espacioseuropeos.com (28/6/2010)barack-obama
Hace unos meses, el Presidente Barack Obama anunció que las tropas estadounidenses verían reducidos sus efectivos en territorio afgano. La fecha para esa reducción estaba prevista para julio de 2011. Nosotros, incrédulos como manda la experiencia, lo pusimos en duda. Y, mira, el tiempo nos ha dado la razón.

La declaración, en la que el presidente de Estados Unidos, se retractaba de ese anuncio, la hizo aprovechando el cese del general Stanley McChrystal, hasta entonces máximo responsable de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, y su sustitución por el también general David Petraeus, partidario a ultranza de la teoría del «reforzamiento», o sea la concentración del mayor número de tropas.

Cambio de estrategia que evidencia de forma clara el desconcierto militar de la nación más poderosa de la tierra.

Obama afirmo lo siguiente: «No dijimos que a partir de julio de 2011 repentinamente dejaría de haber tropas de Estados Unidos o países aliados en Afganistán. No dijimos que apagaríamos la luz y cerraríamos la puerta al marcharnos. Lo que dijimos es que iniciaríamos una fase de transición en la que el gobierno afgano asumiría cada vez más responsabilidades».

Si ahí hubiera quedado el cambio, vale, pero el secretario de Defensa, Robert Gates, vino a estropearlo al afirmar: «Nadie, ya sea que se trate de adversarios o amigos o especialmente nuestras tropas, debería malinterpretar estos cambios de funcionarios como un aflojamiento del compromiso del gobierno con la misión en Afganistán y con la estrategia cívico-militar integral dispuesta por el Presidente para alcanzar nuestros objetivos allí».