José Manuel G. Torga (5/4/2010)torga-y-francisco-javier-bobillo1
Tras el alto en el camino por el que se ha optado ahora con el fin de adaptar la extensión concebida para libro, a módulos periodísticos, el texto prosigue y completa la unidad de la entrevista, que sólo incorporó una pregunta «a posteriori».

Mediado el diálogo con Francisco Javier Bobillo de la Peña -entonces estudiante y luego profesor de Universidad- la heterogeneidad de temas  iba desgranándose en zigzag.

– ¿Qué tendencias políticas predominan entre los universitarios?
Los autoritarismos tienen poca audiencia. En líneas generales, el deseo predominante se basaría en una economía planificada y con criterios reales, dentro de unos cauces políticos democráticos. Todo ello posterior  a la, tan manida pero aún sin hacer, reforma de las estructuras. Según esto podríamos hablar de una tendencia socialista democrática, sin precisar excesivamente la concreción de estos términos.

– ¿Qué importancia numérica tienen los extremistas?
Son una minoría, aunque puede haber diferencias de criterio en la calificación de lo que son los extremismos. Todavía hay a nuestro alrededor gente que considera extremista a la democracia cristiana. Por otra parte muchos actos de violencia, achacados a los extremismos de izquierda o de derecha, no son siempre demostrables.

– ¿Es una rebeldía esperanzada la que existe en la Universidad?
Creo que el término rebeldía es inadecuado; está excesivamente desprestigiado. Hay toda una estructura ineficaz e injusta contra la cual se protesta. Y la simple protesta es un síntoma  esperanzador. Por otra parte el estudiante es joven y ve ante sí una serie de años en los que espera ocurran cambios decisivos en su país  y en el resto del mundo.

– ¿Qué ocurre con las promociones que van acabando la carrera?
– 
La ausencia de cauces de actuación política limita los deseos de los que terminan en la Universidad. De todas formas creo que se puede seguir contando con ellos aunque se haya de disminuir la exigencia de compromiso, ya que las limitaciones son mucho mayores.

– ¿Cómo se enjuicia la actuación internacional de Estados Unidos?
– 
Pienso que con bastante sentido de la realidad. En toda la Universidad española se organizaron actos contra esa política y era muy grande la asistencia de estudiantes. La repulsa de la política estadounidense en la Universidad, no proviene únicamente de motivaciones éticas, como pudieran ser Vietnam o Santo Domingo, sino también, y quizá mucho más, por su política económica, incluso en esos dos países. En la Universidad se ha visto claro la penetración de capital inversionista en España; este aspecto, unido al de las bases y al resto de la política imperialista seguida con el resto del mundo, principalmente con América Latina, ha sido uno de los grandes motivos de politización en la Universidad.

– ¿Qué actitudes hay en relación con los curas progresistas?
– 
La actitud más extendida es la de simpatía y admiración. El hecho de que se castiguen sus posturas tan duramente, contribuye a aumentar esta admiración. También se va dando cuenta la Universidad de la importancia del fenómeno; se ve que no es un  movimiento aislado y que cuentan con gran audiencia. En alguna ocasión, representantes estudiantiles enviaron cartas de apoyo y no debemos olvidar que el Sindicato Democrático nació en los Capuchinos de Sarriá.

Universidad, mundo obrero y vanguardia
– ¿Cómo son las relaciones  entre la Universidad y el mundo obrero?
– 
Son escasas. Es ya un tópico la ínfima proporción de hijos de obreros en la Universidad. Son dos mundos diferentes y estancos. Llegando a un cierto grado de politización, se ve una coincidencia de objetivos; por eso las relaciones están planteadas únicamente a ese nivel.

– La vanguardia de la reivindicación ¿estáel-abrazo-de-juan-genoves ocupada por los estudiantes o por los obreros?
– 
Eso es muy discutible. Nosotros mantenemos una postura privilegiada y nos es más fácil pregonar unos objetivos más avanzados. El estudiante, a menudo, depende de una familia. El obrero tiene una familia que depende de él. Las consecuencias de la acción, política o sindical, en uno y otro caso, son diferentes. El estudiante tiene más tiempo para formarse y, en consecuencia, su nivel de abstracción es mayor y tiende a teorizar; el obrero, en cambio, teoriza menos. Repito que es una cuestión muy discutible definir quien ocupa la vanguardia.

– ¿Pueden servir de puente los estudiantes que trabajan para ayudarse en sus estudios?
– 
Sí, en pequeña parte. De todas formas, los trabajos no suelen ser en fábricas o grandes centros laborales. El estudiante encuentra gran dificultad para conseguir trabajos relacionados con su futura profesión. Casi siempre son trabajos duros y desagradables los que se le ofrecen: pegar carteles por las noches, vender a domicilio artículos invendibles, etc. Las empresas que tropiezan con dificultades para encontrar personal conocen muy bien la existencia de este servicio; pero no se sale de ese reducido ámbito, por lo cual es difícil, a través de este sistema, el aumento de relaciones entre estudiantes y obreros.

– La proporción de universitarias politizadas en relación con el número de universitarios ¿cómo es?
– 
Desde luego, menor entre aquellas, aunque aumenta rápidamente. Como es lógico, lo que ocurre en las aulas suele ser reflejo de lo que ocurre en la sociedad y el papel asignado a la mujer en la sociedad es de todos conocido. En la Universidad, las chicas tienen alguna oportunidad más de salir de su estado de resignación y pienso que están comenzando a aprovecharlas.

