Ana Camacho (9/6/2010)en-defensa-propia-marruecos
Enhorabuena a José Luis Gutiérrez al que el Tribunal de Estrasburgo ha reconocido haber sido víctima de la Justicia española que vulneró el derecho a la libertad de expresión con tal de condenarle por publicar un artículo en el difunto Diario 16 que no le gustó al entonces rey de Marruecos Hassán II. Enhorabuena por haber ganado y, sobre todo, por no haberse dado por vencido mientras el resto de la profesión sabía y callaba.

José Luis Gutiérrez, más conocido en la profesión como El Guti y que ahora firma columnas de opinión en El Mundo como Erasmo, era entonces director de este periódico y su pesadilla comenzó con la publicación de un artículo sobre la interceptación en Algeciras (Cádiz) de 4.638 kilos de hachís en el falso fondo de un camión procedente de Marruecos. Su perdición fue dar el dato de que el vehículo con la droga transportaba oficialmente fruta de Domaines Royaux, una empresa de la familia real alauita.

El rey Hassán, papá de Mohamed VI, presentó una demanda por vulneración del derecho al honor en un juzgado de Madrid y, desde entonces, el periodista se vio capultado a una «persecución política, judicial y económica» (son sus palabras) de la que no ha salido hasta ahora. Ni la Audiencia Provincial de Madrid, ni el Tribunal Supremo, ni el Tribunal Constitucional a los que El Guti recurrió cuestionaron jamás que su información hubiese faltado a la veracidad. A los magistrados sólo les importó salvar el honor de la casa alauita y, sobre todo, que quedase claro al Guti y al resto de la profesión periodística que en España hay cosas que no se tocan.

En la contraportada del libro (el de la foto) que publicó sobre su odisea judicial, Gutiérrez recuerda que para condenarle y contentar al tirano alauita, el magistrado del Supremo, Clemente Auger, muy amigo de Felipe González, recurrió a una ley de la dictadura de Francisco Franco. (Auger es el juez con el que Felipe González estaba conversando cuando le pillaron a micrófono abierto al líder socialista echándole la bronca del «Pero ¿es que nadie le va a decir a los Jueces lo que tienen que hacer?»).

Ahora el tribunal de Estrasburgo les saca los colores a todos esos jueces más preocupados por quedar bien con el poder y los amigos que con la Diosa de la Justicia para recordarles que, ni siquiera el honor de un sultán marroquí, puede estar por encima de la sagrada libertad de expresión. Pero al final la moraleja es evidente: hay que ver lo que consiguen mandar en España los sultanes alauitas en la justicia, en la prensa, en los partidos; hay que ver que cosas raras pasan en la Justicia española cuando se toca el palo marroquí…

ana-camachoP.D.
Apuntes de verano. Hace calor, creo que por fin ha empezado el verano. Las energías merman y en la costa española o los campos de Soria hay una dura resistencia a las conexiones wi-fi. No digo que me adelante a la huelga general pero queda inaugurado el género breve con Apuntes de Verano. Por cierto, una pena que el libro de El Guti con el que ilustro el diario sea casi imposible de localizar porque se lo aconsejo a esos periodistas que en las mesas redondas sobre el Sáhara dicen que informar sobre el asunto está chupao y que no hay ninguna conspiración más que la que sueñan los «maximalistas». Claro que en las conferencias queda mucho mejor decir que el problema es el gasto económico y la falta de espacio a admitir como, hacen algunas maximalistas, que informar sobre el Sáhara (al menos en las redacciones españoles) es causa de ansiedad y estrés agudo: se evitarán disgustos con sus jefes y pesadillas innecesarias al público. Que con la caló y la crisis bastante tenemos….

N. de la R.
Este artículo -fotografía de portada incluida- se publica con la autorización de Ana Camacho, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, que también se puede leer en su blog enarenasmovedizas.

Noticias de referencia:
* Estrasburgo reconoce que la Justicia española vulneró el derecho a la libertad de expresión del periodista José Luis Gutiérrez que, en un artículo, vinculo a Hassan II con el narcotráfico.