Economía
Manuel Funes Robert (29/9/2010)funes-robert
Es el que afecta prácticamente a toda la humanidad. Cuando se habla del sida se señalan los miles de millones de euro millones necesarios para erradicar la enfermedad, cuando se habla del hambre se señalan también los miles de millones necesarios para evitarlos.

Esto significa que el hambre y el sida no se curan porque no hay bastante dinero disponible. Si a estos fenómenos les sumamos el espectáculo de todos los países luchando por obtener fondos de los mercados y luchando al mismo tiempo por equilibrar sus presupuestos para facilitar dichos fondos, llegamos a la conclusión de que hay una insuficiencia de liquidez mundial, que se constituye al comparar necesidades con los medios para evitarla en un déficit mundial de liquidez.

Este y no otro es el déficit, que es mayor que el que se maneja y que afecta prácticamente al mundo occidental entero. ¿Por qué se da esta escasez global? Porque el sistema financiero ha secuestrado totalmente al sistema real (empresarios, obreros y consumidores). En la época en que el dinero estaba respaldado por oro, aquél era un dato para los gobernantes y algo valioso para las gentes de modo que el sistema financiero y el real no podían modificar la situación. Pero cuando el dinero pasa a ser una creación del Estado, cuando el dinero no tiene más respaldo que la aceptación por todos porque lo aceptan todos, los bancos centrales que son quienes pueden obrar el milagro y aparecer como autores de la ruptura histórica están optando por la  escasez como dato, salvo la excepción de la Reserva Federal.

Y como consecuencia de ello, el sistema financiero, que vive de la escasez y del rigor ha organizado su resistencia y ha conseguido el dominio real de la situación. Para ello necesitaba anular a los bancos centrales, que eran la fuente única, legítima y para siempre del dinero abundante y barato. El sistema financiero ha logrado la victoria anulando total o parcialmente la misión de los bancos centrales. En la unión monetaria ha sustituido la defensa del sistema financiero contra los bancos centrales agrupándolos en un solo banco, el BCE con lo cual se ahorran la resistencia y contraposición con cada uno de los 17 anteriores bancos centrales. Acto seguido tienen que buscar una legitimación de esa victoria y un fundamento teórico para afirmar lo que más les interesa, es decir, que el interés alto es bueno y la menor cantidad de moneda también es cosa buena.

Para ello, arteramente siembran el principio de que la inflación es un monstruo siempre al acecho: cuando la hay porque la hay y cuando no la hay, para que no venga. Para luchar contra este mal interesadamente presentado hay dos caminos. Uno disminuir la demanda para que bajen los precios y otro, aumentar la oferta. El primer camino es el que interesa al sistema financiero, que vive y se lucra del dinero escaso y caro. El segundo razonamiento -aumentar la oferta- es incruento, mediante la abundancia y baratura del dinero para que también sean abundantes y baratas las cosas.

Para ello también, hay que lograr la neutralización de los poderes del Estado aplicándole  a este la contabilidad privada, con lo cual convierten al Estado en un ente privado más, y como la contabilidad privada no permite crear activos sin contrapartidas, el Estado no puede crear dinero.

Esta victoria total se completa y redondea con la libertad de movimiento de capitales, que crea una bolsa que nunca existió, el dinero tras de sí mismo, cuando está hecho para ir tras las cosas, fenómeno cuya causa es la variabilidad de los tipos de cambio y su traslado inmediato a los precios internacionales.

Esta victoria, causa numero uno de las crisis actuales, paradójicamente se produce cuando el Estado ha adquirido el poder necesario para crear la masas monetarias necesaria para movilizar los recursos reales existentes. Y  esa victoria inaudita coincide, paradójicamente también, con algo bueno que tiene la globalización, como fuente que es de proximidad y uniformidad.

Con lo cual al estar los Estados económicamente más próximos y más parecidos se reproduce a escala planetaria las dos circunstancias básicas  que dieron fundamento al keynesismo. Keynes, pensando en países aislados nos dice cuando coexiste bajo una misma moneda una capacidad de producción que no se manifiesta por falta de demanda, junto una capacidad de consumo que no se manifiesta por falta de dinero, una inyección monetaria estimada por el gobierno sin limitación cuantitativa pone en contacto a ambas capacidades inutilizadas por la falta de dinero.

Pues bien, ahora, en el mundo globalizado se da esa doble circunstancia. La capacidad productiva ociosa está en los países ricos, la capacidad de demanda y consumo está en los países pobres (¿?¿¿). Una inyección monetaria procedente de los bancos centrales, en cuantía que se necesite para poner en contacto ambas capacidades, está al alcance de la mano. Pero el sistema financiero no está dispuesto a aceptar semejante formula y este freno causa al mismo tiempo la pobreza humana y la rendición del sistema real al financiero.

En suma, lo que yo llamo LA LUCHA DE CLASES EN EL SIGLO XXI.