gaspar-llamazaresJ.M.G.T. (26/4/2010)
Llamazares, portavoz de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados,  ha calificado de «acto de justicia poética», la manifestación en cuya cabecera figuró, en el fin de semana, por las calles madrileñas, respondiendo a la situación procesal del juez Baltasar Garzón, con tres causas pendientes ante el Tribunal Supremo.  Justifica su apoyo en el criterio de que el poder judicial no es un poder absoluto y en que no tiene legitimidad para linchar a un juez y aún menos a las víctimas del franquismo.

Llamazares planteó la tesis de que la crisis que vivimos no es tanto económica como política. Y adelantó que analizaría la realidad como un parlamentario asturiano y  desde su perspectiva mental de médico, con una visión global no sólo para curar sino también para cuidar.

Cree que no está justificada la crítica demoledora que se efectúa a la política y al Parlamento.

Su diagnóstico sobre la naturaleza política de la crisis, esboza el cuadro en España de los cuatro millones y medio de parados, la concentración de la riqueza cada vez en menos manos, y la posibilidad de acabar con la pobreza con lo que dedicamos hoy a cuidar a las mascotas.

Remarcó cómo el poder económico se ha agrandado y también el poder mediático, que está en pocas manos. Hoy suponen macro-poderes, en relación con los poderes clásicos de Montesquieu, a su juicio reducidos a micro-poderes.

Desde su óptica, la corrupción es el caballo de Troya frente al modelo liberal de mercado europeo.

Entiende Llamazares que los ciudadanos ven que su vida depende, cada vez menos, de la política y del poder judicial. En esa tesitura se pregunta: ¿cómo no va a existir un desprestigio de la política? El Estado queda para socializar las pérdidas.

Dentro del esquema clínico, pasó al pronóstico, que calificó de grave. Auguró que saldremos de la crisis;  pero sin regulación del sector financiero y con peores condiciones para quienes no provocaron la crisis, o sea, los ciudadanos.

Vuelve a formularse otra pregunta: ¿cómo una crisis debida a la derecha, debilita a la izquierda y fortalece a la derecha? Lo achaca, por una parte, a una izquierda que ha renunciado a una política económica alternativa; y, por otra parte, a su interpretación de la apuesta de la derecha española por la desestabilización.

«La derecha no se emancipa del franquismo»
A través del coloquio, Llamazares brindó algunas perlas: «El problema de nuestro país está en que la derecha no se emancipa del franquismo», «no ha roto el cordón umbilical con el franquismo», o «como parlamentario, la instrucción del juez Varela, me repugna».

Discurso, formalmente bien construido, con varias citas de Albert Camus y un tono de voz coloquial, aunque con cargas de profundidad. Cabría observar que de la pinza de Aznar con Anguita, se ha pasado a la pinza de Llamazares con Zapatero. Desde luego, no se apreció ningún intento de atraer votos por la izquierda ya que dejó indemne al Gobierno socialista.

En la concurrencia destacó la presencia de algunos nombres cuestionados y que quisieron dejarse ver: Bono, Zarrías y Carrillo. A lo mejor por aquello de que «a quien madruga, Dios le ayuda».