Ana Camacho (10/5/2010)mundo-negro
Mundo Negro cumple 50 años, con 550 números, unos 36 millones de ejemplares a la espalda. Nada mal para una revista en España, especialmente ahora que los lectores de la prensa en papel son una especie en vías de extinción. Todo ello, sin recurrir a promociones que convierten una publicación en esa cosa que se regala con un vídeo o una pieza de loza. Y lo más sorprendente es que esta publicación cuenta con un público incondicional de 55.000 suscriptores a pesar de que su foco de atención está puesto en África, ese continente que la prensa diaria española ningunea sistemáticamente con el pretexto de que no tiene ningún interés para los lectores españoles necesitados de estar bien informados.

En Mundo Negro, sin embargo, África no sólo interesa en términos estrictamente informativos sino que el apoyo a los pueblos africanos es el principio que todo redactor debe llevar en el corazón mientras persigue el rigor y la veracidad que conforman el buen periodismo. No hay excepción para el cumplimiento de este libro de estilo, ni siquiera con la lucha del pueblo saharaui o la batalla contra la tiranía en Guinea Ecuatorial, dos asuntos que en las redacciones españolas disparan sonoras alertas rojas.

Es más, los responsables de la revista, ya sean laicos o misioneros, veteranos ya jubilados o miembros de la actual dirección no pierden ocasión de exhibir públicamente con orgullo que una de las causas más queridas de la revista es la causa del pueblo saharaui. Buen ejemplo de ello han sido las muchas referencias que han dedicado al Sáhara en los diferentes actos con los que han celebrado tan importante cumpleaños, incluyendo el de la presentación al resto de los medios de comunicación del número especial del 50 aniversario, titulado «África, especial 2010», una pequeña enciclopedia sobre la historia, evolución demográfica, social, política y económica del continente desde el comienzo de la descolonización que incluye una ficha de cada uno de los miembros de la Unión Africana, entre ellos la de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) constituida en los territorios liberados del Sáhara Occidental.

«Me da mucha vergüenza cuando oigo o leo declaraciones de nuestros políticos como las que recientemente hizo Gustavo de Arístegui defendiendo la «autonomía» saharaui y no el respeto al derecho internacional que es lo que de verdad está en juego», dijo Gerardo González, decano de la prensa africanista española y alma de Mundo Negro durante más de 40 años de la revista.

Como explicó Gerardo (en foto de abajo, junto a Ismael Piñón) este favoritismo con el pueblo saharaui responde a otra máxima del decálogo ético de la revista y es que su apoyo contra la injusticia debe ser tanto mayor cuanto más indefensa sea la víctima. «Hay muchas causas que apoyar en África y muchos silencios que romper pero, el pueblo saharaui tiene una gran desventaja frente a otros pueblos de África y es que sigue siendo el único territorio sin haber llevado a término su descolonización». Eso añadió, deja a los saharauis en una situación de especial indefensión ante el olvido.

mundo-negro1Habrá quien critique esta postura como una militancia incompatible con la objetividad, enarbolando esa pretendida equidistancia con la que el ministro socialista Moratinos y el diputado del PP Gustavo de Arístegui, en realidad, lo que hacen es campaña por la no defensa de los saharauis con un objetivo muy claro: favorecer a la parte agresora (la monarquía de Marruecos).

Gerardo González, sin embargo, siempre lo tuvo muy claro: «La revista nació en la encrucijada histórica que se produjo en 1960 (el llamado año de África, cuando 17 países de África lograron la independencia y, desde su primer editorial Mundo Negro se comprometió a acompañar a los pueblos de África en este proceso». «Ha habido muchos gozos y muchas tristezas en este camino, una de ellas el Sáhara». «Pero si hemos acompañado el resto de las independencias de África lo que no sería objetivo es que no hagamos con el pueblo saharaui». Su sucesor Luis Esteban Larra, a su lado, asentía. Él tampoco parece estar dispuesto a apearse del burro que ha convertido a Mundo Negro en una de las pocas publicaciones que estuvo con los saharauis cuando la denuncia de los acuerdos de Madrid suponía un grave riesgo de represalia por parte del régimen franquista y sus forofos, y que no varió su postura cuando, al terminar la Transición, el PSOE le acabó dando la espalda.

