espacioseuropeos.comla-crisis-griega (3/5/2010)
Por fin, tras las reticencias de Alemania y Francia, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional se comprometen a ayudar a Grecia para que no se hunda, arrastrando a Europa, en la más absoluta quiebra. La UE prestará a Grecia unos 80.000 euros, el resto, hasta 110.000, corren a cuenta del FMI.

España, que tras Portugal aparece en la lista de los países más perjudicados por la crisis económica, ayudará a Grecia con  9.800 millones de euros a tres años. Lo peor, es que ese préstamo español le va a costar al erario público español un elevado costo en intereses. Eso, en el caso de que nos lo devuelvan.

La ayuda española se concederá sin pasar por el Congreso de los Diputados, ya que el gobierno la ejecutará mediante un decreto ley. En Alemania, sin embargo, será su parlamento el que la apruebe o no.

Con esta ayuda del FMI y la UE, se pretende -craso error- pretenden conseguir la estabilidad de la moneda única europea. Atenas se ha comprometido a una serie de reformas fiscales que salvan a banqueros, multinacionales, grandes capitales y políticos.

Con el aumento del IVA (entre el 2 y el 4 por ciento), la congelación y reducción de las pensiones, reducción del sueldo de los funcionarios en un 39 por ciento, subidas importantes de bebidas alcohólicas, tabaco y combustibles, el gobierno griego espera lograr la estabilidad presupuestaria y sanear su economía en tres años. Otras medidas se refieren a la concentración de ayuntamientos y otros gestos políticos.

Pero, no ha habido reducción de gastos en lo que concierne a la «casta» política, pues no se recortan ni sus sueldos ni sus prebendas.

La corrupción, como en España y otros países europeos, no ha sido motivo de ajuste.