Europa/Economía
Manuel Funes Robert (17/10/2011)

Bander de Grecia
Bander de Grecia

La moneda única ha sido un paso importantísimo para unificar políticamente a Europa. Más incluso de lo que lo haría una constitución europea. Por encima incluso de que la administración del euro se haga bien o se haga mal. Si se hace bien seremos más unidos y más ricos; si se administra mal, estaremos más unidos pero más pobres.

Con el euro se ha conseguido concentrar su administración en manos de los intereses financieros privados de lo cual deducimos una primera ventaja para Grecia si se separa del euro. La recuperación de su soberanía monetaria, que como todos los países, la UM pasó a una sola mano. Otra ventaja sería librarse de las cargas crecientes que desde Bruselas se imponen a Grecia. Cada vez hay que darle una vuelta la torniquete del ajuste, con lo cual, si no recibe más ayuda llegará a la quiebra con las consiguientes necesidades de más ajuste que se le imponen para recibir más ayuda. De estos males se deshace Grecia si abandona el euro.

Lo que no implica que el euro no siga circulando por Grecia. Por otra parte tenemos al Reino Unido fuera del euro, con banco central propio y si sigue las reglas del ajuste no es porque se le imponga desde fuera sino por la torpeza del primer ministro.

Pero aparte de liberarse, Grecia haría algo más. Como el dracma, al reaparecer tendrá un valor muy bajo respecto al euro aumentaría de inmediato sus exportaciones al resto de la zona euro.

Una cosa más: como estos argumentos también se podrían aplicar para la salida de cualquier país, podemos llegar a la conclusión de que no sería malo que salieran todos de la Unión Monetaria. De lo cual se deduce que el éxito político de la UM ha ido acompañado de un perjuicio económico general. Y todo por una simple causa, porque la financiación del conjunto se ha puesto en manos de quien no sabe no quiere saber el concepto y misión de la financiación de los estados.

Tenemos que decir también que los asuntos menores a los que se dedican los mandos de la UE -gastos superfluos, duplicados, etc.- como han sido compatibles con épocas de pleno empleo no sirven para explicar el desempleo, sino para distraer la atención de los responsables políticos de la Unión Monetaria.