Galicia (España)
Carlos Ruiz Miguel (29/5/2011)santiago-de-compostela
Finalmente el 22-M fue un referéndum con un resultado claro: zapaterismo «nunca máis». Pero siendo esto cierto, no lo es menos que «no sólo» fue eso. Hubo también otros factores añadidos «además» del juicio al zapaterismo. Desde esta perspectiva algunos resultados en Galicia merecen una reflexión especial.Empecemos por Arteixo. La alcaldesa que apoyó ciegamente (¿por propia iniciativa o por órdenes superiores?) a la familia marroquí que desafió la disciplina escolar ha llevado al PSOE al último puesto en el Ayuntamiento, pese a un inusual apoyo mediático. En mi opinión, su apoyo al desafío de los marroquíes fue la causa de la derrota. Al fin y al cabo, si tenemos en cuenta que la complicidad con los marroquíes es una de las marcas del «zapaterismo», resulta lógico que la alcaldesa ultra-zapaterista haya recibido por duplicado el castigo electoral: a ZP y a ella misma.Más al sur, en Vigo, algunos (entre los que no me cuento) se han sorprendido de la importante victoria de Abel Caballero. Vigo será la ciudad más grande de España con alcalde socialista. ¿Por qué esta victoria? Apuntaré dos razones. La primera es que Caballero se ha beneficiado del «voto útil» del zapaterismo. Ante las negras perspectivas, los zapateristas concentraron el voto en aquella de sus dos opciones (PSOE-BNG) mejor colocada para hacer frente al eventual castigo del electorado. Eso explica el resultado en Vigo, pero también en otros lugares, donde el principal partido de la coalición zapaterista robó votos al socio secundario: Orense, Pontevedra, Teo…. La segunda razón es la oposición de Caballero a la fusión de la eficiente Caja de Vigo (Caixanova) con la ineficiente caja de Coruña (Caixagalicia). La alcaldía de Vigo es el precio de la fusión pagado por la Xunta. Muy caro. Caballero puso el interés de los ciudadanos por delante de la ideología del galleguismo. Es lógica la envidia de Paco Vázquez por Abel Caballero.Y esto también explica la gran derrota socialista de La Coruña. Es cierto que Carlos Negreira ha trabajado mucho y bien. Pero quizá ello no hubiera sido suficiente si Losada no hubiera, como buen zapaterista, «matado al padre» y destruido la herencia del «vazquismo» que, no lo olvidemos, pretendía ser la de un socialismo más preocupado por los intereses concretos de los vecinos que por los delirios del galleguismo.

Y queda Santiago donde se hizo «justicia poética». Ganó el único candidato que hizo (en 2006) el Camino de Santiago que da vida a la ciudad.

NOTA:
Este artículo se ha publicado en el diario ABC, edición de Galicia, el sábado 28 de mayo. Nosotros lo publicamos con la autorización de su autor, Carlos Ruiz Miguel,  catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, que también pueden ver en Desdeelatlantico