España
Manuel Funes Robert (23/5/2011)huelgas
La intensidad y extensión de la agresión macro que nace en todos los déficits presupuestarios tiene la virtud de producir el efecto contrario y a todo país al que se le ofrece ayuda, las condiciones que se ponen para dicha ayuda no hacen más que generar más ajuste y mas problemas, haciendo -por su dureza- imposible la devolución, no de la deuda, sino de los intereses.

Y a las gentes no les queda otro remedio que echarse a la calle porque los incrementos sucesivos de ajuste afectan a una población cada vez más empobrecida y Europa camina -hasta ahora- mansamente hacia su desaparición, con alguna excepción como Alemania, que ha tenido la suficiente fortaleza de origen para soportar el ataque.

Si la Historia es maestra de la vida, hay un precedente que los organismos sindicales parecen no recordar, aunque ya lo hemos intentado nosotros desde estas páginas. Los esfuerzos por volver al patrón oro después de la I Guerra Mundial, tienen muchas similitudes con los esfuerzos de hoy por alcanzar el déficit cero. Churchill, en el año 23 planteó el tema, pero se habían emitido tal cantidad de libras para financiar la guerra que se hacía necesario para mantener el patrón oro a la paridad de 1913, una reducción brutal de los salarios. Esto provocó la famosa y afortunada huelga general de 1926. Esa huelga obligó al gobierno británico a abandonar su proyecto y tras algunos intentos de mantener la vuelta a dicho patrón aunque con menor rigor, el 21 de septiembre de 1931, un gobierno inglés de concentración nacional anunció al mundo que el Reino Unido, renunciaba para siempre a que la libra estuviera respaldada por oro. Desde la doctrina Keynes había apoyado la huelga general con frases como este: «el patrón oro es una bárbara reliquia del pasado».

Mucho tiempo antes, Marx había dicho «bajo el capitalismo el gobierno acaba siendo un comité de gestión de los intereses de la burguesía».

El ajuste, que lleva a Grecia a tener que vender sus islas, es intrínsecamente contraproducente, porque su esencia es una reducción de la capacidad adquisitiva de la población, que lógicamente se resuelve en una pérdida de capacidad contributiva de la misma. A más ajuste, menos ingresos públicos y más déficit. En mis muchos años de estudio he concretado mi obra en esta frase: «la financiación previa, abundante y barata es condición necesaria y en general, suficiente, para la abundancia y baratura de las cosas».

Este principio no se pudo aplicar en los siglos en los que la cantidad de dinero era un dato, ahora si es posible.

Y por haberlo aplicado una buena parte del mundo ha conocido en nuestro tiempo pleno empleo, sociedad de consumo y Estado de Bienestar. Yo propongo a Toxo, secretario general de CC. OO., la creación de una IV INTERNACIONAL empezando por una huelga general a nivel europeo.