España
Carlos Ruiz Miguel (10/11/2010)santiago-de-compostela
El Papa Benedicto XVI viene a Santiago de Compostela en el marco de su visita a España. Y digo bien, porque conviene aclarar que esta visita es eso: una visita a España.

El Papa Benedicto XVI ya ha venido anteriormente a España, pero no había venido a Santiago de Compostela. Conviene dejar claro, desde el primer momento, algo que la ideología galleguista incrustada en el gobierno regional trata de ocultar. Benedicto XVI no hace una visita a «Galicia». El Papa hace una visita a «España» y dentro de esa visita a «España» va a ir a Santiago de Compostela y a Barcelona. La precisión es importante por dos razones: una jurídica «civil» y la otra religiosa.

El Papa es, entre otras cosas, el jefe del Estado Vaticano. Naturalmente, que también viene como peregrino, pero para hacerlo no se ha desprendido, ni puede hacerlo, de su condición de jefe de Estado. Precisamente porque es un jefe de Estado, y no uno cualquiera, sino uno de los más prestigiosos del mundo, es por lo que su visita ha sido gestionada por la Embajada de España en el Vaticano que dirige con indudable acierto un gallego, Francisco Vázquez. Este carácter jurídico «civil» es lo que explica, y aun exige, la presencia de miembros del Gobierno español en Santiago de Compostela. Y también hace difícil de justificar la ausencia del presidente del Gobierno que, sin embargo, se ha mostrado entusiasmado de saludar en persona a otros jefes de Estado que son también jefes religiosos, como Mohamed VI de Marruecos, aunque las virtudes de Mohamed VI queden a años luz de las de Benedicto XVI.

Pero el Papa es, también, una figura religiosa de primer orden. El Papa es el máximo representante de la Iglesia Católica. Y para la Iglesia Católica el sepulcro del Apóstol Santiago constituye el tercer lugar santo de la Cristiandad, tras Jerusalén y Roma. A este respecto, conviene recordar que, desde hace muchos siglos, la liturgia de la Iglesia Católica considera al Apóstol Santiago como patrón «de España». No se le califica, que yo sepa, como patrón de «Galicia» como algo ajeno a España.

Comprendido lo anterior, resulta explicable que ciertos sectores protesten contra la visita de Benedicto XVI. Es comprensible que quien no quiere saber nada de España, no quiera que un jefe de otro Estado visite Santiago como parte de su visita a España. Ciertamente, esa protesta podría haber sido hecha de una forma más elegante y menos cutre, pero eso es otra cuestión.

Lo que resulta menos explicable es que algunos anfitriones de esta visita quieran olvidar el por qué son anfitriones de la misma.

NOTA
Este artículo se ha publicado en el diario ABC en su edición de Galicia. Este artículo se publica con la autorización de Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, que también pueden ver en desdeelatlantico.

ADDENDA
La prensa ofrece dos tremendas noticias:

– Hoy, día que el Papa Benedicto XVI, cabeza de la Iglesia Católica visita España, el gobierno cierra al culto religioso una basílica, la del Valle de los Caídos.
– Hoy, día que el Papa Benedicto XVI, jefe del Estado Vaticano, viene a España, el presidente del gobierno español no ha encontrado lugar más lejos donde ir que Afganistán.