España
Carlos Ruiz Miguel (19/9/2011)

- Nuestro candidato vale mucho, mucho! -¿Y... cómo se llama? - Hombre... no me acuerdo.
– Nuestro candidato vale mucho, mucho! -¿Y… cómo se llama? – Hombre… no me acuerdo.

Las etimologías guardan siempre maravillosas sorpresas. Una de las etimologías más interesantes es la de la palabra «ministro», particularmente en estos momentos de crisis. Aquí, como en casi todo, los conocimientos clásicos ofrecen una guía segura para tratar los problemas actuales, cuyo olvido sólo produce enormes estropicios.

La palabra «ministro» viene del latín «minister» que significa «sirviente». Emparentadas con «ministro» están otras palabras como «menos», «menor», «miniatura» o «minúsculo». ¿Qué ha ocurrido para que los que nacieron como «modestos», «menores» o «sirvientes» se hayan convertido en una casta privilegiada y altiva? La respuesta es que la política ha pasado de ser un «servicio» a ser una salida para vivir muy bien a costa de los demás.

Cuando hablo de «ministros» incluyo a los políticos en sentido amplio: consejeros autonómicos, ediles, parlamentarios, altos cargos en general. No niego que entre ellos pueda haber personas con vocación de servicio, pero parece claro que las normas que rigen la política aprobadas por la mayoría de esos políticos hacen que esa vocación, si existe, quede bastante disimulada.

El asunto era menos llamativo en la época de las vacas gordas. Pero ahora tocan las vacas flacas y los políticos disfrutan de una serie de prebendas que resultan inaceptables. Y lo que es peor, el tratamiento que se da a la denuncia de esas prebendas es insultante hacia la ciudadanía.

En Galicia se está discutiendo sobre algunas de esas prebendas: coches oficiales, teléfonos móviles oficiales, etc. Y la respuesta de algunos políticos y periodistas ante esto es bastante escandalosa. No parece de recibo que un periodista critique la laudable decisión de la diputada Carme Adán de renunciar al coche oficial diciendo que eso es una «jugada política»: ¡ojalá todas las «jugadas políticas» fueran así! Más grave aún, si cabe, es la reacción de la presidenta del Parlamento de Galicia mostrando su «disposición» a «llegar acuerdos que abaraten la factura de los coches oficiales». No.

La señora Pilar Rojo, como presidenta, debe ser la primera en impulsar un acuerdo no para «abaratar», sino para suprimir esa factura.

Recordaba en este diario Juan Soto el aniversario de uno de los políticos e intelectuales gallegos más importantes de los dos últimos siglos: Pastor Díaz. Y recordaba que él, tres veces ministro, rector, académico y senador vitalicio murió con un modestísimo patrimonio. Y es que Pastor Díaz sabía bien que ser «ministro» era servir y no una vía de conseguir canonjías. Por eso algunos le quieren olvidar. Por eso, otros lo recordamos.

NOTA:
Este artículo, que pueden ver en Desde el Atlántico, se ha publicado en el diario ABC, edición de Galicia el día 17 de septiembre de 2011. Nosotros lo publicamos con la autorización de su autor, Carlos Ruiz Miguel, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela.