poner todos nuestros cuartos en su sartén; que si la nómina, el pago de todos los recibos, las transferencias, y encima unas comisiones leoninas. Cuando los asuntos económicos se tuercen -siempre por culpa de ellos-, el Gobierno acude en ayuda de la Banca en forma de «rescates financieros», que para disimular la desvergüenza los llaman Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Una vez ejecutado el FROB, o sea la pasta entregada, nunca sabremos a qué banco o caja de ahorros ha ido a parar, y tampoco la cantidad; y, por supuesto, se desconoce cuándo y cómo lo devolverán, si es que eso sucede.

Hemos sabido de las vergonzosas e injustas jubilaciones de Francisco González, presidente del BBVA (79 millones de euros), y antes de la de José Ignacio Goirigolzarri, ex número dos de la misma entidad, por no menos de 50 millones de euros. Pero ha habido y habrá muchas más de este o similares montos.

En la banca pública (Banco de España, ICO, Cajas de Ahorros, etc.,), acontece más o menos lo mismo. ¿Por qué no se hace público lo que cobran por todos los conceptos los presidentes y consejeros  del Banco de España, ICO, Caixa o Caja Madrid?  Y también de los altos ejecutivos.

Para arreglar la economía sólo hace falta un mínimo de reflexión y organización. Hoy por la noche, antes de entregarnos a Morfeo, reflexionemos sobre lo siguiente: cuántos consejeros, directores generales, subdirectores, jefes de prensa, altos cargos, presidentes y diputados autonómicos, alcaldes, concejales, diputados y senadores,  disponen de coche público, y cuántos de éstos almuerzan y cenan a costa del erario público. Si se paran a pensar, se darán cuenta que hay miles, miles y miles.

Luego, están las fundaciones y ONGs. Cualquier ministro, político de renombre o personaje conocido que se precie, tiene una o dos, sobre todo tras abandonar el cargo. Y, es curioso, a todos les atienden precipitadamente su petición de dotarle (a la fundación u ONG)  de millones de euros.

También están los estudios. Los hay de todo tipo, color y condición: de impacto ambiental, auditorias de solvencia, análisis del lamento de la oca, de la masturbación del pulpo y de la depresión que padecen todo tipo de animales, incluidos algunos que campean ahora por Irlanda.

Las subvenciones estatales (Gobiernos central y autonómico y ayuntamientos) a los sindicatos mayoritarios merece una Columna aparte.

¡Ah!, se me olvidaban los fondos reservados: muchos departamentos de la Administración disponen de ellos, y no sólo el presidente del Gobierno o los ministros.

Nos quedan los Munar de turno, cuyo personaje más conocido hoy es María Antonia Munar, que acaba de dimicomisionestir como presidenta del Parlamento de las Islas Baleares, tras años y años de estar en boca de unos y otros por su afición a los convolutos. Estos «Munar» de turno nos saquean, nos sangran, nos exprimen, se llevan comisiones, mordidas y coimas cuantiosas, pero, como mucho, lo que les pasa es que se ven obligados a dimitir. Pero ninguno de ellos devuelve lo retraído, y ninguno va a parar al trullo.

En muchos casos, su destino siguiente es el Parlamento Europeo durante una o dos legislaturas. Luego a vivir de las rentas adquiridas.

Ahora, presionados un poco por la mass media, los que detentan el Poder han hecho público los emolumentos oficiales de senadores y diputados, así como las actividades a las que se dedican; pero, eso sí, no es publico lo que perciben por ellas.

¿Entonces?

La solución a todo esto, es organizarse: no poner la otra mejilla, ni doblar el espinazo, ni lamentarse, sino crear un frente de dignidad.