España
espacioseuropeos.com (29/11/2011)julio-anguita
El digital eco.republicano publica una entrevista con Julio Anguita, ex coordinador general de IU (Izquierda Unida), de la que, por su interés, recogemos algunos párrafos.

Especto a las campañas electorales, Anguita se manifiesta así: «A mí no me ha visto nadie visitando guarderías en una campaña electoral. O visitando un hogar de pensionistas. O yendo a una fábrica a estrechar solamente manos. Se lo diré a usted sinceramente: me parece repugnante. Esa visión de las campañas electorales me produce asco. Cuando he ido a una fábrica he exigido que me presenten a la gente. Y preguntar para aprender -esto para qué sirve, para qué se hace- y la única vez que lo intentaron «no, no, esto entras y sales dando manos». Pues conmigo no contéis. Y tuve una bronca».

Acerca de los sindicatos se pregunta «¿Por qué se ha firmado lo que se ha firmado? Primero por un tema de subvenciones que está en el Boletín Oficial del Estado. Pero podrían no haber firmado y no habría pasado nada. Claro, a los sindicalistas de UGT y CCOO eso les hubiera llevado a otra contradicción: siguen votando al PSOE. Supongo que esto, entre otras cuestiones, influiría en la falta de movilización durante la pasada huelga general de septiembre. La huelga fue importante en la clase obrera, las grandes fábricas. El resto es una sociedad ya de servicios. Una huelga significa una rebelión y los desfavorecidos tienen pocos mecanismos para la rebeldía. En España ahora mismo los únicos que pueden ir a una huelga son los que tienen el salario fijo, los funcionarios. Paradójicamente, les hagan lo que les hagan, creo que están terminando por ir a los establos del ganado bovino. Se han instalado ahí a esperar que los vayan matando. Espero que haya una reacción. Digo espero porque confundo el verbo esperar con el desear».

Para Anguita la Constitución «es un trapo. La transición fue una estafa, una estafa tremenda. Los que entonces éramos dirigentes de provincias no estábamos en lo de Madrid. Y cuando llegamos conocimos los entresijos. Fuimos de dominguillos, aunque las grandes figuras digan ahora que fueron hombres de Estado. La Constitución ya entonces tomó un sesgo que ha llevado a esto. Todos los días se desmienten artículos enteros: el 31 sobre la progresividad de la fiscalidad, el de los convenios colectivos… Todo el Título VII sobre economía y hacienda es algo que se incumple totalmente, el tema de la herencia a la corona, el de la adhesión a la Comunidad Europea, lo de la OTAN… Hace ya más de 15 años, en el 96, dijimos desde el Partido Comunista «pues miren ustedes, quédense con ella».

El periodista le cuestiona esa opinión: A pesar de ello hay como una fiebre constitucional. Cada comunidad autónoma quiere la suya, su estatuto, su documento. Anguita le responde: «Esto es un poco de Señorita Pepis. Les han dado un juguetito. Soy partidario del estado de las autonomías, es más, soy federalista. No voy a negar, por tanto, una visión federal del Estado, que por otra parte es crear un Estado unitario. Pero esto se ha convertido en un juego. Por ejemplo, el caso de Andalucía. ¿Usted cree que es serio pasar de un estatuto de 75 artículos a uno de 250? Es un suflé. Se mete en el horno y empieza a subir. Es una inflación de palabras: no tiene nada. Votó el 36’6% de la población. La gente pasa olímpicamente de estas tonterías».

Sobre el 23-F opina que detrás de esto «estaba el rey. No digo yo que el rey se sentase a organizar, pero lo sabía. ¿De qué género de indigencia mental es creer que cuando los servicios de información saben esto no se lo transmitan al jefe supremo de las fuerzas armadas? Lo que pasa es que utilizaron a la persona menos indicada. Tejero fue a dar un golpe fascista. En ese caso fue la persona más coherente que había allí (ríe). El resto lo que intentaban era dar un golpe gaullista. La idea era convencer a los portavoces de los partidos y que votasen al elefante blanco, que podía ser Armada. Y luego el rey hubiese sancionado, cuando se utiliza esa expresión de «a mí dádmelo hecho…» Creo que si el rey hubiese apoyado el golpe hubiese triunfado, pero hoy estaría en el exilio. Del que partió el golpe ya está muerto, Sabino Fernández Campo«.

Su punto de vista sobre la sociedad española: «También está el poder de la tremenda inercia de la sociedad española. No quiero librar a la sociedad española de sus culpas, que también las tiene. Somos los hijos de Fernando VII, un pueblo que gritaba vivan las caenas y que hoy está entontecido por la Roja. A los niveles de alienación que se ha llegado con el fútbol… hay un discurso patriotero, que no patriótico, que ha sido elaborado durante la democracia. Y nos encontramos con una población a la que, en líneas generales, le falta el nervio, porque no ha conquistado la democracia: se la han regalado»

Y no podía faltar su crítica hacia los medios de comunicación: «Los medios de comunicación, junto a los políticos (que se salve el que pueda) se han puesto al servicio del gran amo, del capital. Son sus perros fieles. Y obedecen. ¿Quiénes son los periodistas? ¿Los grandes comunicadores que ganan un pastón? ¿O aquellos como mi hijo [Julio Anguita Parrado, fallecido durante la guerra de Irak en 2003] que llevan la cámara, tienen contratos basura y pueden echarlos cuando quieran? No es el cuarto poder. Es el poder del capitalismo metido en los medios de comunicación. Es el que ordena las informaciones y crónicas… ¡si hasta las crónicas del debate sobre el estado de la nación ya están hechas previamente!»

La Roma actual, el Imperio, o sea, Estados Unidos, desempeñan su rol: «Detrás de los asuntos que pasaban en las fronteras del Imperio Romano estaba Roma. Cuando se expande, evidentemente, se es responsable. La historia de los Estados Unidos es la historia de la injerencia en otros estados. Naciones Unidas ha votado 19 veces en contra del bloqueo contra Cuba»; «Cuando un presidente de república se presenta en tres elecciones durante 12 años y también a una serie de procesos de revocación… que me digan dónde está el dictador. Pueden chocar las formas de Chávez, a mí muchas no me gusta. Pero los que dicen que es un dictador luego no suelen criticar al rey de Arabia Saudita, al rey de Marruecos o denunciar a Israel y sus genocidios».