Europa/Economía
Manuel Funes Robert (16/5/2011)funes-robert
El referido abandono supondría para los países citados recuperar su soberanía monetaria que entregaron a una institución secuestrada por las finanzas privadas y que es la responsable de la crisis actual por la agresión al consumo provocada por la subida de tipos en 2008 que dobló los recibos hipotecarios en el plazo de dos años a la mitad de las familias europeas. A continuación el BCE se  negó a cumplir la función básica que no es otra que proveer de financiación al sistema de la economía real aprovechando la inmensa ventaja que el final del patrón  oro permite: adaptar las disponibilidades liquidas a  las necesidades de la economía. Esta, y no la misión de estabilizar los precios con la cual los bancos centrales no tienen relación directa, es la misión que cada país miembro de la UME encomendaba a sus respectivos bancos centrales.

Cuando bajaron los tipos de interés al 1%, benefició a la población hipotecada, pero evitó suministrar al sistema la financiación necesaria. Esto creó una oleada de endeudamientos soberanos, que buscaban en los mercados lo que podía y debía haber suministrado, al 1 o al 0% y a tiempo ilimitado, el BCE.

Esos endeudamientos, cuya suma corresponde a la que el BCE debió inyectar y no inyectó crea unos déficits que provocan al luchar contra ellos,  la segunda causa de la crisis, pues todos esos esfuerzos, con una tenacidad total, consisten en medidas para frenar la actividad cuando lo necesario es aumentarla.

Estamos viendo que cada oleada de ajuste, provoca la siguiente y la UE, de este modo, camina hacia la ruina total, empeñados sus gobernantes en tratar de curar la enfermedad con dosis adicionales de la propia enfermedad.

Hemos dicho que el BCE inyecte de repente la suma total de las deudas soberanas poniendo en marcha el tiempo que sea necesario la máquina de hacer billetes. Pero hay otra solución: que los países citados abandonen de repente el euro y repongan en circulación sus propias monedas. De este modo se librarían de los ajustes continuos y crecientes a que se sienten obligados como miembros de la UME y ello cortaría en seco la oleada de reducción de rentas, cierres, fin de inversiones y despidos en la que la suma de los ignorantes e interesados, den una solución que cada vez se aleja más.

Pero hay otra gran ventaja de este plan b. al reaparecer las monedas antiguas sus tipos de cambios en relación con el euro estarían muy devaluados y ello supondría un incremento masivo de las exportaciones de los cuatro países citados al resto de los países de la UM. Y la combinación del fin de las agresiones procedentes del BCE y el comienzo de una expansión en términos reales como ha vivido desde siempre el país que devaluaba su moneda respecto a las demás. Salirse de la UME no es salir de la CEE, como lo prueba el Reino Unido y Suecia.