jose-bonoA. Tejedo (19/4/2010)
José Bono, como presidente al frente de la Mesa del Congreso de los Diputados, quiere unos camareros mudos, imponiendo una cláusula de confidencialidad en el pliego de condiciones aprobado para la adjudicación del correspondiente contrato de restauración. Afectará a aquellos profesionales para toda su vida. No podrán comentar nada de lo que escuchen a sus señorías -memeces incluidas, que serán lo más abundante- ni cuando dejen ese trabajo. De por vida, como el sigilo sacramental de los sacerdotes sobre lo oído en confesión.

No hubo precedentes ni en las dictaduras ni en las dictablandas –Primo de Rivera, Berenguer, Franco– sobre un secretismo que  no han respetado ni ministros como Paco Ordóñez.

Peces-Barba ya suprimió el tradicional y animado bar, anexo al hemiciclo, conocido como «La taberna del Cojo», en referencia al Conde de Romanones. Lo regentó nada menos que el famoso Perico Chicote, ya en la II República, con continuidad en el franquismo. Allí dialogaban diputados y periodistas; pero Peces-Barba prefería el distanciamiento, con el traslado de servicios de cafetería y restauración al mamotreto de edificio de nueva construcción, añadido al palacio clásico. Ahora Bono, cuyos dobles fondos descubre el diario «La Gaceta», pretende blindar otro ámbito de hermetismo.

Como los camareros no dejarán de «largar», porque la condición humana es así, se nos ocurre proponer un par de fórmulas sustitutorias sucesivas, que esperamos no se tomen al pie de la letra:

1.- Sustituir a los camareros por los célebres monitos que no ven, ni oyen ni hablan (versión simiesca a tono con los diputados culiparlantes, que son mayoría).

2.- Alternativamente, ante filtraciones  de bulto sobre dedicaciones y bienes no declarados de diputados, aplicar a los camareros aquellos procedimientos de los sátrapas más crueles, como sacarles los ojos y cortarles la lengua.

Dirán que peor lo pasó Mata-Hari, que de alojarse en el Palace fue colocada  ante el pelotón francés de fusilamiento. Bueno, no les demos más ideas a Bono y su Mesa, que de momento no es una mesa de tormentos.

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