Sin Acritud…
Fernando Polanco (3/12/2010)fernando-polanco
«Una panzuda copa de coñac» es un pleonasmo, como «la blanca nieve». O un ringorrango desastroso en cualquier escrito. En los últimos tiempos, la Academia de la Lengua -más ficticia que real, digo Real – está dando mucho que hablar. Casi como el Vaticano.

Todo empezó con la Nueva Gramática del Español, labor y obra de enjundia, luego, un repertorio de Americanismos,  que, por cierto, huelga, porque los tales ya han dejado de serlo; y ahora se despacha con ciertas innovaciones ortográficas (sin hache).

En mi opinión, lo que la docta Casa propone es acomodar el alfabeto español al internacional. Iba siendo tiempo: el Sistema Métrico Decimal es un hecho ya antiguo, pero bien que costó en su día.

No es menos cierto que los españoles representan un exiguo 10% de los hispanohablantes -en México o EE. UU. hay muchos más-, pero vienen sometiendo a la mayoría a una suerte de apartheid lingüístico. Es una actitud lamentable y propia de paletos.

Las modificaciones que propone la -a menudo no tan docta Casa-, no afectan ni a la Fonética, ni a la Semántica, ni, menos, a la Sintaxis. Si acaso a la articulación («eye» por «i griega»), sobre todo si la dentadura no está completa. Se trata, más bien, de una nueva ordenación -nuevo orden suena fatal-. Digamos que, a pequeña escala, supone lo que en su día significó implantar el SMD.

Y no les quepa duda, que después vendrá la ñ. Pero eso tiene más busilis: la ñ, para algunos es la tauromaquia, «el 2 de mayo», el fútbol y el terruño.

Se ha invocado a Saussure y a Chomsky. Sin venir a cuento, de eso no cabe duda. La cuestión estriba más bien, creo yo, en la peculiaridad española, tan serbia ella, y en que su colonialismo dialectal se difumina poco a poco, pero de una manera definitiva y general.

Por último, en cuanto a la oposición sólo/ solo -o éste/este en el caso de un pronombre demostrativo-, se trata, sin más, de una invitación a la indolencia y la anfibología.