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espacioseuropeos.com (25/8/2011)

Mikel Buesa
Mikel Buesa

En un artículo publicado en su blog, Mikel Buesa acusa al Ministerio de Interior  de estar «sobrepasando la ley cuando concede permisos de salida o un régimen de prisión atenuada a ex miembros de ETA que no han actuado como delatores», como es el caso de Asier Carrera, el etarra que asesinó a su hermano Fernando y a su escolta, el ertzaina Jorge Díez.

El asesino Asier Carrera lleva cumplidos diez años y nueve meses de la pena que le fue impuesta en el año 2000.

Hace unos días, Buesa se enteró que el etarra Asier Carrera Arenzana había sido trasladado a la prisión de Nanclares de Oca, «dentro del programa de reinserción de presos etarras que puso en marcha, hace tres años, Rubalcaba y que ahora continúa su sucesos en el Ministerio de Interior».

El contraste entre esta noticia, publicada en El Confidencial,  y la que recibió el día de la detención del asesino de su hermano, la describe así: «Entonces -el 11 de noviembre del año 2000- fue el Ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el que me llamó a las 21,45 h. para decirme que Carrera había confesado ser uno de los asesinos de Fernando Buesa (…) El contraste es notorio. Para el Ministro del PP, los familiares de las víctimas merecíamos conocer de primera mano los acontecimientos que nos afectaban directamente. Para el Ministro del PSOE ni siquiera existimos».

Buesa comenta que «se supone que, para entrar en el programa de reinserción, los presos etarras tienen que haber pedido el perdón a las víctimas de sus acciones. El Ministro Camacho me conoce personalmente y podría haber tenido la deferencia de informarme del asunto».

Algunos párrafos de la declaración del etarra tras su declaración, y en presencia de representantes de las instituciones correspondientes, dicen así: «Carrera reconoce pertenecer a ETA-Militar y estar encuadrado en su Comando Vizcaya. Señala también que lleva en la organización terrorista ´aproximadamente tres años, siendo él el que captó para la banda a ´Luís Mariñelarena Garciandía, al que conocía por ser vecino de su pueblo´. Y dice que, dos meses después de haber captado a su compañero, acudió con él a Francia a entrevistarse con Javier García Gaztelu, apodado «Txapote», quien, además de presentarles a una tercera persona llamada Diego Ugarte´, les ordenó formar un «Comando Legal armado» y les dio «instrucciones sobre la zona en la que iban a desarrollar su actividad, en la que deberían alquilar un piso que utilizarían como base de operaciones». Txapote también les dice que deben centrar todo su esfuerzo y actividad en conseguir información exhaustiva sobre personalidades de la vida política».

La obtención de información sobre Fernando Buesa «fue comunicada a Txapote, en cita preestablecida, de manera que se le entregó a éste un croquis detallado sobre la zona donde podría llevarse a cabo un atentado».

Tras recoger un vehículo robado, que ETA les entregó, «Carrera, Mariñelarena y Ugarte prepararon el coche-bomba con el que mataron a mi hermano Fernando Buesa y a Jorge Díez. Carrera dice que, «para llevar a cabo la acción, estacionan su vehículo o el de Diego Ugarte, de tal forma que, a la hora prevista para realizarla, aparcaban el coche-bomba en el lugar sustituyendo el primer automóvil». Detalla también que intentan efectuar la acción en numerosas ocasiones, sin poder llegar a realizarla por diversas circunstancias, hasta que el día veintidós de Febrero del presente año [el 2000] el declarante [Carrera] observa el paso del señor Buesa por el punto donde tenían estacionado el coche.bomba, accionando el emisor que provoca la explosión del mismo, ocasionando la muerte instantánea del dirigente socialista y la de un miembro de la Policía Autonómica Vasca que efectuaba labores de escolta».

Los etarras Carrera y  Marileñarena
Los etarras Carrera y Marileñarena

«Ahora el Ministerio del Interior nos dice que se ha alejado de la violencia de ETA, que está arrepentido, que se desvincula de la banda terrorista y que, por ello, es merecedor de la reinserción para la que se prepara en la prisión de Nanclares de Oca. Me permito dudar

-escribe Buesa de todo ello. Primero, porque el arrepentimiento no me consta de ninguna manera, ni siquiera a través de algún formulario ad hoc elaborado por el Ministerio del Interior. Segundo, porque, desde la perspectiva de la doctrina penal española, plasmada en el Código Penal que, en esto, sigue el planteamiento italiano de los pentiti, el arrepentimiento se vincula con la delación. Para la ley penal sólo está arrepentido el que actúa como un chivato que ayuda a los jueces a probar los delitos cometidos por sus compañeros. Y se debe señalar que Asier Carrera, de momento, no ha sido un chivato. Ni siquiera ha ratificado en sede judicial la declaración a la que antes me he referido; y menos aún lo ha hecho durante el juicio que se le siguió por los asesinatos de mi hermano y de su escolta en la Audiencia Nacional, donde, por cierto, se negó a declarar y mostró en todo momento una actitud despreciativa con respecto al tribunal que le juzgaba. No obstante, tendrá su oportunidad el próximo otoño cuando se juzgue a Javier García Gaztelu por esos mismos asesinatos: entonces podrá dar testimonio público de que Txapote ordenó los crímenes y contribuyó materialmente a ellos. Si esto ocurriera, podría considerarse a Carrera como un arrepentido en el sentido penal, aunque su arrepentimiento sea sólo una estrategia para recuperar la libertad».

Buesa aclara que «nuestro Código Penal no acepta, como por el contrario ocurre en Italia, la doctrina de la disociación, o desvinculación de los terroristas con respecto a sus organizaciones, como fundamento de la concesión de beneficios penitenciarios. Por ello, hay que decir con claridad que el Ministerio del Interior, con el beneplácito del juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, está sobrepasando la ley cuando concede permisos de salida o un régimen de prisión atenuada a ex miembros de ETA que no han actuado como delatores».

Buesa se muestra pesimista y piensa que «Carrera, el asesino, no llegue a cumplir la pena a la que fue condenado. Y lo mismo puede ocurrir con Mariñelarena, condenado también por asesinar a mi hermano, que ha entrado en la rueda de la reinserción».