Aristarco (11/6/2010)helen-thomas
Un temor reverencial al «lobby» judío ha levantado actitudes de vacío y de acoso en torno a la veteranísima periodista Helen Thomas, fulminando su carrera profesional, en Washington.

Unas declaraciones de Helen Thomas, dentro de la polémica generada por la flotilla con ayuda humanitaria que se dirigía a Gaza, aún antes del cruento ataque en alta mar, ha sido el detonante de las reacciones frente a la cronista, de nacionalidad estadounidense y ascendencia libanesa.

Con el estilo incisivo que ha utilizado siempre, como acreditada ante la Casa Blanca, con relación a los sucesivos presidentes USA -desde Kennedy–  ahora Helen se permitió sugerir a los israelíes que «se larguen de Palestina», a donde tengan su origen de procedencia: Polonia, Alemania, Estados Unidos… Nunca hubiera dicho tal, la decana de los corresponsales en las Conferencias de Prensa  de la sede presidencial. Ni siquiera le ha valido la posterior presentación de disculpas, lamentando haber ofendido a algunos y esperando que la paz llegue a Oriente Medio con el respeto mutuo entre los pueblos afectados.

Helen Thomas, que trabajó muchos años para la agencia UPI (United Press International), se ha caracterizado por su sagacidad para formular preguntas periodísticas, aunque luego la redacción de las informaciones podía ser realizada por otros colegas de la agencia periodística. Pero ella era una auténtica institución, cuando está a punto de cumplir los 90 años. Tiene un perfil, desde luego, de lengua suelta y cáustica, que ha contribuido a la popularidad de su trayectoria.

Cuando tantas creencias respetables son vapuleadas públicamente de forma inmisericorde, la política israelí parece constituirse en el último tabú intocable, arropada por el arma arrojadiza del supuesto antisemitismo. Opinar críticamente no implica actitudes racistas. También hay judíos que coinciden en muchas críticas sobre el sionismo. Y son tan judíos como los demás.