Argentina
Marcelo Gullo (7/4/2011)marcelo-gullo
Faltan apenas una hora para que termine este 2 de abril. Quizás, haya, todavía, algún comentario suelto, de algún periodista o ex combatiente, en algún canal de televisión.

Sin embargo, las cartas ya están echadas. Todos los grandes formadores de opinión han, en lo esencial, manifestado su postura. Todos, desde los viejos representantes de la derecha oligárquica a los jóvenes militantes del  progresismo blackberry, han derramado una lágrima por los «pobres chicos de la guerra», todos coinciden en que Malvinas fue «una guerra sin sentido»

No hay porque asombrarse. No es la primera vez que la derecha liberal coincide con la izquierda cipaya. Tanto para la derecha bostera (hoy sojera)  como para la izquierda caviar «los caídos en Malvinas son muertos de la dictadura». Para la «Argentina profunda», muy  por el contrario, la guerra de Malvinas fue una guerra antiimperialista, una batalla más de la guerra del pueblo argentino contra su enemigo histórico: el imperio inglés. Para el pueblo humilde de la Argentina los ex combatientes, los que dejaron su sangre en Malvinas y los que pudieron volver, no son víctimas sino héroes de una gesta heroica. Por eso, en cada pequeño pueblo del interior del país, los más humildes, han construido un pequeño altar laico para rendir culto a los caídos en la guerra. 

Semejante «locura», por supuesto, es incomprensible tanto para el pensamiento liberal como para el pensamiento  progresista. Ellos no pueden entender -como reiteradamente ha sostenido Ana Jaramillo– que Malvinas es el ADN de la Patria.

Ellos, en el fondo,  han comprado la interpretación tachereana de la guerra, creen -en su ignorancia- que el triunfo argentino en la guerra hubiera fortalecido a la genocida dictadura militar. Quizás para desasnarlos habría que recordarles el pensamiento de León Trotsky cuando, en 1938, durante su exilio en México,  afirmaba: «En Brasil reina actualmente un régimen semifascista al que cualquier revolucionario sólo puede considerar con odio. Supongamos, empero, que el día mañana Inglaterra entra en conflicto militar con Brasil. ¿De qué lado se ubicará la clase obrera en este conflicto?

En este caso, yo personalmente estaría junto al Brasil ‘fascista’ contra la ‘democrática’ Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque no se trataría de un conflicto entre la democracia y el fascismo. Si Inglaterra ganara, pondría a otro fascista en Río de Janeiro y ataría al Brasil con dobles cadenas. Si por el contrario saliera triunfante Brasil, la conciencia nacional y democrática de este país cobraría un poderoso impulso que llevaría al derrocamiento de la dictadura de Vargas. Al mismo tiempo, la derrota de Inglaterra asestaría un buen golpe al imperialismo británico».

La clase media liberal y la elite progresista no pueden entender que para la inmensa mayoría de los argentinos Malvinas es un «territorio sagrado», una «tierra irredenta».

Pero la Argentina profunda no estuvo sola y no está sola en su lucha por Malvinas, desde el Río Grande a la Tierra del Fuego miles de hombres y mujeres, vibraron y vibran por Malvinas. Cuando el año pasado organizamos en la Universidad de Lanús el «Primer Congreso Latinoamericano: Malvinas una causa de la Patria Grande», invitamos, para que asistiera como expositor, a un verdadero hombre de izquierda, a un verdadero revolucionario que recibió balas y repartió balas: el Comandante sandinista Tomás Borge, quien fuera, durante el gobierno revolucionario, Ministro del Interior de Nicaragua.  A último momento, no pudiendo asistir, nos envió el siguiente mensaje:

guerra-de-las-malvinasNicaragua, el Frente Sandinista, la decencia, el patriotismo y la antipatía total al colonialismo, nos indujeron a repudiar la ocupación trágica y maldita de los ingleses en el sagrado territorio argentino.

Esta solidaridad incondicional se mantiene intacta o más bien acrecentada por la indignación, la justa cólera de nuestros pueblos hacia la soberbia inconcebible de quienes, con imperio se sienten propietarios de cualquier pedazo de la tierra.

Las Malvinas son de Argentina, las Malvinas son de América Latina. Las Malvinas algún día las encerraremos en un puño para golpear a todos los Imperios. ¡Malvinas o muerte! »

N. de la R.
Este artículo, del profesor Marcelo Gullo, tenía que haber sido editado antes del día 2 de este mes, pero por un error no fue así, razón por la que pedimos disculpas a su autor y a nuestros lectores.