Sin Acritud…
Manuel Funes Robert (13/6/2011)josep-tito
En mis continuos estudios sobre los temas monetarios no solo he podido completar y proclamar el keynesismo, adaptándolo al mundo actual sino que ese estudio me ha permitido tener acceso a incidencias y anécdotas de valor político y doctrinal. Puedo referirme al mariscal Josip Broz, Tito, dictador yugoslavo.

Cuando los aliados cambian el curso de la guerra y colocan a Alemania a la defensiva, empiezan por el norte de África, ocupan Sicilia en un momento en el que Alemania tiene ocupada a su vez toda la península italiana. Temen los alemanes un desembarco por el sur, pero los generales aliados se deciden por el norte para dejar embolsados a los italianos al cortarles la relación con Alemania. Desembarcan en la bahía de Anzio-Nettuno. El mariscal Kesselring, que manda las tropas alemanas ordena la marcha hacia el norte de las unidades alemanas y las SS intentan detener al Papa y llevárselo como un prisionero más. Kesselring se lo prohíbe porque sobre el Papa pesaba algo de agradecimiento porque tardó mucho en reconocer las atrocidades nazis. Pero las SS se llevan en la marcha las imprentas de billetes del Banco de Italia, las máquinas de fabricar liras.

Tito las encuentra en Trieste, que estuvo en su poder más de un año. En ese periodo Tito tuvo la genial idea de poner en marcha las imprentas que comenzaron a generar liras. Imprimiendo  liras idénticas a las que ya existían, reconstruyó Trieste y su entorno con dinero perfectamente legal y creado de la nada.

Cuando los aliados descubrieron la trampa amenazaron a Tito con sanciones y este respondió que si le perseguían por lo hecho destruiría todas las obras reconstruidas que no debían existir si se habían construido con dinero ilegal. Los aliados, ante esa lógica respuesta de Tito dieron el asunto por terminado y llevaron las máquinas de vuelta a Italia, mientras el dictador se enorgullecía de haberlas empleado para un buen fin.

Pasando a asuntos de nuestros días y de nuestra España, tenemos que hacer glosa de la aparición de un nuevo tópico en la boca de Rajoy. El tópico que además de carecer de todo valor doctrinal, como es habitual en toda la oferta  del PP, incurre en el mal gusto pues ese argumento dice que el gobierno actual debe comparecer ante el país a calzón quitao. Y el dicterio ha hecho fortuna pues se ha repetido varias veces por otros políticos. Nada nuevo bajo el sol.