«Apenas hay monárquicos»
– ¿Interesa el problema de la forma de gobierno?
 Por supuesto. Se han hecho encuestas sobre este punto y la gran mayoría se inclinaría por una forma parlamentaria pluripartidista. Apenas hay monárquicos.

– ¿Constituye un problema extendido el de las drogas?
– 
Extendido, no. El consumo en círculos para universitarios va atrayendo estudiantes. Me refiero concretamente a las drogas que podríamos llamar «fumables». El estudiante medio, en general, no se plantea el problema. Los que, con mayor o menor frecuencia, utilizan drogas, suelen provenir de dos sectores claramente diferenciados: de una parte, estudiantes de un alto nivel económico y, a menudo, cultura más bien mediocre. En este caso se podría hablar de mimetismo y esnobismo. Por otra, estudiantes de un alto nivel cultural; en cuyo caso hablaríamos, siguiendo su terminología, de liberación, de nuevas percepciones, de aumento de voluptuosidad, etc.

En ambos casos existe la evasión y el sentido de comunitarismo: no se fuma individualmente; el pitillo o la pipa se pasan de uno a otro de los reunidos; se fuma en lugares cerrados, etc. Toda esta liturgia juega un papel fundamental en el consumo por parte estudiantil. Con grandes medios rituales: música, pinturas, ambientación, aspecto formal de los reunidos y solamente con unos gramos de droga se consiguen mayores efectos que con más droga pero sin esos elementos accesorios. De todas formas, insisto, el consumo en medios universitarios es escaso.

Valor de la canción
– ¿Consideras que la canción posee una importancia política?

– Tiene un valor. A la salida de un recital en la Facultad de Económicas se reunieron cinco mil personas  en manifestación. También, en otras ocasiones, se vio que las canciones unen a la gente. Hay un factor emotivo y se puede crear un  clima adecuado para la protesta.

– En tu opinión ¿cuál es la trayectoria que se advierte ante la religión entre los universitarios?
– 
Hay una pérdida sucesiva de los valores religiosos. En una Facultad la capilla fue sustituida por un bar. Se va hacia el agnosticismo, porque, bajo el sentido crítico y la capacidad de análisis del universitario, es sometida a revisión toda una educación anterior. Si hoy se cree en algún tipo de pecado es solamente en el pecado social. Cada vez crece más la creencia en la capacidad de realización del hombre. Si se ve a Dios es a través del hombre.

– ¿Cómo se enfoca, entre los universitarios, el problema de las relaciones sexuales?
– 
Desde hace unos tres años comienza a plantearse desde un punto de vista más consecuente. En general, la actitud ante este problema está en relación directa con el nivel de concienciación. Las relaciones sexuales pre-matrimoniales han aumentado en la Universidad, sobre todo en aquellas Facultades que, por las materias de estudio, se posibilita la pérdida de tabúes. Hay, por otra parte, una actitud más abierta en el diálogo sobre estos temas. Estudiantes de uno y otro sexo hablan con conocimiento y sinceridad sobre sus mutuos problemas sexuales. Sin embargo, siendo ésta una cuestión importante, en el «Libro Blanco» no hay una sola línea sobre la sexualidad ni sobre la coeducación.

– ¿Cómo ves el panorama internacional universitario en este curso?
En líneas generales, creo que ha habido un descenso de nivel. La represión, el desánimo, la desaparición de muchos líderes y la pérdida de vigencia de unos métodos, pueden ser causas de ello. De todas formas el descontento a nivel mundial continúa, aunque varíen los modos de expresión del mismo. Es lo que dice el «slogan» de Krivine: «ce n’est que le debut, la lutte continue».

Cufrancisco-javier-bobilloestión añadida
Al revisar, semanas después, la entrevista ya redactada provisionalmente, añadimos una última cuestión
– ¿Crees que la Ley de Educación resolverá los problemas de la Universidad?

– No lo que muchos estudiantes entendemos por problemas de la Universidad. Hasta ahora habían considerado como un problema de orden público  algo mucho más profundo. En la nueva Ley, retórica y ambigua, le dan categoría de tales a los problemas menores, pero los de fondo continúan sin plantearse. Por otra parte, como señaló el nuevo Vice-decano de Políticas, hay escepticismo en cuanto a la posibilidad de resolver el problema universitario sin un cambio en la política del país.

Nota del autor:
Franco
nombraba por entonces Príncipe de España y heredero en la Jefatura del Estado a título de Rey a Juan Carlos de Borbón; pero el futuro era tan inescrutable como  siempre.
Este periodista, redactor-jefe en un diario, se planteó hacer una serie de entrevistas, destinadas a un libro que cabría denominar de domingo, como se suele calificar a ciertos pintores que sólo disponen para el arte de los días no laborables.

Aplazada la publicación por circunstancias particulares del momento, se perdieron luego las carpetas con los originales. 40 años después, haciendo limpia en dos casas y un garaje, he dado con varias de aquellas entrevistas. Algunos personajes siguen en candelero, otros viven más retirados y no faltan los que pasaron a mejor vida. Pero, con unos trazos introductorios nuevos, los diálogos mantienen un interés, leídos con la perspectiva del tiempo transcurrido. Así fuimos y así dialogamos.

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