En cualquier caso, esta apasionada militancia no ha impedido que la revista que nació de la Iglesia misionera, sea hoy la publicación de referencia en España sobre África, tanto para diplomáticos, expertos e investigadores universitarios, voluntarios de ONG o, simplemente, lectores para los que África es una pasión sin más. Un prestigio que no se consigue sin una seriedad y rigor profesional intachables.

El Sáhara no ha sido el único tema con el que Mundo Negro ha demostrado valentía. Un ejemplo de los difíciles momentos que le supuso a la revista el firme respeto a sus compromisos en tiempos de la dictadura de Franco lo recordó Romeo Ballan, uno de los primeros directores de la revista: «El apoyo a las independencias africanas nos costó entonces ser acusados de ser unos curas rojos y hasta aparecieron pintadas en los muros de nuestro recinto», recordó Romeo en la intervención con la que participó en el gran acto de cumpleaños celebrado en la sede de la Mutua Madrileña bajo el significativo lema que resume la unión de la revista a la descolonización: «África, 50 años de independencia».

Otro momento de gran tensión, recordó el religioso italiano, se produjo con la independencia de Guinea Ecuatorial en 1968, cuando al general Díaz de Villegas, responsable de las plazas africanas, le disgustó la cobertura dada al evento por la revista. «Nos sometieron a un buen apretón de tuercas y, poco después, Guinea fue declarada materia reservada». Los oyentes guineanos (que había muchos en la sala), dieron un aplauso de agradecimiento.

En tiempos de la democracia, siguió Ballan, tampoco han faltado las pintadas injuriosas (las de tinte xredaccion-mundo-negroenofóbico por la solidaridad de la revista con las víctimas de las pateras) sobre las vallas del recinto de los misioneros combonianos que, además de la redacción de la revista, la redacción de la publicación infantil Aguiluchos, una gran biblioteca incluye el Museo africano. En cuanto a Guinea, los problemas siguen siendo muy parecidos a los que su pueblo padeció con su primer presidente, Francisco Macías, sólo que su sobrino y sucesor, Teodoro Obiang intenta acabar con las críticas de los medios presionando a través de bufetes de abogados que puede pagar gracias a los suculentos ingresos del petróleo que saquea de las arcas del estado. Donato Ndongo escritor y periodista guineano al que Mundo Negro ha dado voz en una hermosa columna de opinión, ha tenido que sufrir en sus carnes en otros medios la capacidad disuasoria que tienen estas estrategias silenciadoras.

Un periodista le preguntó al actual director, Ismael Pinón, si tenían datos de la influencia de Mundo Negro. África González, miembro de la redacción le recordó luego que muchas de las pasiones (la suya entre otras) por África, incluyendo vocaciones misioneras, prendieron con la lectura de Aguiluchos.

Por mi parte, añadiría que, si no fuese influyente, la dirección no tendría que preocuparse por ocultar con seudónimos la identidad de, por ejemplo, su corresponsal en Guinea Ecuatorial. Tampoco tendrían que evitar recurrir a los combonianos sobre terreno (entre los que hay muchos periodistas y muy cualificados) y contentarse con elaborar la información desde Madrid, para no incrementar el alto riesgo de exponerlos a las represalias de los que no aprueban sus informaciones sobre las guerras de Sudán, Congo o Ruanda.

Sí, definitivamente la información sobre África, cuajada de oscuros tejemanejes que contribuyen a mover lo que luego se simplifica con la etiqueta de odios étnicos, exige valentía tanto sobre el terreno pero, también, mucha audacia e ideas claras por parte de quienes en Madrid deciden lo que se va a publicar.

Un ejemplo que me concierne: en la carpeta que se distribuyó en la presentación del número especial del cumpleaños (en el que el Sáhara tiene ficha propia junto al resto de miembros de la Unión Africana), se cita con orgullo uno de mis más queridos reportajes («El acuerdo nunca existió», sobre la farsa de los acuerdos tripartitos) como si el mérito fuese exclusivamente mío. Pero no, esa ana-camachohistoria estaba ahí, esperando a que alguien se decidiese a escribirla, y muchos podrían haberlo hecho en mi lugar si hubiesen tenido la suerte de tener una publicación dispuesta a sacarla en letra impresa. No tuvieron la suerte y el privilegio de colaborar con un medio decididos a respaldarles. ¡Gracias Gerardo, gracias Mundo Negro!

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Ana Camacho
, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, que también se puede leer en su blog enarenasmovedizas.