Galicia (España)
Carlos Ruiz Miguel (26/7/2011)catedral-de-santiago-de-compostela
Ayer, día 25 de julio, se celebró la fiesta del Apóstol Santiago, patrón de España. Dos noticias se han producido en el último mes. Las dos importantes. Pero la opinión pública se ha quedado con la importante en lo temporal y casi nadie sabe de la trascendente. Supongo que es el «signo de los tiempos».

I. LO TEMPORAL: EL HURTO DEL CÓDICE CALIXTINO
Aquí me he ocupado hace unos días de la sustracción del Códice Calixtino, denunciada el 7 de julio. Una noticia importante. Muy importante. Pero que responde al orden de lo temporal.

El Códice Calixtino es, indudablemente, una obra de arte. Es, también, una obra importante para la historia de la Iglesia, y para la historia de España y de Europa.

Pero hay que reconocer que a pesar de esa importancia, muy grande, el Códice Calixtino no resulta un elemento decisivo para la fe de los creyentes.

II. LO TRASCENDENTE: NUEVOS DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS AVALAN QUE SANTIAGO APÓSTOL ESTÁ ENTERRADO EN SANTIAGO
Muy diferente es lo que ocurre con otra noticia publicada un mes antes de la fiesta del Apóstol. Me refiero a que hace poco se ha descifrado el nombre de Jacob en la tumba del Apóstol.

Apenas El Correo Gallego, el Faro de Vigo y La Opinión de Coruña publicaron esta noticia. Las agencias EFE y Europa Press también se hicieron eco de la misma. Pero la noticia no consiguió los titulares que ha tenido la sustracción del Códice Calixtino.

Y, sin embargo… si el Códice Calixtino existe es porque existe el sepulcro del Apóstol Santiago.

Aquí ya recordé que, si bien la presencia del Apóstol Santiago en España no es una «verdad de fe», hay razones para pensar que esa presencia es históricamente cierta y, sobre todo, hay razones para AFIRMAR SIN GÉNERO DE DUDA que no es Prisciliano quien está enterrado en la catedral de Santiago.

El reciente descubrimiento de que el sepulcro que alberga la catedral de Santiago es de un «Jacob» judío, que es «mártir» y es del siglo I, ese sí es un descubrimiento trascendente.

Y no, por supuesto, porque convierta en una «verdad de fe» la presencia del apóstol Santiago en España.

Sino porque nos reafirma que no nos han engañado quienes nos han dicho que el apóstol Santiago está ahí. Pudiera ser que al final no sea «verdadero» que el apóstol está ahí, pero nadie puede negar, objetivamente, que los elementos existentes son de tal entidad que permiten considerar como «veraz» la afirmación que durante siglos se ha hecho.

Por eso, este descubrimiento refuerza nuestra fe, nuestra confianza, en una tradición religiosa mantenida durante siglos.

carlos-ruiz-miguelY, por eso mismo, reafirmados por esa tradición religiosa veraz, podemos confiar en el apóstol Santiago para que nos ayude a afrontar los difíciles retos que nos esperan.10

Algunos quieren que se produzca el milagro de que en la fiesta del Apóstol aparezca el desaparecido Códice Calixtino. Sea. Los milagros están bien. Pero que no nos lleven a minusvalorar los descubrimientos de la ciencia. Y este descubrimiento arqueológico vale por un milagro.

N. de la R.
Este artículo, que también pueden ver en  Desde el Atlántico,  se publica con la autorización de Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela.